Xóchitl Gálvez movió las piezas del tablero que trata de controlar sistemáticamente el Presidente. Rompió de manera inesperada los escenarios que quiere establecer López Obrador para el proceso electoral.
Paradójicamente pudo haber sido el propio Presidente quien echó a andar a Xóchitl al hablar de ella como lo hizo y al no aceptar la determinación de un juez en el sentido de que tenía que recibirla en la mañanera para que pudiera dar su versión de lo expresado sobre ella por el mandatario como parte de su derecho de réplica.
El hecho de que no aceptara escucharle en la mañanera sirvió de alguna manera para colocarla ante los ojos de muchos, al tiempo que Xóchitl entendió el momento y se echó para adelante en lo que regularmente hace: señalar, puntualizar y dejando en claro que con todas las contradicciones que pueda tener no tiene cola que le pisen.
Hace días nos decía que no es fifí, que si alguien lo fuera sería Claudia Sheinbaum quien a los nueve años tomaba clases de danza, o Marcelo Ebrard que nació entre algodones o Adán Augusto López que es millonario, “a mí no me puede acusar de fifí porque yo soy de origen indígena”.
El Presidente podría estar viendo en Xóchitl un adversario que no va a bajar la guardia, que tiene capacidad de maniobra y que va adquiriendo empatía más allá de quienes están en contra o son críticos de López Obrador, sin pasar por alto que muy probablemente no pertenezca a ese grupo que trae en la mira a quienes el pasado los condena.
Tan le cambiaron las cosas al Presidente que, a pesar de que dijo a inicios de la semana pasada que en dos o tres días daría a conocer quién sería el candidato del Frente Amplio, terminó por decirlo apenas ayer, forzando la máquina y colocando de por medio a personajes que se ciñen a su narrativa y que no necesariamente tienen que ver con Xóchitl.
A la hidalguense el Presidente ya la trae en la mira, porque por lo menos por ahora va quedando claro que se puede perfilar con altas posibilidades para ser la candidata del Frente Amplio.
A partir de la inesperada irrupción de Xóchitl lo que se ha venido dando desde la semana pasada ha sido la suma de adjetivos, algunos de los cuales son particularmente insidiosos e incluso racistas, con claros intentos de desacreditarla. Como se alcanza a apreciar falta mucho para el proceso electoral, pero a unos y a otros les pasa por el arco del triunfo la legalidad de las elecciones. Se están dando cuenta de a quién pueden tener enfrente y ha empezado la guerra sucia que puede alcanzar tintes inéditos; al fin y al cabo, es la lucha por el poder y durante décadas en nuestro país hemos visto de lo que se puede tratar.
Una impresión inicial es que Xóchitl le pudo abrir un frente inesperado al Presidente y al futuro de sus corcholatas, de otra manera no se entiende la reacción que han tenido muchos de los seguidores del Presidente sobre el tema.
Falta por saber si a Xóchitl le conviene ser la candidata del frente. Si no le dan capacidad de maniobra y no le apoyan en serio con todo y que estén deterioradas las estructuras de los partidos, no tendría mucho sentido que se lanzara a una aventura que podría ser como tirarse al vacío.¬
El mundo de las corcholatas no anda tan tranquilo como seguramente quisiera el Presidente. Van varias ocasiones en que Ebrard manda insinuaciones de todo tipo en medio de un escenario en donde no queda claro si lo hace porque se empieza a saber derrotado o porque realmente tiene pruebas para señalar a las multicitadas encuestas de Morena.
Los escenarios han cambiado un poco. Xóchitl es un personaje que irrumpe, pero el Presidente y su partido siguen teniendo la sartén por el mango, aunque hay indicios de que les cambiaron la pichada.
La esperada salida de priistas de su partido es muy probable que tenga pocas repercusiones. Estaba muy cantada, y acorde a como se encuentra hoy el tricolor, lo único que hace es terminar por ser un síntoma más de su paulatino deterioro.