A la vista el inicio del segundo periodo ordinario de sesiones de la actual Legislatura, nada parece más obvio que el mismo estará marcado por el debate y conclusión del plan B de reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador, a través del cual pretende “destazar” al Instituto Nacional Electoral y ajustar a su particular interés (político) y conveniencia la norma democrática e, igualmente, por el debate e inevitable confrontación social que acompañará la discusión y dictamen que el cúmulo de impugnaciones –acciones de inconstitucionalidad y amparos– y su eventual rechazo por parte de la Suprema Corte de Justicia.
Más allá del “circo” en que el gobierno de la 4T ha pretendido convertir el juicio en territorio norteamericano del impresentable exsecretario de Seguridad Pública durante el calderonato, Genaro García Luna, entonces, febrero marcará el arranque de una etapa que, sin lugar a dudas, definirá el rumbo del país de cara a las elecciones presidenciales de 2024, sí, claro, pero más aún de las próximas décadas. Libertad, respeto de derechos y el sistema democrático serán, entre otros, los valores en juego…
Es en ese marco, precisamente, donde tanto las dirigencias partidistas de oposición como la presidencia del INE que ahora encabeza Lorenzo Córdova Vianello y el pleno del máximo tribunal jurídico que lidera la ya ahora injustamente “señalada” Norma Lucía Piña Hernández, deberán mostrar su compromiso con la legalidad y apego a la disposiciones que a cada uno de ellos corresponde de cara a la sociedad, amenazada por un régimen regresivo y con claros rasgos autoritarios…, al más puro estilo de lo que ya en años pasados destruyeron, literal, todo vestigio democrático y de desarrollo en Nicaragua, Venezuela, Argentina, Cuba, Colombia y Chile, y más.
No será, pues, éste que apenas inicia un periodo fácil o de garantizada estabilidad, sino todo lo contrario. La confrontación entre liderazgos, sectores y particularmente instituciones ahora “en la mira” se adivina inevitable y de consecuencias impredecibles, por lo que es menester apostar a la preservación de la paz y al respeto a la legalidad por parte de todos y cada uno de los directos involucrados y de la sociedad en pleno, so pena de ver empeñado el futuro de la nación. No será fácil, ciertamente, pero hay que hacerlo…