AALH: “El Santo Seductor”
Mario Gómez y González/Ultimátum
La seducción es un arte muy antiguo, su uso en política surge en el siglo XX en los países democráticos. El hermano del famoso Cicerón (Quintus cicerón 35 AC) decía en una de sus obras argumentando la necesidad de desarrollar el sentido del halago, vicio innoble en muchas circunstancias, pero calidad indispensable en las campañas de elecciones. Obligatorio para un candidato donde su frente, su cara, y sus discursos debe cambiar y adaptarse según sus ideas y sus sentimientos al auditorio del momento; el ejercicio demagógico implica una increíble soltura y muchas veces pasa por la elaboración de un vocabulario político suficientemente ambiguo para que las mismas palabras puedan metamorfosear en función del auditorio. En democracia los políticos son obligados a usar la seducción, algo para algunos bastante ingrato (no se les da, les cuesta trabajo) pero necesario para su liderazgo. Gran parte de la opinión pública no alcanza visualmente a ese lenguaje violento y manipulado. No es fácil distinguir entre entusiasmo, visión y emoción que acompaña legítimamente al personaje con el consiguiente hándicap de convicción. El arte de convencer (desarrollado por Aristóteles como herramienta de la democracia) es una proposición de técnicas que permite persuadir al auditorio, ofreciendo artificialmente propuestas idealistas, alimentando a su vez el proceso de la retórica.
El escenario político y mediático actual de los gobiernos de la Cuarta Transformación (4T), en sus ámbitos federal, estatal y municipal, permite valerse (tienen como recurso/echar mano, dirían otros), de aspectos emocionales, llamadas a los sentimientos, para sustraer al discurso su sentido y apartarlo de su verdad; en otras palabras, para atraer al otro a tu deseo (que te voten, que sigan tus consignas, etc.); es lo que supone o podría caer en los terrenos de la seducción, de la seducción política. Clima y terreno andresmanuelista/cuatroteísta (plagado de falta de resultados, discursos huecos, corrupción, complicidad e impunidad, por citar algunos), parecen muy apropiados para que fructifiquen esas sutiles formas de atrapar el designio de parte de la ciudadanía, oscureciendo la luz de la razón y velando la conciencia con el encanto y la trampa de la apariencia.
La historia y los tiempos políticos de México y, por supuesto de Tabasco, indican la existencia de diferentes tipos de seducción, con mayor o menor éxito; desde las antiguas técnicas de persuasión emocional en la retórica, hasta el actual repertorio también a través de palabra, pero, sobre todo, a través de la imagen. Parece que nacionalismos, populismos y hasta tabasqueñismos, de todo pelo han sido los más avezados (o, mejor, ¿desvergonzados?) a la hora de explotar estas estrategias para, digámoslo claro, el engaño; evidentemente, que no son los únicos, pues buena parte de la política actual se sustenta en que muchos de sus mensajes conllevan buenas dosis de seducción.
La iglesia católica mexicana, puede tirar, derrumbar, desbarrancar al gobierno de la Cuarta Transformación y el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador; el presidente tabasqueño lo sabe y, aunque usted no lo crea, esta consciente de ello. En todos los rincones del país hay una ermita, un templo una parroquia; la influencia ideológica de los curas, sacerdotes, párrocos, obispos es gigantesca; un sermón diario contra la 4T, sería veneno puro; sería letal. Es por eso que, en esta tesitura, se explica (aunque también del lado de su anhelo presidencial), el viaje y la presencia en Guadalajara Jalisco, del secretario de gobernación y aspirante a la candidatura Morenista en el 2024, Adán Augusto López Hernández, junto al Cardenal y arzobispo José Francisco Robles Ortega; encuentro que el mismísimo “2” de este país, publicitó en sus redes sociales. “En Guadalajara, sostuve diálogo cordial y respetuoso con el Cardenal arzobispo José francisco Robles Ortega; Coincidimos que la construcción de la paz es objetivo común”, señala el texto en la cuenta personal de Twitter de AALH; cuando lo cierto es que es el mismo presidente AMLO, quien no le interesa la paz y la concordia del país y de los mexicanos. La asistencia de AALH ante el prelado, es señal inequívoca que al presidente AMLO y a su gobierno, les dolió y muy fuerte, la reacción del episcopado mexicano y de la iglesia católica mexicana (al Vaticano y al Papa Francisco, también), por los asesinatos de los dos sacerdotes jesuitas en el norte del país; no obstante, las protestas y reclamos de la grey católica López Obrador, los llamó conservadores, por lo que los ánimos se caldearon más.
Adán Augusto López Hernández, intentará, desde su posición como secretario de gobernación, de tender puentes conciliatorios con la iglesia católica mexicana, puesto que a él en particular le traería magnífica plusvalía; de ahí su intentona de seducir políticamente a los jerarcas religiosos y, en el caso particular, empoderar a la iglesia. Y la única forma que puede hacerlo es a través del dinero; AALH, no olvida que, en el quinquenio de Manuel Andrade Díaz, éste logró tender puentes con la jerarquía y comunidad católica tabasqueña (muy encabronada con su triunfo electoral, puesto que se identificaba con el PRD), a través del párroco Rubén Ponce de León (QEPD); en su gobierno, muchas ermitas, templos e iglesias fueron restauradas y remodeladas; y MAD transitó con broncas con el catolicismo local. En el contexto nacional, tanto AALH como AMLO, saben que los expresidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, arremetieron contra la iglesia católica mexicana (les quitaron y prohibieron muchas cosas); y, ¿cuál fue el resultado?; Obregón, fue asesinado y don Plutarco, tuvo que salir del país, recuperado la iglesia sus privilegios. Este es pues Adán Augusto López Hernández, el “seductor”; intentará convencer ($$), a la iglesia para que apoyen a AMLO, a Morena, a la 4T y a él mismo; para después, arremeter nuevamente contra ellos… si ya los conocen y la historia, no miente. ** hasta mañana Dios mediante. chayogomezg@hotmail.com