A 26 años de su establecimiento, el Horario de Verano en México está a punto de llegar a su fin, pues es mínimo el ahorro de energía y es considerable el daño a la salud de los mexicanos. Después de casi tres décadas hay muchos que todavía no se aclimatan a esta medida que, en 1996, decretó el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.
El cambio de horario, que consiste en adelantar un ahora en el reloj, inicia el primer domingo de abril y concluye el último domingo de cada año y, según demuestran algunos estudios, puede ocasionar fatiga crónica, cansancio, e incluso alterar los ciclos circadianos (cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas) en algunas personas.
Ernesto Zedillo Ponce de León, en 1996, decretó esta medida con el objetivo de ahorrar energía eléctrica a través de un mejor uso de la luz natural; sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, por fin, anunció este miércoles la conclusión de esta medida que ha causado más daños que beneficios.
También se perseguía, en su momento, el propósito de empalmar los horarios de México y los Estados Unidos para no afectar el comercio ni el turismo. Lógicamente se tenía la idea de que disminuiría considerablemente la demanda de energía eléctrica al aprovechar de manera más eficiente la luz solar.
También se preveía una reducción en el consumo de combustibles utilizados para la generación de energía eléctrica, lo cual contribuirá, a su vez, a disminuir la emisión de contaminantes en el país. A 26 años de antigüedad del programa las condiciones han cambiado y la producción también.
Sin embargo, los estados de Sonora y Quintana Roo fueron las únicas entidades del país que no resultaron afectadas por esta medida, ya que desde mucho antes su horario estaba empalmado con el de los Estados Unidos.
En ocasiones anteriores el presidente López Obrador ha tocado el tema, pero no se ha determinado nada. Inclusive, cuando fue jefe de gobierno del D.F. (ahora Ciudad de México) dijo que el Horario de Verano era una medida inconstitucional que no se había consultado al pueblo para ejecutarla.
Actualmente ha subrayado que los beneficios son escasos, pues durante el período en que se adelanta el reloj una hora solo representa un ahorro de mil millones de pesos, los cuales podrían lograrse sin necesidad de dañar la salud de la población, si ésta se somete a una campaña de concientización para consumir menos energía.
De acuerdo a los estudios que se han hecho conjuntamente entre la Secretaría de Energía (Sener) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el gobierno de la Cuarta Transformación analiza la posibilidad de anular el decreto zedillista y volver el horario a la normalidad, como estaba antes, a fin de evitar daños en la salud de la población mexicana.
Este, entonces, podría ser el último período del Horario de Verano en México, y, quizá, el pueblo le aplaudiría la decisión al presidente López Obrador; sobre todo en el campo, donde el ganado de ordeña y las aves, entre otros, no entienden esas medidas.
En la ciudad, los trabajadores de distintos sectores sufren también cuando tienen que madrugar una hora antes de ir a sus centros laborales.