PARA USTED
Mario Gómez y González/Ultimátum
El actual gobernador de Tabasco, Carlos Manuel Merino Campos, dio una excelente cátedra de la “política del garrote”, al presidente Andrés Manuel López Obrador, tras justificar y aplaudir la represión en contra de los maestros que realizaron protestas y bloqueos en el centro de Villahermosa, recientemente.
Merino Campos, reiteró que “era necesario”, el uso de la fuerza pública en contra de los maestros que se manifestaron en exigencia del pago del incremento salarial; según el mandatario, porque “se agotaron las condiciones de diálogo (SIC); lo que hizo imperativo la represión en contra de los mentores.
Pero, ¿Por qué el gobernador Merino, le dio con estas declaraciones una cátedra de la eficiente política del garrote que se aplica en Tabasco, al presidente Andrés Manuel López Obrador?, pues porque simple y sencillamente, el Ejecutivo Federal, enarbola la bandera de la “No Violencia”, en contra de quienes se manifiestan en espacios públicos.
¿Pruebas?, a los maestros del SNTE y estudiantes en Michoacán y Guerrero, que bloquearon las vías del ferrocarril por varios meses, jamás se les reprimió; a los padres de los niños con cáncer que cerraron los accesos al aeropuerto internacional de la ciudad de México, tampoco se les desalojó; a los elementos de la Guardia Nacional (policía federal), tampoco se les reprimió cuando se manifestaron en la capital del país.
¿No es lo anterior, una verdadera cátedra de la eficiencia de la política del garrote que se aplica en Tabasco, herencia del actual secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández?
Con esto, Carlos Manuel Merino, demostró que un gobierno estatal emanado de la Cuarta Transformación (4T), no por el hecho de ser Morenista, puede actuar de manera distinta y diferente a como lo hace el gobierno de la república, dirigido por un presidente tabasqueño y un titular de gobernación, también originario de este edén tropical. Faltaba más.
Carlos “el capi” Merino, le enseñó y mostró a Andrés Manuel López Obrador y a Adán Augusto López Hernández, que sí se puede y cómo se puede y debe utilizar las fuerzas opresoras del estado, para reprimir las demandas y protestas sociales; Al diablo con los abrazos; y como dijera don Porfirio Díaz, a quienes no estén de acuerdo, “palo y plomo”. En Tabasco, no hay condiciones, desde el inicio del periodo actual constitucional, las mínimas condiciones para el diálogo, la negociación y los acuerdos; los dos gobernadores (Adán y Merino), al igual que los dos titulares de la secretaría de gobierno (Marcos Rosendo Medina Filigrana y Guillermo Arturo del Rivero León), no se reunieron, no se reúnen y ni se reunirán, con el resto de las fuerzas políticas, sociales, empresariales y productivas de Tabasco.
Están sobrados de poder político y económico; no tienen contrapesos; tienen sometidos a los poderes Legislativo y Judicial; a las Universidades e institutos de educación superior; a los sindicatos, a los organismos descentralizados, a las organizaciones no gubernamentales; tienen bajo sus pantalones a las autoridades y tribunales electorales; a los cuerpos policiacos; a los empresarios, a los productores, a los partidos políticos de oposición.
Por lo tanto, no les interesa el diálogo, ni sentarse con nadie; ni intercambiar ideas o puntos de vista, de explorar y conocer otras ideologías u ópticas de los problemas; son ellos y solo ellos; su palabra es la ley; pobre de quienes le lleven la contraria, porque para eso está la represión y sus ejecutores. Negociación significa obtener contrapartidas a cambio de otras, transacción pura y dura (yo te doy, tú me das). Diálogo significa otra cosa muy distinta. De entrada, implica igualdad interpares, lo que excluye de antemano cualquier posición de fuerza (en base a la represión) de cualesquiera de los dos interlocutores, cosa imposible cuando uno se sienta a hablar con un gobierno autoritario, agresor, violento, sordo, ciego e insensible.
La política es, o debe ser, la acción de diferentes fuerzas de un mismo cuerpo. Cuando estas fuerzas se desequilibran, todo el cuerpo entra en crisis. Las crisis crean sobre esfuerzos, en la derecha como en la izquierda, una crece y la otra también. A este sobreesfuerzo lo llaman, los estudiosos y conocedores de la política, radicalización. Cuando las posturas políticas se radicalizan es difícil crear un escenario adecuado para el diálogo y las consecuencias son nefastas.
Estamos de acuerdo en que tiene que haber derecha e izquierda (polos, posiciones y posturas distintas y diferentes); las dos se complementan, una vive por la otra, de lo contrario se pierde el equilibrio y se cae en el abuso (represión, uso de la fuerza pública). En medicina, los vértigos -vengan del oído derecho o del izquierdo- hacen que el paciente se desplome por igual; en política, los abusos de la izquierda (en el caso de Tabasco, del actual gobierno Morenista de la 4T), hacen que la entidad se venga abajo, se caiga, se desplome, se hunda más en este abismo; no salga de este obscuro túnel y vea de nuevo la luz. ** Hasta mañana Dios mediante.
chayogomezg@hotmail.com