El costo político ante un mal manejo de la crisis
José Adán Altúzar Figueroa/Ultimátum
En el entendido de que el poder por su propia naturaleza se desgasta. Es momento ahora de reflexionar sobre las crisis que periódicamente se suceden en nuestro país.
Son crisis políticas, económicas y de seguridad. ¿Como olvidar las crisis sociales de los años sesenta? cuando anualmente traemos a la mente el eslogan del 2 de octubre no se olvida, ¿Y como olvidar un acontecimiento que marco la historia de los jóvenes, que luchaban por causas justas ante un gobierno autoritario, que puso por delante la barbarie y no el diálogo, como la única vía para dirimir controversias?
Al iniciar la década de los setenta, nuevamente se sucede un hecho lamentable, que después de lo sucedido el 2 de octubre del año 1968 siendo presidente de México, el Poblano Gustavo Diaz Ordaz, se creía que nunca más en la historia podría darse una masacre como la señalada, sobre todo, cuando su lema de campaña hacía referencia a “No hay más bandera que la de la patria” bandera que tiñó de sangre de jóvenes estudiantes inquietos, que aspiraban a tener un modo honesto de vida y forjarse un camino a través del logro de un título universitario, única vía en ese entonces, para ser reconocido por la sociedad, sin embargo, siendo presidente de México Luis Echeverría Álvarez, el del lema “Arriba y Adelante” en el año 1971 sucede otro atentado a la libertad de expresión y ordena masacrar a otros indefensos estudiantes que tuvieron la osadía de manifestarse el 10 de junio de 1971, estudiantes de, principalmente, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) salieron a las calles en apoyo a la huelga de la Universidad de Nuevo León (UANL), reuniéndose en los alrededores de la zona de San Cosme, para marchar hacia el Zócalo capitalino .
Otro de los grandes odiados por el pueblo mexicano, el del lema “La solución somos todos”, José López Portillo y Pacheco, resultó que, ante su incapacidad, terminó ofreciendo disculpas por haberle fallado a los mexicanos y llorando por los errores cometidos durante su gobierno de despilfarro y por dejar a su sucesor una crisis económica, hasta ese momento sin precedentes.
En 1982, Miguel de la Madrid Hurtado, asume la presidencia, un personaje indiferente, carente de arraigo y popularidad, siempre ligado a los intereses económicos de los grandes empresarios nacionales y solo apoyado por los grandes financieros internacionales; ya que sus cargos político administrativo los había desempeñado en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Banco de México. Con esta experiencia administrativa, solo podía acceder a decir que le apostaba a una “Renovación moral de la sociedad” como si la sociedad necesitara renovarse.
Para 1988, encumbran a un personaje aún más desconocido, burócrata de escritorio, desvinculado con la realidad social del ciudadano común, carente de un lenguaje corporal que le permitiera convencer al campesino o al obrero, que ya sentía la crisis económica sufrida durante el gobierno anterior y por una desgracia vivida en septiembre de 1985, donde la naturaleza nos cobró, el precio de construir una ciudad que ante el movimiento sísmico, quedo en ruinas y puso en evidencia la falta de reglamentos de construcción y principalmente la corrupción en la compra de materiales.
Carlos Salinas de Gortari padeció lo impensable ante una crisis económica devastadora para la sociedad mexicana, acentuando la pobreza a extremos inimaginables, siendo el mismo, la propia víctima de los errores cometidos por su antecesor, pidió durante su campaña “Que hable México” y si hablo en las urnas, cobrándole la historia un fraude descomunal para acceder al poder; consecuentemente ahora aunado a la crisis económica; una crisis político electoral, que fue el principio de lo que en un futuro resultaría en la alternancia, que como ya dijimos en otra entrega, una falsa alternancia.
El que prometió “Bienestar para tu familia” y quien accedió al poder producto de una crisis política, social, económica y de seguridad nacional, siendo presidente de México, por una causa por demás catastrófica, después del artero magnicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el candidato que prometía una etapa de vida diferente para todos los mexicanos, el que veía un México con hambre y sed de justicia, y que esa justicia que le preocupaba, resulto ser a la postre la que no le cubrió con el manto sagrado, segándole la vida, evitando continuar con su deseo de cambio verdadero, después de heredar, como el hecho mas devastador para la paz social, que falsamente se pregonaba, dejando al descubierto la inconformidad de un grupo de habitantes de los altos de Chiapas, que con la bandera del movimiento zapatista, pusieron al descubierto realidades, que el gobierno no quería ver.
Ernesto Zedillo Ponce de León, pasará a la historia como el que financió a banqueros y empobreció a los indígenas, campesinos, obreros e inclusive a algunos ciudadanos que aspiraban en esos años, a ocupar un nivel de vida de clase media para arriba. El FOBAPROA es la herencia de abuso del poder enorme, que, en términos económicos, según los financieros, su costo es impagable.
De la llamada alternancia solo podemos decir y ahora comprobar que quien lo encabezo, fue un charlatán sin escrúpulos, Vicente Fox Quesada, demuestra día con día su falta de madurez y de capacidad mental, que se requieren para la toma de decisiones de gran envergadura. De Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, lo recordaremos como alguien que, por su falta de responsabilidad y sobriedad permitió que, en quienes confió, hicieran mal uso del poder, coludiéndose con grupos dedicados a actividades ilícitas y acrecentando mas la corrupción en todas las esferas de la sociedad.
Del candidato y luego presidente Enrique Peña Nieto, construido al vapor, recurriendo a su imagen pública, por haber sido gobernador del Estado más poblado del país y destacando su físico agraciado y no su capacidad mental, profesional y de experiencia para encabezar un cargo de gran importancia, como la de ser presidente de un gran país como el nuestro. De ello se dice, que quien verdaderamente gobernó, fue su gran amigo y hombre de toda su confianza de nombre Luis Videgaray Caso.
Ante este panorama histórico y a consecuencia de los últimos acontecimientos de inseguridad, con efectos políticos inevitables, es urgente analizar el momento, sobre todo por el proceso de sucesión en los cargos de elección popular que se avecinan y por los permanentes señalamientos de grupos políticos inconformes que critican reiteradamente a la autoridad federal, con el llevado y traído “abrazos no balazos” que para quienes lo justifican, argumentan que el verdadero sentido de esa expresión, debe entenderse como la negativa a ejercer la violencia, la de ejecutar la ley del talión, la declaración de guerra, azuzar al avispero, entre otros argumentos que no lleven a combatir la violencia con violencia, aunque en los hechos si exista, en menor medida que en el pasado, aplicación de la ley y ataque a las estructuras del poder ilegal en México.
De todo ello se desprende, que para la sucesión presidencial y de gobiernos locales, se debe exigir capacidad de diálogo, experiencia probada y sobre todo gran preparación profesional y vocación de servicio, que permita con talento atender todas las demandas de la sociedad y, además, integrar un equipo de trabajo de probada capacidad y arraigo, para conocer la realidad de los ciudadanos, habidos ya, de servidores públicos que no se intimiden ante las crisis.
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