Sarah Valenzuela/Ultimátum
TGZ
Uno de los elementos más distintivos de las fiestas religiosas y culturales en Tuxtla Gutiérrez, son los llamados “joyonaqué” o “ramilletes, forman parte de las ofrendas propias de los zoques.
Etimológicamente viene de joyó, flor, y naqué, costura, es decir, “flor cosida” o “flor costurada”.
Este viernes fue declarado patrimonio municipal como una cultura zoque única en su elaboración, principalmente en la fiesta de San Marcos.
“La flor costurada o el Joyonaqué propiamente hablando en lengua zoque es una flor que se viene laborando por los nativos desde tiempos prehispánicos únicamente en lo que actualmente es el municipio de Tuxtla Gutiérrez”, informó Jorge Alejandro Sánchez Flores, cronista de la capital chiapaneca.
Los joyonaqués son un conjunto de flores y hojas dobladas, ensartadas y cosidas, de ahí su nombre, y se forman imágenes tradicionales, y pueden remitir de alguna manera a “escudos” narra el cronista.
Esta ofrenda es elaborada con hojas de mango, el tallo de la flor llamada Lirio Palenque y bugambilia y es gracias a la habilidad de los joyonaqueros que estos elementos toman formas.
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