Miguel Ángel Buitrón/Ultimátum
CÁRDENAS
Kathia Monserrat Córdova Lorenzo es una historia, de esas de la vida real, de las que tenemos a la vuelta de la esquina y que no vemos. Ella no pasa de los 23 años de edad, pero sí de los límites del peso, pues para el 1.63 de estatura, sobre pasó los 136 kilos.
Se acaba de graduar en la licenciatura en enfermería, por una conocida y reconocida universidad del estado de Tabasco. En sus sueños estaba el incorporarse a la vida productiva, para ayudar a sus padres que pagaron las colegiaturas, y para solventar sus más elementales gastos personales.
Sin embargo, a pesar de los currículos que entregó, de los tenis que gastó caminando, en ningún lado le daban la oportunidad, ni en el sector privado, ni tampoco en el público. La razón, el sobrepeso que tenía.
Tales “portazos” la terminaron de sumir en la depresión que ya tenía. El hoyo en el que entró, la llevó a comer más, a no dormir, a encerrarse en su habitación, incluso a tener pensamientos suicidas; su familia no sabía qué hacer; es más, ya habían perdido la esperanza en ella. Así pasaron varios meses de este 2022.
Pero a principios de mayo del presente año, una circunstancia y el nutriólogo Jorge Arena le abrieron las puertas a Kathia, desde finales del mes de mayo se sometió a nuevos hábitos alimenticios y a doble rutina de ejercicios, uno por la mañana y otro por la noche, su meta es reducir cinco tallas y 30 kilos para el mes de diciembre.
La motivación que la joven enfermera tiene es fuerte, la hacen levantarse a las cuatro de la mañana para iniciar sus actividades profesionales y deportivas, pues tiene metas y sueños que cumplir, además de varios kilos que reducir.
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