El asesinato en contra de dos sacerdotes jesuitas ha generado indignación entre un sector de la población en México. Esos lamentables crímenes se registraron durante un gobierno cuya cabeza principal prometió pacificar al país apenas lograra el triunfo electoral. Por desgracia han transcurrido tres años y siete meses de la actual administración y la situación de inseguridad continúa como en regímenes anteriores.
En su papel como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ha recibido cientos de reclamos. Le han reclamado los padres de niños con cáncer, la comunidad médica, los investigadores, intelectuales, la clase política, las madres que tenían hijos en guarderías de la antigua Sedesol, pero nunca el reclamo había provenido del jerarca de la iglesia católica en el mundo.
El papa Francisco, el proclamado vicario de Cristo se manifestó a través de Twitter por el asesinato de los sacerdotes jesuitas ocurridos en Chihuahua.
El jerarca de la iglesia católica lamentó el número de asesinatos que ocurren en nuestro país. Reclama en su publicación que la violencia no resuelve los problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios.
Este reclamo papal no puede ser echado en saco roto por las fuerzas políticas que gobierna a México, no es cualquier persona que decidió textear por ser fifi, conservador o adversario de Andrés Manuel López Obrador. El mensaje proviene de un hombre que mueve masas y que además en todo el mundo su palabra es replicada por el número incalculable de fieles católicos que hoy, por estos lamentables asesinatos voltearon la mirada a México.
Al presidente le saldría contraproducente salir a descalificar el reclamo del papa, lo sería porque simplemente en México la feligresía católica se sentiría ofendida y júrelo que algún estrago podría generarle.
Los mexicanos estamos siendo gobernados desde las vísceras y el pasado. Al presidente lo que no le parece rápidamente lo descalifica, dando paso a que sus huestes arremetan contra el blanco mencionado, sin ponerse a pensar si tiene o no razón López Obrador. Cuando algo no le sale al Ejecutivo de la forma que esperaba, de golpe y porrazo comienza a repartir culpas al pasado, revive muertos y villanos favoritos.
No hay una aceptación de que las cosas en México no están saliendo de la forma prometida porque simplemente, Andrés Manuel López Obrador jamás aceptará que se ha equivocado, eso es impensable, se siente perfecto y el dueño de la razón absoluta.
El crimen de los dos sacerdotes y reclamo papal tendrán consecuencias, de eso no hay duda, porque, de entrada, mataron a dos jesuitas, y resulta que el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio formaba parte de esa congregación hasta antes de convertirse en el papa Francisco.
El Estado Vaticano por muy pequeño territorialmente hablando que lo quieran ver, es muy extenso en cuanto a sus fieles, congrega a millones de personas en todo el planeta, y todos ellos estarán viendo a nuestro México como el país que no brinda seguridad a los sacerdotes.
Los criminales perdieron todo el respeto por todo y todos: por los sacerdotes, por las instituciones gubernamentales, por la iglesia y lo más grave, por la casa de Dios.