Hace algunos años Morena acuñó como propia la frase aquella de “la revolución de las consciencias”, con ella convenció a millones de mexicanos que eran la esperanza para devolverle a México la grandeza y sacarlo del bache en que lo había inmerso los gobiernos conservadores y neoliberales del pasado.
Con el transcurrir del tiempo, al menos en Tabasco se está viendo que se sigue en las mismas: no hay obra pública, escases de empleo, inseguridad, infraestructura médica deplorable y muchos problemas que durante tres años y cinco meses no han sido atendidos, mucho menos abatidos por quienes gobiernan.
En el 2018, los tabasqueños fueron a las urnas y depositaron su confianza en un hombre cercano a Andrés Manuel López Obrador: le dieron el triunfo a Morena, pero el ganador de la contienda comenzó a aliarse de lo más granado de aquel priismo rancio que tanto daño le hizo a la entidad y los resultados son harto conocidos.
Se puede afirmar que, ganó Morena, pero gobierna el PRI, esto último por la inclusión de muchos cuadros que en el pasado fueron acusados de toda clase de abusos cometidos desde el ex partidazo y que sintieron purificarse con el solo designio de ocupar una posición en el organigrama gubernamental.
Pero se olvidaron de algo, al pueblo no pueden engañarlo, y mucho menos a las comunidades indígenas de Tabasco, ese sector ha visto con preocupación como muchos de sus derechos han sido violentados y lo peor: ignorados.
Ante esa vulnerabilidad que han sufrido los indígenas tabasqueños, surgió la amenaza en voz de su gobernadora Candelaria Lázaro Lázaro: en el 2024 le retirarán su confianza y apoyo a Morena por no defender los intereses de los pueblos originarios.
Pero eso no es todo, ya no podrán convencer a los indígenas con dádivas y compra de votos, se tiene que olvidar de la operación electoral a través de la coacción y las mentiras que durante años les vendieron.
Candelaria Lázaro fue muy clara, los indígenas tabasqueños de Nacajuca fueron los que hicieron crecer a Andrés Manuel López Obrador, fueron ellos quienes pusieron el sudor, la fatiga y la sangre por darle cuerpo a un movimiento que nació en los lugares olvidados de Tabasco.
Para desgracia de los indígenas tabasqueños, su situación sigue siendo la misma de hace 30 años: el olvido y políticas públicas ajenas a sus necesidades.
Ese sector ve en los gobernantes de Morena a gente sin amor a la lucha social, porque son los mismos a los que combatieron durante años; a ellos combatieron con marchas y plantones, solo se disfrazaron de demócratas para seguir pegados a la ubre presupuestal.
Ese sector de la población, tal vez el más olvidado por todos los gobernantes, ya se dio cuenta que quienes ahora están en el poder son los mismos que los engañaron en sexenios anteriores, son los mismos que los manipularon desde el PRI, el PRD y ahora en Morena, pero que jamás han hecho nada para que salgan del atraso en el que se encuentran.
Por eso ya no van a pactar con ellos con dádivas, ahora lo harán públicamente porque ya despertaron y quieren recomponer el camino. La advertencia es clara: los mismos que impulsaron a Andrés Manuel López Obrador para llegar a la presidencia de la república, serán los que sepulten a Morena en las futuras contiendas electorales, solo hace falta que se levante un nuevo líder que los abandere.