El mercado José María Pino Suárez, que pudo ser el mejor centro de abasto del sureste, e inclusive de gran parte del país, terminó en un engaño.
Gabriela Jiménez/Ultimátum
(Primera parte)
Lo que pudo ser el mejor mercado de todo el sureste mexicano, e inclusive de gran parte del país, según el proyecto que se tenía previsto, se ha convertido únicamente en un centro de abasto inoperante con más problemas que beneficios para clientes y los mismos locatarios.
El nuevo mercado José María Pino Suárez de Villahermosa, con un costo de más de 400 millones de pesos, tenía la expectativa de ser un mercado moderno, confiable, seguro, bonito y que se pudiera operar mejor que cualquier otro; sin embargo, la realidad es que se convirtió en un centro de abasto con muchos problemas técnicos, de tipo personal y legales, que hasta el momento no se han logrado resolver y que mantienen en la zozobra a los más de mil comerciantes agrupados en las diferentes uniones.
Desde la falta de extractores de aire que funcionen hasta elevadores que permanecen descompuestos, son de los problemas que aquejan a este centro de abasto.
Las escaleras eléctricas constantemente dejan de funcionar y los clientes tienen que utilizar las escalinatas fijas, lo que representa una dificultad para personas de la tercera edad y discapacitados, ya que tampoco todos los elevadores sirven.
El calor que impera durante el día, dentro de la nave central, es inaguantable, por lo que tanto clientes como concesionarios se han quejado a las autoridades municipales y han exigido extractores de aire o por lo menos ventiladores, ya que no se puede climatizar por la forma en que fue construido.
No han pasado cuatro años de su inauguración y el mercado luce sucio, sus paredes llenas de telarañas, las plantas y flores que dejaron en los techos de algunos locales se murieron por el exceso de calor y falta de mantenimiento.
El inmueble presenta problemas de toda índole, por ejemplo, el único elevador para automóviles de los locatarios no funciona, además que quienes realizaron el proyecto millonario no tomaron en cuenta los tiempos, ya que nada más subir y bajar un vehículo en ese elevador se lleva más de cinco minutos y hay más de mil concesionarios.
El agua ha sido otro problema, ya que varias bombas se han quemado desde que entró en funcionamiento el nuevo centro de abasto.
De la misma manera, los baños del mercado fueron concesionados a un particular desde la primera vez que Evaristo Hernández Cruz fue presidente municipal de Centro y, hasta el momento, esa concesión sigue vigente, a pesar que los locatarios han peleado por muchos años que los baños vuelvan a ser del ayuntamiento o administrado por ellos y no por algún particular.