El vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez, dijo que estaba en peligro la vida de los demás clérigos que estaban en la parroquia.
Agencias/Ultimátum
“Nosotros supimos desde un primer momento, en directo, pero tuvimos que guardar seis horas de silencio para salvar a los demás sacerdotes que estaban ahí y de otras personas que fueron testigos”, señaló Héctor Fernando Martínez Espinosa, Vicario de la Diócesis de la Tarahumara en entrevista para Aristegui Noticias .
En referencia al asesinato de los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados el lunes en el templo de la comunidad de Cerocahui, Urique, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua Martínez Espinosa explicó que siguen consternados por los hechos y que esperan poder recuperar los cuerpos de los sacerdotes.
“Estamos en consternación y preocupación por recuperar los cuerpos. Nuestro deseo es como el de cualquier familia y es el de volver a tenerlos con nosotros”, dijo el clérigo, al referirse a la desapareción de los cuerpos de los sacerdotes, junto con el del guía de turistas Pedro Palma Gutiérrez.
“Hemos denunciado la migración forzada en la zona Tarahumara, que huyen de la delincuencia organizada que se disputa la zona, que se pide al elotero cuota, a camioneros mercancía, la venta de cerveza no la hacen las empresas sino el crimen organizado de manera directa a los expendios. Ahora la realizan ellos, el crimen organizado tiene cooptados a todos, nos preocupa”, subrayó el religioso.
Agregó, en ese sentido, que “le piden cuota al señor Palma, tenía 40 años dedicándose a llevar a grupos de turistas, trabajaba desde la capital… y al Chueco lo conocemos de años y atrocidades que ha ido cometiendo, pero nunca hemos sido molestados con ellos, la relación era cordial, estamos convencidos porque fue en parte por la intoxicación en la que estaba que lo llevó a cometer estos crímenes”.
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