PARA USTED
Mario Gómez y González/Ultimátum
En el ámbito militar se denomina fuego amigo o fuego aliado a los disparos provenientes del propio bando. Este tipo de acciones suelen estar producidos por “errores”; sin embargo, en la política tabasqueña de la Cuarta Transformación (4T/ Morena), los peores enemigos no hay que buscarlos entre los rivales sino en las propias filas del partido oficial. En la política, el fuego amigo es el que de verdad se dirige con violencia sádica y busca hacer daño. Para los amigos, justicia y gracia; pero para los enemigos del régimen, la aplicación estricta de la ley; palo y plomo; garrote con el cliente, dijera el clásico.
El “fuego amigo” es para el grupo en el poder en Tabasco, un intento malogrado de auto justificar lo que toda la entidad ve y escucha: la ausencia de diálogos y acuerdos en la gobernabilidad de esta bendita tierra presidencial y del secretario de gobernación (principal afectado). La gran deficiencia e inoperancia que tienen para alcanzarlos, lo que hace evidente el uso de la frase es que los intereses de grupo vuelven a estar por encima de los generales y que así habrán de mantenerse en la contienda electoral del 2024. La represión en todas y cada una de sus manifestaciones, es y será el peor escenario en la política tabasqueña de la cuarta transformación, por lo que sería deseable que se establezcan las condiciones mínimas de diálogo, negociación y acuerdos, para que este fuego amigo, no incendie la campiña tabasqueña. En esta lucha encarnizada del fuego amigo, la sociedad tabasqueña queda al margen, como mera observadora de un espectáculo absurdo, pero de cuyas consecuencias será víctima como lo ha sido siempre. De verdad, no se entiende y, mucho menos se puede explicar el porqué de la reciente represión en contra de los maestros que se manifestaban en el perímetro donde se ubican, “oiga usted”, diría el genial Paco Malgesto, del palacio de gobierno, el Tribunal Superior de Justicia y el Congreso del estado; vaya en las inmediaciones de plaza de armas, corazónpolítico de Tabasco.¿Quién dio la orden para que los grupos de antimotines interviniera y reprimiera a los mentores?; ¿Acaso fue el mismo gobernador Carlos Manuel Merino Campos? ¿o, el secretario de gobierno Guillermo Arturo del Rivero León? ¿o, fue Hernán Bermúdez Requena, quien se aventó el tiro? ¿Por qué la pregunta?, porque simple y sencillamente es absurdo que, en la tierra del presidente de la república,Andrés Manuel López Obrador y del secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández, (aspirante a la candidatura presidencial morenista para el 2024), se haya tomado tal decisión. En estos momentos, las imágenes y los audios del operativo de desalojo y represión en contra de los maestros, es tema principal de los principales noticieros de radio y televisión de cobertura nacional; de los periódicos nacionales y de las agencias informativas internacionales: le metieron el pie, al propio Adán Augusto, en su tierra.
¿Fuego amigo? Ellos mismos hicieron la ley garrote; ellos mismos, son los que ahora se escandalizan y reprimen las manifestaciones públicas; son los nuevos intolerantes que no permiten más que sus propias razones; son los mismos que siguen en la borrachera de poder, pensando que el Tlatoani les va a durar muchos años, para cargar con todos ellos y mantenerlos en el poder. Se entiende que la izquierda (léase Morena, AMLO, la 4T) luchan por más democracia, libertad, justicia, etc., pero la experiencia, al menos en Tabasco (tierra de sus dirigentes) demuestra lo contrario. Cuando eran oposición partidista, reclamaban estos derechos, pero al llegar al poder, los disminuyen y actúan represivamente contra quienes les reclaman, por lo que los llaman conservadores, liberales, fifís, traidores; creen que están en el camino correcto y no aceptan críticas de ninguna naturaleza. Todo pretexto y argumento para limitar la democracia, la libertad, la justicia; de ahí
el fracaso de todos los gobiernos de izquierda sin que exista una sola experiencia diferente en todo el mundo, ni qué decir en México. Pero eso sí, tienen todo el derecho a empujar su proyecto político sin ninguna restricción, o como dijera ya saben quién: “a esta transformación no la para nada ni nadie”. Todo aquel que intente hacerle ver los errores en que está incurriendo para justamente reorientar el camino, simplemente es considerado enemigo y debe ser eliminado, repitiendo el mismo error de los comunistas del “socialismo real” que barrían con todos los supuestos contrarrevolucionarios al interior y exterior del partido, del gobierno y de la sociedad. Esta falta de humildad y de autocrítica ha hecho fracasar una y otra vez a la izquierda; Morena y la Cuarta Transformación, van por el mismo camino** hasta mañana Dios mediante.
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