Como en los viejos tiempos del PRI, y quizá con mayor intensidad, el gobierno de Morena hace campaña vil y descaradamente por sus candidatos en los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, donde habrá elecciones el próximo 5 de junio.
Los políticos de antes hacían este tipo de actividades en la oscuridad, escondidos operaban para sus candidatos y llamaban a sus oficinas a líderes naturales y formales de las entidades en disputa, para “convencerlos” de que apoyaran sus proyectos. Comparaban conciencias.
Sin embargo, en la actualidad ya no es así; ahora, enviados del gabinete del presidente López Obrador van hasta el lugar de los hechos, a fin de “aceitar” la maquinaria y el aparato de Estado, sobre todo donde ya son gobierno, para ganar “por paliza” a una oposición que todavía no encuentra la fórmula para derrotar al monstruoso Movimiento de Regeneración Nacional.
Queda claro que en esta lucha no importa a costa de qué ni de quién se obtenga el triunfo, a los políticos de hoy solo les interesa el “carro completo”, pretenden ganar en todas las entidades, en todos los municipios, en todos los congresos locales y federal, a efecto de lograr el poder absoluto, desaparecer lo que les estorba y establecer un imperio absoluto.
Al presidente López Obrador no le interesa la veda electoral en ningún momento. Se pasó las restricciones por el arco del triunfo en las elecciones del 2021, en la Revocación de Mandato y no tendría por qué no hacerlo en las de este año. Y con este antecedente ya nos podemos imaginar lo que va a pasar en 2023 y 2024.
La “Mañanera” se ha convertido en un acto de proselitismo oficial y los gobernadores emanados de Morena se han sumado a las campañas por mandato presidencial. Es decir, lo que la gente rechazó en 2018 porque ya estaba harto de la dictadura perfecta del PRI es lo que ahora le imponen sin pudor alguno.
En la pasada Revocación de Mandato, Adán Augusto López Hernández, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), no solo hizo campaña, sino que lo confesó en un acto político en el estado de Sonora en un reto abierto a las autoridades del INE, a quienes por cierto les anticipó que ya se iban.
Sus dichos estaban sustentados en la reforma electoral propuesta por el presidente López Obrador a la Cámara de Diputados. El problema es que no sabía, en ese entonces, que las acciones tiranas del régimen actual lograrían unir a la oposición para convertirse en un sólido bloque entre el PRI, PAN y PRD que no dejaría pasar la Reforma Eléctrica ni la que sugiere la desaparición del único órgano ciudadano con el que cuenta México.