RUPERTO DE DIOS LARA
Lustres mentes han buscado siempre Una Breve descripción o acercamiento entre la filosofía y Jesucristo nos hace entrever lo muy difícil de entender a nuestro alcance en estos menesteres cotidianos del pensamiento en busca de los principios del mismo conocimiento o epistemología; como también la misma teología sistemática en nuestra actualidad. Para adentrarnos en los recovecos de la filosofía, debo entender a la misma como los varios caminos para comprender las realidades o los principios de lo que queramos entender en forma racional; y para poder entender el pensamiento de Jesucristo debo adentrarme al personaje de Jesucristo, no tanto a la teología, a mi parecer; el cristianismo es la certeza en un solo camino, para llegar a un solo fin, la salvación del alma, hasta la eternidad. Entra pues, la controversia entre la fe y la razón, otros emparejan tales inclinaciones. Ha habido corrientes de pensamientos para llegar a conocer las realidades o los fundamentos del mismo pensamiento, raíces que fundamentan las cosas que nacen o florecen de una supuesta nada. Se han empeñado en el principio de todas las cosas, en buscar un patrón en la inmensidad de lo infinito, otros buscaron en su filosofía a Dios, al igual lo desecharon. Ciertos se transformaron en su propio dios. Los antiguos filósofos para aproximarse a la reflexión sobre el origen del Universo y del hombre mismo plantearon el concepto arché (arjé), o sustancia primigenia, elemento esencial del que estaba compuesto el mundo físico, como el agua, el aire y el fuego y hasta los números. Entre ellos se encontraban: Tales de Mileto, Anaximandro inventó el término ápeiron, (Lo indefinible, no tenía forma ni límites), Anaxímenes, Pitágoras. Para Heráclito el arché era una sustancia en constante cambio y transformación que, sin embargo se mantenía en equilibrio (ley universal logos), una especie de razón superior que ordenaba el Universo. Entre otros pensadores se encontraban Empédocles, Anaxágoras, Sócrates (Considerado el fundador de la filosofía occidental; Demócrito, Platón (uno de los filósofos más importantes de la historia). Diógenes, Aristóteles que abrió en Atenas la escuela “el Liceo”. con un razonamiento deductivo denominado “silogismo” basado en la lógica. Epicuro, Zenón que defendía dos ideas: que el Universo estaba gobernado por leyes naturales hechas por un “legislador supremo” y que el hombre no podía hacer nada para cambiar esa realidad.
Aun así, Zenón creía que los individuos tenían libre albedrío para decir qué tipo de vida llevar, y proponía que lo más adecuado era vivir en armonía con la naturaleza. El estoicismo tuvo mucha influencia en el Imperio Romano, en plena expansión del cristianismo. podemos seguir enumerando a Cicerón el primer gran filósofo romano, Séneca influyente moralista, Epicteto, Marco Aurelio Emperador romano, Escribió las famosas “Meditaciones”, Plotino creía en la reencarnación e inmortalidad del alma. Después llegaron los filósofos de la edad media, los filósofos de la razón, los de la revolución; filósofos del siglo XX, hasta nuestro siglo. Todas estas mentes en sus tratados hasta su muerte buscaron el camino hacia la verdad y la satisfacción de lo desconocido; de dónde venimos, que somos y a donde vamos. En una ocasión el insigne apóstol Pablo seguidor de Jesús, llegó a visitar a la gran Atenas, cuna de los grandes filósofos, cundiendo en ese momento el pensamiento de los seguidores de Epicuro (342-270 a.C.)
Este decía que la Naturaleza es la suprema maestra, y nos proporciona las sensaciones, los sentimientos y las expectaciones para probar la verdad. (placer y al dolor). Decía que se podían usar estos sentimientos para distinguir entre el bien y el mal que nos rodean. Los estoicos seguidores de Zenón de Citio (335-263 a.C.). Este creía en un poder creador y hacía del deber, la razón (o acuerdo con la razón divina), y la autosuficiencia la meta de la vida. Exhortaba a sus seguidores a aceptar las leyes de la naturaleza y de la conciencia, y a tratar de ser indiferentes al placer, el dolor, el gozo y el pesar. Al entrar Pablo como invitado al famoso edificio del alto tribunal llamado “Areópago”, le preguntaron los atenienses: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?, Disertándoles con gran elocuencia, señalándoles para que entendieran la placa del “dios desconocido” (Agnostos Theos), entre sus doce principales y las múltiples deidades menores; les predicó “el evangelio de Jesús, y de la resurrección” (no una nueva filosofía), El evangelio de Jesucristo son las buenas nuevas de que Dios Creador de todo lo que existe, proveyó el camino para que el hombre sea liberado del castigo del pecado. en Jesucristo les prometió una resurrección física para la vida eterna. A como él lo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Pablo de Tarso, disertó el verdadero camino del conocimiento y la razón por medio de la fe. esa fue la nueva noticia que hayan oído jamás los atenienses. -Les dijo al grupo selecto en el gran recinto-: “hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio”, queriéndoles decir como en otra carta escrita: “mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. A modo de terminar estos párrafos, a los filósofos se les llamaba “los grandes pensadores”, nadie los anuncio antes de sus nacimientos, a los primeros seguidores de Jesús que si fue anunciado su nacimiento miles de años atrás, los apodaban “los del camino”, después en Antioquia los llamaron por primera vez “cristianos”. Los filósofos son filósofos, los cristianos son cristianos. Para rematar en este breve apunte podemos decir que también hay filósofos cristianos, Pero no por ser cristiano se es filósofo. Me parece. Y por meterme en Honduras ya hasta me duele la cabeza. Saludos.