El riesgo de ser joven en México
Enriqueta Burelo/Ultimátum
Si Amado Nervo hubiera escrito en estos momentos aquellos versos “juventud divino tesoro”, se encontraría con una situación que nos indigna y preocupa, los jóvenes en México, se encuentran en constante peligro por el clima de inseguridad que prevalece en el país, y desafortunadamente las alertas Amber, ya no nos sorprenden forman parte de las noticias diarias, agradecemos profundamente a nuestro Creador , cuando somos religiosos, cuando alguno o alguna es rescatada con vida, organizaciones civiles advierten que ser joven en nuestro país es peligroso, en especial ante la falta de políticas publicas que atiendan la violencia que se ha enseñoreado en México.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las principales causas de muerte en jóvenes de entre 15 y 24 años son: homicidios, accidentes de tránsito y suicidios, y esta última causa comienza a ser un problema de salud pública principalmente en los rangos de 14 a 29 años, señala la Asociación Iberoamericana de Neurociencias y Psiquiatría, pues registró que en los últimos 30 años el suicidio se incrementó 200 por ciento.
Esto cobra mayor preocupación, luego que en el 2010 un menor se suicidó luego de disparar a su maestra y compañeros de escuela en Coahuila, por lo que diversos diputados federales señalan que es necesario abrir el debate para prevenir las muertes de niños, adolescentes y jóvenes por estas causas. De acuerdo a estudios citados en el análisis del Banco Mundial, una de las principales causas del aumento de la violencia han sido las disputas entre organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico. El homicidio de jóvenes se ha concentrado en el norte del país, según el informe. En el 2010, más de la mitad ocurrieron en cinco estados: Chihuahua, Sinaloa, el Estado de México, Baja California y Guerrero. Además, el uso de armas de fuego en homicidios juveniles casi se triplicó entre 2007 y 2010. Los costos económicos directos e indirectos de la inseguridad y la violencia en el país – entre otros el costo en la salud, o el de tener más gente en las cárceles – se estiman en miles de millones de dólares, según investigaciones citadas en el informe.
Los jóvenes no han sido solamente las víctimas, sino también agresores, una tendencia común encontrada en toda la región. Más de la mitad de los delitos en 2010 se cometieron por jóvenes, afirma el informe. De estos jóvenes, la mayoría tenía entre 18 y 24 años y casi todos (9 de cada 10) eran hombres. Mientras tanto en Chiapas, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, del 2015 al 30 de abril del 2022 hubo 84 homicidios con armas de fuego hacia niñas, niños y adolescentes en Chiapas, de los cuáles 14 sucedieron el año pasado y cinco en lo que va de este año. “En zonas como los Altos de Chiapas, la violencia armada lacera la vida comunitaria y ha trastocado la cotidianeidad de las comunidades”, mencionó la Red.
De enero a abril del 2022, se han contabilizado un total de 1,113 agresiones armadas a comunidades de Aldama, por mencionar tan sólo un municipio. Es así que se han vuelto comunes las lesiones de balas en población infantil y adolescente. Como en febrero de este 2022 cuando un adolescente de 16 años fue asesinado con un arma de fuego desde una motocicleta en San Cristóbal; dos días después, el 28 de febrero una niña de 8 años murió víctima de un fuego cruzado en Ocozocuautla. Nos enfrentamos a dos situaciones: en una de ellas son las niñas, niños y adolescentes, victimas del fuego cruzado entre grupo criminales y enfrentamientos comunitarios, la otra es la filiación de niños y adolescentes al crimen organizado como única salida de supervivencia.
Primero es necesaria una política de seguridad que genere resultados para que la ciudadanía viva en un entorno de paz, de tranquilidad, que no pase como Fresnillo y otras ciudades donde la población desea emigrar y la creación de espacios seguros que son lugares cercanos a las necesidades de las niñas, niños y adolescentes, donde se reducen los riesgos asociados a la violencia, como el reclutamiento por el crimen organizado, y se fortalecen las habilidades esenciales para la vida, como la capacidad de resiliencia, participación o resolución de conflictos, a través de actividades socioeducativas, recreativas y artísticas. enriquetaburelomelgar@gmail.com
Discussion about this post