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Merino: Enseña a AMLO, Política del Garrote

29 de julio de 2022
in Opiniones, PARA USTED
Merino: Enseña a AMLO, Política del Garrote
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PARA USTED

Mario Gómez y González/Ultimátum

El actual gobernador de Tabasco, Carlos Manuel Merino Campos, dio una excelente cátedra de la “polí­tica del garrote”, al presidente Andrés Manuel López Obra­dor, tras justificar y aplaudir la represión en contra de los maestros que realizaron pro­testas y bloqueos en el centro de Villahermosa, reciente­mente.

Merino Campos, reiteró que “era necesario”, el uso de la fuerza pública en contra de los maestros que se ma­nifestaron en exigencia del pago del incremento salarial; según el mandatario, porque “se agotaron las condiciones de diálogo (SIC); lo que hizo imperativo la represión en contra de los mentores.

Pero, ¿Por qué el goberna­dor Merino, le dio con estas declaraciones una cátedra de la eficiente política del garro­te que se aplica en Tabasco, al presidente Andrés Manuel López Obrador?, pues por­que simple y sencillamente, el Ejecutivo Federal, enarbola la bandera de la “No Violencia”, en contra de quienes se mani­fiestan en espacios públicos.

¿Pruebas?, a los maes­tros del SNTE y estudiantes en Michoacán y Guerrero, que bloquearon las vías del ferrocarril por varios meses, jamás se les reprimió; a los padres de los niños con cán­cer que cerraron los accesos al aeropuerto internacional de la ciudad de México, tampoco se les desalojó; a los elemen­tos de la Guardia Nacional (policía federal), tampoco se les reprimió cuando se mani­festaron en la capital del país.

¿No es lo anterior, una verdadera cátedra de la efi­ciencia de la política del ga­rrote que se aplica en Tabas­co, herencia del actual secre­tario de gobernación Adán Augusto López Hernández?

Con esto, Carlos Manuel Merino, demostró que un gobierno estatal emanado de la Cuarta Transformación (4T), no por el hecho de ser Morenista, puede actuar de manera distinta y diferente a como lo hace el gobierno de la república, dirigido por un presidente tabasqueño y un titular de gobernación, tam­bién originario de este edén tropical. Faltaba más.

Carlos “el capi” Merino, le enseñó y mostró a Andrés Manuel López Obrador y a Adán Augusto López Her­nández, que sí se puede y có­mo se puede y debe utilizar las fuerzas opresoras del estado, para reprimir las demandas y protestas sociales; Al diablo con los abrazos; y como dijera don Porfirio Díaz, a quienes no estén de acuerdo, “palo y plomo”. En Tabasco, no hay condi­ciones, desde el inicio del pe­riodo actual constitucional, las mínimas condiciones para el diálogo, la negociación y los acuerdos; los dos gobernado­res (Adán y Merino), al igual que los dos titulares de la se­cretaría de gobierno (Marcos Rosendo Medina Filigrana y Guillermo Arturo del Rivero León), no se reunieron, no se reúnen y ni se reunirán, con el resto de las fuerzas políti­cas, sociales, empresariales y productivas de Tabasco.

Están sobrados de po­der político y económico; no tienen contrapesos; tie­nen sometidos a los poderes Legislativo y Judicial; a las Universidades e institutos de educación superior; a los sin­dicatos, a los organismos des­centralizados, a las organiza­ciones no gubernamentales; tienen bajo sus pantalones a las autoridades y tribunales electorales; a los cuerpos po­liciacos; a los empresarios, a los productores, a los par­tidos políticos de oposición.

Por lo tanto, no les intere­sa el diálogo, ni sentarse con nadie; ni intercambiar ideas o puntos de vista, de explorar y conocer otras ideologías u ópticas de los problemas; son ellos y solo ellos; su palabra es la ley; pobre de quienes le lleven la contraria, porque para eso está la represión y sus ejecutores. Negociación significa ob­tener contrapartidas a cam­bio de otras, transacción pura y dura (yo te doy, tú me das). Diálogo significa otra cosa muy distinta. De entrada, implica igualdad interpares, lo que excluye de antemano cualquier posición de fuer­za (en base a la represión) de cualesquiera de los dos in­terlocutores, cosa imposible cuando uno se sienta a hablar con un gobierno autoritario, agresor, violento, sordo, ciego e insensible.

La política es, o debe ser, la acción de diferentes fuerzas de un mismo cuer­po. Cuando estas fuerzas se desequilibran, todo el cuer­po entra en crisis. Las crisis crean sobre esfuerzos, en la derecha como en la izquierda, una crece y la otra también. A este sobreesfuerzo lo llaman, los estudiosos y conocedores de la política, radicalización. Cuando las posturas po­líticas se radicalizan es difícil crear un escenario adecuado para el diálogo y las conse­cuencias son nefastas.

Estamos de acuerdo en que tiene que haber derecha e izquierda (polos, posicio­nes y posturas distintas y diferentes); las dos se com­plementan, una vive por la otra, de lo contrario se pierde el equilibrio y se cae en el abu­so (represión, uso de la fuerza pública). En medicina, los vértigos -vengan del oído derecho o del izquierdo- hacen que el paciente se desplome por igual; en política, los abusos de la izquierda (en el caso de Tabasco, del actual gobierno Morenista de la 4T), hacen que la entidad se venga aba­jo, se caiga, se desplome, se hunda más en este abismo; no salga de este obscuro túnel y vea de nuevo la luz. ** Hasta mañana Dios mediante.

chayogomezg@hotmail.com

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