Mario Gómez y González
chayogomezg@hotmail.com
Los mexicanos, pero particularmente los tabasqueños, cuando vemos un comportamiento extraño e inusual, en este caso de los hombres del poder público, solemos externar la interrogante, ¿de cuándo acá?; ¿desde cuándo hace esto?, ¿Qué bicho le picó? o ¿por qué hacer cosas raras, si antes no lo hizo, sino todo lo contrario?
Sin dejar de ser, la cancha, territorio o escenario común de la democracia, tanto a nivel nacional como aquí en este apasionante trópico húmedo, los medios de comunicación, son ahora, y aunque usted no lo crea, actores políticos, sociales y económicos del sistema democrático (uso y abuso del poder público), convirtiéndose en verdaderos contrapesos contra el autoritarismo y sus más peculiares formas de ejercicio.
Dijéramos que el poder de los medios de comunicación (la prensa de los datos duros), particularmente en estos terrenos de la Cuarta Transformación (4T), reside en su capacidad para influir en las decisiones de poder, de hacer política y de que la sociedad en general pueda tomar las determinaciones (electorales, en el caso que nos ocupa), que se tengan que asumir.
De cara pues a las grandes decisiones del 2024, en el terreno del hándicap presidencial y del mismo proceso electoral ex profeso, la prensa y/o medios de comunicación son actores importantes y de primerísimo nivel en el vasto campo de la batalla por el poder, desde el poder y para el poder; quitar o poner; poner o quitar; es la disyuntiva, es la variable, es la realidad.
Ante la óptica, ceguera y vista miope de quien hoy gobierna este país (Andrés Manuel López Obrador), quien visualizó mejor aliarse con los militares y pelearse con los medios de comunicación y los periodistas, el secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández, da visos evidentes de pretender “componer la plana”; sin embargo, sus “saldos negativos en este rubro”, como gobernador de Tabasco, levantan toda clase de suspicacias, desgraciadamente desfavorables.
Adán Augusto, sabe con certeza lo siguiente; si no se mete a los números, no podrá entrar en el hándicap presidencial Morenista por la candidatura en el 2024; esto es, en las encuestas y mediciones, tanto Claudia Sheinbaum, como Marcelo Ebrard, le llevan buena ventaja, por lo que el “aspirante” tabasqueño (obviamente con la autorización de AMLO), comienza a congraciarse con los medios de comunicación.
Y es que, desde un principio, ya instalado en la silla presidencial, López Obrador, dejó en claro que, “los militares me darán la fuerza, que los periodistas no me ofrecen”, por lo que inició una confrontación y guerra auténtica contra los medios de comunicación; asfixiándolos, insultando, burlándose de ellos, por lo que, a los comunicadores y empresas del ramo, no les quedo de otra que defenderse.
La prensa comenzó a seguir con lupa y evidenciar las garrafales fallas y errores del gobierno morenista de la Cuarta Transformación (4T), por lo que López Obrador, desde su púlpito personal de las “mañaneras” dio inicio a esta confrontación diciendo que la prensa lo estaba atacando y que éramos los enemigos de México.
Vaya, el presidente tabasqueño, pensó erróneamente que con los militares de su lado, los medios de comunicación no lo tocarían, lo cual no sucedió así; por el contrario, esta alianza Lópezobradorista con la milicia, es considerada ya “la nueva versión de la estafa maestra” (Latinus, lo publicó), ya que las fuerzas armadas recibieron de manera directa y sin licitación alguna (no le rinden cuentas a nadie), importantes obras y suministros de este gobierno; ejemplo de ello, el aeropuerto de Santa Lucía, hoy Felipe Ángeles.
En este sentido (y ahí se circunscribe la acción que dio paso al análisis que usted esta leyendo querido lector/lectora), Adán Augusto López Hernández, ya visualizó y entendió que, para poder avanzar; para abrirse paso, para competir y llegar al 2024 con la candidatura presidencial en sus manos, necesita urgente e imperativamente, de los medios de comunicación.
Por eso su visita al diario “Por Esto”, en el sureste mexicano (Mérida Yucatán), con su respectiva fotografía; porque el periódico en mención tiene particular representatividad, dada su línea editorial no oficialista.
Con ello, Adán Augusto López Hernández, pretende e intenta mandar señales a todas partes, en el sentido de que, con él, se inicia y habrá una nueva relación con los medios de comunicación: sin embargo, el fantasma de lo que hizo en Tabasco (en sus dos años de gobierno), lo contradice, exhibe y, sobre todo, evidencia; vaya, su pasado lo condena.
Los aspirantes a la candidatura presidencial, de pronto, comenzaron acercarse a los medios de comunicación, porque saben que tienen necesidad de ellos, en razón de que no les va a bastar (especialmente a Adán Augusto López Hernández), con las mañaneras; Adán, es el menos conocido de todos (particularmente en ámbito nacional) y, como dicen los “asesores” del número “2” de este país; “no todo es AMLO”. ** Hasta mañana Dios mediante.