Eugenio Hernández Sasso
El actual gobernador Carlos Manuel Merino no ha querido reconocer que su mandato no ha funcionado del todo bien y, a pesar de tener recursos programados para acciones específicas que podrían favorecer al pueblo, no se ha ejercido en su totalidad el presupuesto.
El pasado miércoles negó rotundamente que haya un subejercicio en su administración y contradijo los resultados del informe que su mismo ex secretario de Finanzas Said Mena Oropeza presentó al Congreso del Estado en el primer trimestre de 2022.
El documento mostró, en su momento, que al primer trimestre del año el Poder Ejecutivo estatal generó un subejercicio de mil 978 millones de pesos, ya que había programado un gasto de 14 mil 525 millones de pesos, de los cuales ejerció solamente 12 mil 616 millones de pesos.
Merino Campos podrá engañarse solo pero no al pueblo, con el argumento de que en Salud, Obras Públicas y Educación hay procesos que tienen que cumplir sus tiempos. La verdad es que el dinero que no se ejerció en esas dependencias, simplemente no se gastó en lo que se debía y punto.
Aunque diga que Said Mena Oropeza se fue por su propio gusto, es seguro que algo tuvo que ver la información que demuestra que, en el primer trimestre del presente año, la Secretaría de Educación no ejerció 710 millones de pesos, Salud 598 millones de pesos y Obras Públicas 257 millones 127 mil pesos.
La incapacidad del gobierno actual de Morena para invertir con eficiencia los recursos del presupuesto público generan mayores problemas a la población, porque si de algo carecen los tabasqueños es en materia de salud, ya que los hospitales no están en condiciones óptimas ni cuentan con medicamentos suficientes.
En educación las escuelas no tienen mantenimiento y muchas están en riesgo de colapsar, razón por la que padres de familia de diferentes comunidades, temerosos de que sus hijos vayan a sufrir un accidente o, incluso a perder la vida, protestan un día y otro también.
En materia de obras públicas solo se ven edificaciones como los distribuidores viales de avenida Universidad y Seguridad Pública, los cuales van muy atrasados y, la verdad sea dicha, el primero ya empieza a presentar algunos “pequeños bachecitos” en el asfalto, independientemente de que la deflexión parece estar a su máximo nivel.
A simple vista se ve la curva que hacen las vigas del distribuidor y, sin ser ave de mal agüero, no sea que un día, por alguna razón, se congestione la circulación de vehículos en el mismo y se desplome por no soportar el peso.
La otra obra es la del malecón Leandro Rovirosa Wade en la colonia Gaviotas Norte que ya sabemos cómo la rechazan los pobladores del lugar, y el Malecón Carlos A. Madrazo, en el centro de la ciudad de Villahermosa. Todas ellas con recursos federales y no se sabe de otras, pero sí se dejaron de gastar recursos para tal efecto.
Los problemas del gobierno de Carlos Manuel Merino no son poca cosa, pues hasta el primer trimestre del año también arrastraba un saldo de 6 mil 500 millones de pesos en cuentas a pagar a corto plazo, y, de este monto, el 24.43 por ciento correspondía a proveedores.
De éstos, 458 millones de pesos se le adeudaba a quienes hicieron acuerdos en el presente gobierno, ya sea cuando estaba al frente Adán Augusto López Hernández o el mismo Carlos Manuel Merino.
Quizá por esas razones es que la encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI determinó que el 83.6 por ciento de la población no vio efectividad en las acciones del gobierno del estado para atender las principales problemáticas que se viven a diario, entre las que destacan baches, alumbrado insuficiente y delincuencia.
Pero el gobernador Merino, en vez de aceptar que su gobierno está muy mal y que eso le puede traer repercusiones posteriores, está dedicado a pasear, a no hacer nada y navegar “de muertito” mientras le cuida la casa al secretario de Gobernación.