Aguas con el agua
Enriqueta Burelo/Ultimátum
Mi generación la de los baby b o o m e r s , nunca pensó que compraríamos agua en botellas, recuerdo que, en mi infancia, si bien había un distribuidor de garrafones, sus clientes habituales eran las escuelas o instituciones de gobierno, en nuestras casas, el agua se hervía, y se guardaba en tinajas o enormes ollas, cada tres días más o menos se repetía el procedimiento, las tinajas conservaban el agua fresca y eran muy decorativas. En la colonia El Retiro, era nuestro vecino don Pepe Borges, un comerciante que por esos años tenia una tienda La Primavera situada en cerca de Granda, y los comercios cercanas al mercado viejo o Pascasio Gamboa y el nuevo en ese tiempo llamado Díaz Ordaz, posteriormente y muy visionario, crea su planta de agua potable, en el ranchito, decía, en alguna ocasión lo acompañamos al ranchito, donde nace el emporio de agua embotellada Electrón, siendo fiel a la familia Borges y porque me tocó ver nacer esa empresa, en mi casa se toma agua Electrón.
Hoy el tema del agua ha llevado a enfrentamientos con las empresas refresqueras como ha pasado en San Cristóbal con la Coca Cola, existen unos pocos restaurantes que en solidaridad no venden este refresco, así que no te puedes tomar una cuba, por ejemplo, tendremos que esperar a que se invente otra bebida de cola, como pasó en cuba para tomarte una cuba en esos sitios.
Recuerdo en mi natal Arriaga, la nueva casa de mis abuelos paternos construida en los 60, el ingeniero que la construyó tapo imprudentemente el pozo, pero la doto de un tanque en el planta baja y dos en la azotea, que siempre permanecían llenos debido a que el agua llegaba a diario y no era necesario el uso de del líquido contenido en estos recipientes, mientras que en la casa de mi abuela paterna en el centro de la sala había un aljibe, para captar el agua de lluvia y tenia una bomba manual para su extracción, no recuerdo que en alguna ocasión se halla necesitado el agua del aljibe.
Con la introducción del agua potable, los pozos quedaron en el olvido, y eran vistos como algo decorativo, no teníamos cisternas en las casas de Tuxtla, como aun no las tienen en muchos hogares en el estado de Nuevo León, y aun cuando nos ha tocado bañarnos con manguera y a jicarazos, y en ocasiones comprar agua de pipa, en los lugares de Tuxtla donde he habitado, no he tenido mayor problema en cuanto la distribución del agua.
Sin embargo, la distribución de agua es desigual, tenemos que Oxchuc, municipio tzeltal está entre los tres municipios del país que tienen menos del 30% de cobertura de acceso al agua potable, los otros son La Magdalena, Tlaxcala y San Nicolás, Tamaulipas.
Más del 80% del país sufre carestía y la sequía afecta a la mitad del territorio. La ausencia de lluvia acumula tres años difíciles y la situación cada vez es más crítica, el 42.11 por ciento de los acuíferos y 13.73 por ciento de las cuencas ya no tiene disponibilidad de agua. Además, la mayoría de las entidades del norte del país presentan un estrés hídrico. Se habla de estrés hídrico cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad, en muchos de los pozos de la ciudad de México, el agua tiene un alto contenido de arsénico, cromo, plomo, selenio, además de bacterias coliformes.
De repente nos encontramos con la siguiente nota desde Uruguay, el presidente uruguayo Luis Lacalle, declaró recientemente el estado de emergencia en la capital Montevideo, debido a la escases de agua. Entre las medidas anunciadas para la sequía más larga registrada en el país, en 74 años figuran la construcción de un embalse y la exención de impuestos para el agua embotellada.
Me imagino, la desesperación por encontrar una salida a esta problemática, sin embargo, a quienes beneficia es a las embotelladoras, que seguirán lucrando con la venta del preciado líquido, el gobierno uruguayo tendría que buscar otra estrategia, frente a la emergencia que atraviesan.
La respuesta aquí o en China, debe ser integral. Se requiere, por ejemplo, una recuperación y manejo adecuado de las áreas de conservación; el uso de tecnologías para aprovechar las aguas residuales; impulsar proyectos de captación de agua de lluvia en la ciudad; invitar a más gente a organizarse para detener la crisis climática; mejorar la gestión del agua en coordinación con estados vecinos y reducir la inequidad en la distribución del agua potable.
La OMS estima que en 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua. Tan solo en México, el 42.11 por ciento de los acuíferos y 13.73 por ciento de las cuencas ya no tiene disponibilidad de agua. Además, la mayoría de las entidades del norte del país presentan un estrés hídrico.
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