Marco Antonio Gómez Gómez tenía 16 años cuando en mayo de 2021 salió de su natal San Juan Chamula hacia Estados Unidos para buscar trabajo y ayudar a su madre que necesitaba dinero porque desempeñaba un cargo religioso; sin embargo fue abandonado en el desierto de Arizona y ya no se supo nada de él, contó su hermana Yuri Guadalupe a Elio Henríquez, corresponsal del periódico La Jornada.
El viernes de la semana pasada, el consulado de México en Arizona notificó a la familia que fueron encontrados restos humanos en el desierto y un teléfono móvil que probablemente pertenecen al joven tzotzil, aunque la información sólo será confirmada cuando se tengan los resultados de los análisis de ADN, señala Henríquez en su crónica que muestra el drama poco conocido de los jóvenes migrantes chiapanecos.
Aunque algunas fuentes registran la presencia de chiapanecos en Estados Unidos desde 1925, hasta finales de la década de los ochenta del siglo pasado, estos desplazamientos fueron tan reducidos que pasaron prácticamente inadvertidos y no tuvieron consecuencias significativas para el estado. No fue sino hasta los años noventa cuando la migración chiapaneca se volvió visible y se volvería masiva en la década del dos mil.
Junto con la migración de jóvenes chiapanecos a Estados Unidos, principalmente por la peligrosa ruta del desierto de Arizona, comenzaron a conocerse las historias de las víctimas que quedaban en el camino. Hace un año, el 29 de mayo de 2022, se informó del hallazgo del cuerpo del joven indígena tzotzil Aurelio Cruz López de 19 años en el desierto de Arizona.
Cuando tenía 13 años, el 16 de mayo del 2016, Aurelio vio morir a su padre a tiros en el ejido Puebla, municipio de Chenalhó, cuando tras un conflicto intercomunitario, él, su madre y sus hermanas junto a decenas de familias más fueron expulsados y obligados a vivir un desplazamiento forzado como miles de familias actualmente viven en la región Altos de Chiapas.
Ante la falta de oportunidades de desarrollo, Aurelio junto con otros dos jóvenes desplazados, Maximiliano Gutiérrez Cruz y Onésimo Arias Cruz, decidió migrar hacia Estados Unidos. En Altar, Sonora, encontraron un pollero que los pasaría por el desierto de Arizona. El traficante separó a Aurelio de sus dos amigos y lo cruzó con otro grupo de migrantes, pero fueron sorprendidos por la Patrulla Fronteriza y al huir, quedó perdido en el desierto donde falleció.
Un caso semejante fue el de Marco Antonio Gómez. El 3 de mayo de 2021 salió de su casa ubicada en San Juan Chamula con rumbo a la frontera norte en Sonora; allí contactó a un pollero y fue integrado a un grupo que el 12 de mayo inició su caminata por el desierto donde se extravió. El 19 de mayo de 2021, señaló su hermana Yuri, se recibió una llamada donde le informaron que a su hermano “lo habían dejado abandonado inconsciente en ese lugar, que había perdido la memoria, que gritaba y lloraba. Tenían dos días de no haber probado comida y ya no pudo seguir. Pero no sabemos si pudo seguir caminando o ya no”.
Por separado, César Ortigoza, presidente de la agrupación Armadillos: Ni un Migrante Menos, con sede en Arizona, explicó que la osamenta fue hallada el viernes, por integrantes de la Patrulla Fronteriza, quienes dieron aviso al consulado mexicano.
“Todavía no podemos confirmar si es él, hasta que se conozca el resultado de las pruebas de ADN, y aunque se encontró un teléfono con los contactos de sus familiares, no podemos dar nada por seguro, pero hay indicios de que podría ser el joven chamula”, agregó.
Los restos están en el condado de Pima, Arizona, donde se realizan los estudios. “Los resultados tardan mucho tiempo y dependiendo del estado de los huesos a veces pueden demorarse varios meses o hasta dos años”, afirmó.RDM