Si Morena es ese partido unido, fuerte y en que los ideales están por encima de los intereses personales no se entiende ¿por qué Ricardo Monreal Ávila desde Coahuila le cantó sus verdades a la cúpula y a las corcholatas?
En su reaparición en un acto partidista el aspirante presidencial zacatecano, llamó a dejar de lado la simulación y abandonar la intolerancia, esta parte del discurso pareciera que llevaba como destinatario al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien durante su administración no ha tolerado a quienes piensan contrario a él, descalificando y viendo como adversarios a quienes le marcan sus errores.
Podrán decir lo que quieran y quizá hasta señalar que exageramos, sin embargo, en el discurso de Coahuila, el líder de los senadores morenistas, hizo una radiografía de cuerpo entero de López Obrador.
Si alguien ha sido excluyente ese ha sido el presidente de México, lo ha sido desde que dio a conocer los nombres de personajes que pueden buscar la candidatura presidencial y excluyó precisamente a Ricardo Monreal. Por ello, el discurso no puede ser pasado por alto, porque guste o no a las huestes morenistas, es un reclamo en público al jefe del Ejecutivo.
López Obrador en público ha minimizado al líder senatorial. En su tribuna mañanera a menospreciado una carrera de más de 40 años en el servicio público. De poco o nada ha servido que Monreal Ávila se haya jugado su suerte política a lado del tabasqueño, de ahí que sus palabras calen hondo en el ánimo de quienes militen en el partido oficial.
El problema real de todo esto es que, a Ricardo Monreal muchos lo ven fuera de Morena, es más, el senador ya lo dijo abiertamente, no puede estar en un partido en el que no lo convocan y además al parecer ni lo quieren.
Digamos que el momento cumbre del rompimiento se dio cuando arengó que, se requieren reglas claras tomadas con la militancia para seleccionar a los candidatos y gobernantes. Monreal siempre ha manifestado no confiar en el método de las encuestas, método que por cierto es el preferido por el presidente de la República.
Morena siempre se ha dicho pertenece a los mexicanos, al pueblo, sin embargo, no tiene reglas claras de selección de candidatos, eso se los espetó Monreal frente a Mario Delgado quien con rostro compungido no sabía ni dónde meterse.
Una parte de la estrofa discursiva de Monreal fue un reclamo hacia varios destinatarios, cuando habló de que no existía piso parejo en el juego sucesorio, ese en el que, únicamente están inmersos tres personajes: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández, y él como gran excluido.
El discurso sonó a reclamo, a despedida, a la toma de dos centavos de vergüenza y decir: si aquí no me quieren hay sitios en los que añoran mi presencia. Quizá sea el inicio de la salida de Ricardo Monreal de un partido en el que no tiene seguro más que animadversión.