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ACÁ ENTRE NOS

21 de junio de 2023
en ACA ENTRE NOS, Opiniones
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La otrora poderosa Segob

Alejandro Moguel/Ultimátum

Me quedé pati­difuso (asom­brado, sor­prendido), me respondió un amigo mío ayer a la pregunta de qué pensa­ba que el presidente, Andrés Manuel López Obrador había escogido a Luisa María Alcal­de como nueva secretaria de Gobernación para sustituir a una de sus Corcholatas, Adán Augusto López Hernández.

Y no es para menos. Ella tiene 35 años de edad y no se le conoce que anteriormente haya ocupado cargos de rele­vancia en la política mexicana y mucho menos en el exterior. Su corta edad no le da para tanto. No es por menospre­ciarla. Seguramente es una mujer inteligente y capaz de desempeñar muchas ac­tividades administrativas y políticas, sin embargo para despachar en Bucareli se ne­cesita mucho más que eso. No es porque sea mujer. Lo mis­mo pensaría yo si hubiera lle­gado a ese puesto un hombre con corta trayectoria política y con 35 años de edad. No es cuestión de sexo. El punto es la escasa o nula experiencia política que a leguas se ve, tienen.

DE MUCHO PESO

Y es que los mexicanos es­taban acostumbrados a que a ese gran puesto llegaban se­ñorones de la política, porque asumen una enorme respon­sabilidad, es la segunda posi­ción más importante después del presidente y los titulares de Gobernación tienen la obligación de hacer todo lo que esté en sus manos para mantener la gobernabilidad del país, tener capacidad para detectar, con suficiente an­ticipación, que habrá algún brote social que signifique un peligro para el gobierno.

Si nos remontamos 35 años atrás, podremos en­contrarnos con que Carlos Salinas de Gortari (1988- 1994) tuvo a tres secretarios de Gobernación: Fernando Gutiérrez Barrios, ex militar, exgobernador de Veracruz y ex senador, un hombre super­dotado de habilidades polí­ticas, culto, hábil manejador de los hilos del poder incluso a nivel internacional, ex co­laborador de la CIA. Con sus claroscuros, tenía una vasta experiencia en ramo.

Después, llegó a esa pla­za el chiapaneco Patrocinio González Garrido a quien se le conocía como el hom­bre del “imperio de la ley”, ex senador y ex gobernador de Chiapas, y amplio conocedor de la política e historia mexi­cana.

Al final del sexenio, la si­lla principal de Bucareli fue ocupada por Jorge Carpizo McGregor, brillante juris­consulto reconocido a nivel internacional, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, presidente fun­dador de la Comisión Nacio­nal de Derechos Humanos (CNDH), Procurador Gene­ral de la República (PGR) y después Secretario de Gober­nación (SG).

Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), tuvo a Emilio Chuayffet, ex di­putado federal, ex director fundador del IFE, goberna­dor del Estado de México, coordinador de asesores en la Segob y después titular de esa dependencia.

Francisco Labastida Ochoa, secretario de Agricul­tura, Ganadería y Desarrollo Rural, y director general de Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Cone­xos (CAPUFE), gobernador de su natal Sinaloa (1987- 1992), Secretario de Energía, Minas e Industria Paraesta­tal, y Subsecretario de Pro­gramación y Presupuesto.

El tercer secretario de Gobernación de ese sexenio fue Diódoro Carrasco Alta­mirano, quien ya había sido alto funcionario de la Secre­taría de Comercio y Fomento Industrial, la famosa Secofi; de la Secretaría de Agricul­tura y Recursos Hidráulicos (SARH), secretario de Pla­neación del Gobierno de Oa­xaca y luego gobernador de esa entidad.

Vicente Fox Quesada (2000-2006) vio pasar a Santiago Creel, dos veces senador, diputado constitu­yente para la formulación, negociación y aprobación de la primera Constitución Polí­tica de la Ciudad de México, y hoy coordinador del PAN en el Congreso federal, y a Carlos Abascal Carranza. Este polí­tico poseía un enorme peso específico moral, representó un liderazgo indiscutible en México, porque fue un hom­bre de firmes convicciones, cuya experiencia de vida es­tuvo íntimamente ligada a la transición democrática de México. Fue secretario del Trabajo y después Secreta­rio de Gobernación. Tenía pública fama por su enorme vocación por respetar y hacer respetar las leyes.

Felipe Calderón Hino­josa (2006-2012) nombró a Juan Camilo Mouriño quien falleció en un accidente aéreo cuando llegaba a la Ciudad de México. Todo mundo creyó que fue víctima de un aten­tado del narco; Fernando Gó­mez-Mont Urueta, quien fue promotor de varias Reformas Constitucionales en materia de justicia y Derechos Hu­manos, participó de forma activa en el proceso de refor­mas electorales, como el uso de la credencial electoral con fotografía, así como de la ela­boración del nuevo Padrón Electoral, la creación del Instituto Federal Electoral, así como del Tribunal Elec­toral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y había sido asesor presidencial en tiempos de Ernesto Zedillo.

Francisco Blake Mora fue dos veces diputado fe­deral y secretario general de gobierno del Estado de Ba­ja California, antes que ser secretario de Gobernación. También falleció al caerse un helicóptero entre Ciudad de México y Estado de México. De igual manera se pensó que fue víctima del crimen orga­nizado, y Alejandro Poiré. A los cuatro se les conocía como experimentados hombres del poder público.

Enrique Peña Nieto (2012-2018) tuvo a nada más y nada menos que a Miguel Ángel Osorio Chong, ex par­lamentario y ex gobernador de Hidalgo y a Alfonso Nava­rrete Prida, ambos también con una amplia trayectoria política.

Andrés Manuel López Obrador tuvo el tino de nombrar, al principio de su sexenio, a la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Olga Sánchez Cordero (75 años de edad), después, al ex gober­nador de Tabasco y ex dipu­tado federal, Adán Augusto López Hernández (59 años de edad) y hace tres días sor­prendió con el nombramien­to de una joven de 35 años de edad y con nula experiencia política para el cargo. Todo mundo empezó a ironizar con que con ese nombramiento se cumplen dos reglas de este se­xenio: 90% de lealtad al pre­sidente y 10% de capacidad, o aquello de que no importa su inexperiencia porque to­das las grandes decisiones son tomadas por el propio presidente desde Palacio Na­cional. Muchos piensan que nada pasará porque AMLO será al mismo tiempo titular de Segob.

alexmoguels@hotmail.com

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