GUILLERMO HÜBNER DIAZ
La participación de México en la IX Cumbre de las Américas, efectuada la semana pasada en Los Ángeles, California, no sólo fue una expresión “robusta” –así la calificó el Canciller Ebrard- de la doctrina López obradorista que propugna la correspondencia y la igualdad en las relaciones internacionales, bajo la máxima juarista de que “entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”, sino la reafirmación de un liderazgo encaminado a la construcción de la “Patria grande”, que promovió Bolívar.
La doctrina Lópezobradorista, caracterizada por impulsar un trato entre iguales “y el diálogo como principal vehículo para forjar acuerdos”, ha trascendido fronteras y hoy es materia de discusión y análisis en importantes foros -dentro y fuera de México-, especializados en temas que corren paralelamente con el de la globalización, como es el de la integración de Latinoamérica en un bloque, semejante al europeo, para enfrentar un futuro que parece arrebatado por las grandes potencias, China incluida.
Que EU invitara a participar a todos los países del área, fue una petición fija del Presidente López Obrador, para que las diferencias se tratasen de frente con la posibilidad nunca descartada de que por medio del sencillo método de hablar y escuchar, se limaran algunas asperezas e incluso se tomaran acuerdos para mejorar las relaciones con los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
México insiste en su postura de fortalecer su política exterior, lo hizo ahora en Los Ángeles, pero también antes durante sus intervenciones en reuniones del G20 o la ONU.
Después de la bienvenida, a cargo del Presidente Biden, el representante mexicano, Marcelo Ebrard, dialogó con sus pares de EU: Antony Blinken y de Canadá: Melanie Joly, el punto del encuentro trilateral, fue el interés del Presidente López Obrador, de enfrentar los retos regionales con una visión de futuro integral, que culmine con la instauración de una Unión Americana para producir lo que el área consume, sin descartar intercambios con Europa y otros continentes.
El canciller mexicano apuntó que en la VI Cumbre, efectuada en Cartagena, Colombia, el 14 y 15 de abril de 2012, 34 jefes de Estado y de Gobierno, acordaron, de la mano del lema de la reunión: “Conectando las Américas: Socios para la Prosperidad”, invitar a todos a las siguientes, pues el propósito era y es la integración física y la cooperación regional como medio para alcanzar mayores niveles de desarrollo y superar los desafíos del Hemisferio en varias áreas clave incluyendo pobreza y desigualdad, seguridad ciudadana, desastres y acceso y uso de tecnologías.
Además, se presenta la oportunidad para definir conjuntamente una agenda hemisférica al más alto nivel que aborde los desafíos urgentes e impulse un cambio positivo. Pero esto y más, poco le importó al Tío Sam que puso “oídos sordos” y, “abonando” que en Cuba, Nicaragua y Venezuela, gobiernan dictaduras, cerró las puertas a los gobernantes de estas tres naciones y a poco se estuvo de que la Cumbre resultara un resonante fracaso.
No obstante, el mensaje del gobierno mexicano de diálogo incluyente y trato igualitario, quedó bien cincelada en la conciencia del anfitrión y sin lugar a dudas en la de la inmensa mayoría de los asistentes, lo mismo que la voluntad de trabajar y cooperar de México con todas las naciones de América para asegurarles a las nuevas generaciones un futuro pleno en posibilidades de múltiples realizaciones personales y colectivas.
La voz discordante respecto de la propuesta mexicana de una integración continental, fue la del senador “morenista” Ricardo Monreal, dijo que se equivocaba el presidente de México al no asistir a la Cumbre por la exclusión de los países mencionados y que “no va a ser fácil una integración de la magnitud que tiene la Unión Europea”.
México no tiene la fuerza suficiente para condicionar ir o no a una reunión de la importancia de esta Cumbre, dijo, además de que “no le gustaría un malentendido con Estados Unidos”.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, expresaría que su país entendía la posición de México. “Ciertamente hay una diversidad de opiniones cuando se trata de quién debe ser invitado a la Cumbre”, dijo Price. “Hemos hecho todo lo posible para incorporar los puntos de vista del hemisferio”.
“Lamentablemente, es notable que uno de los elementos clave de esta cumbre es la gobernabilidad democrática, y estos países no son ejemplos, por decirlo suavemente, de gobernabilidad democrática”. Así las cosas.
Alberto Fernández, de Argentina, aprovechó para decirle a Biden, que “El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión”.