Estando en la oposición y siendo suspirante a la Presidencia, no hay manera de que se puedan pasar de largo los señalamientos matutinos. Ante la inminencia de los ilegales adelantados tiempos electorales, el tabasqueño está llevando las cosas al límite, lo cual es su mejor ámbito de acción.
Presumimos que el Presidente sabía que al adelantar la sucesión correría riesgos. Lo tenía que hacer para echar a andar la elección interna de su partido, porque más que pensar en lo que podía hacer la oposición trató de que hubiera consensos internos que impidieran o al menos atemperaran los conflictos.
El proceso de las corcholatas está diseñado por el Presidente. No es casual que en el mismo se plantee que hay algo así como premios de consolación para los derrotados, si algo buscó es evitar el conflicto. Sin embargo, todo está en veremos, sobre todo, por las declaraciones de Marcelo Ebrard, las cuales no dejan en claro si ve venir la derrota o ve venir la trampa.
No es claro lo que termine por pasar con las corcholatas a pesar de que hay una cierta definición. El Presidente podrá decir que no va a meter las manos y que no tiene favorito, pero a lo largo de todo este tiempo ha quedado claro que si con alguien tiene una identidad presente-futura es con su “corcholata favorita”.
Los escenarios podrían complicarse porque cualquier conflicto interno podría fortalecer la candidatura de la oposición. El Presidente no va a dejar de hablar del proceso y de quienes suspiren por parte de la oposición, lo va a hacer parte de su narrativa para que sus furibundos seguidores tengan en su imaginario lo que piensa el Presidente de quienes serán sus adversarios.
López Obrador debe saber que en caso de que Xóchitl Gálvez fuera la suspirante no se va a quedar callada. Ya le ha hecho algunos señalamientos ante lo que Xóchitl no ha permitido que las palabras del Presidente queden sin respuesta.
Por ahora no hay evidencia de que sea la candidata de la mafia del poder o de la oligarquía. No dudamos que en medio del antilopezobradorismo de muchos la quieren utilizar y ver ahora como su bastión para las elecciones.
Xóchitl Gálvez no puede perder de vista la narrativa de todos estos años en que a diario se ha insistido en la idea, diríamos más bien concepción, entre buena parte de la población de lo que significa el conservadurismo y quiénes son los que la encabezan, que son los mismos que están al frente de la oposición en el juego político electoral del próximo año.
De que Xóchitl Gálvez se ha convertido en el oscuro objeto del deseo no hay duda. No hay duda tampoco de que quienes en la oposición no han visto a nadie que levante los ánimos electorales, la irrupción de la hidalguense materialmente cayó del cielo.
Lo que es un hecho es que más de alguno tratará de utilizar a la hidalguense en caso de que sea la candidata. El reto para Xóchitl estará en tomar distancia, porque va a enfrentar a la dirección de los partidos los cuales son un estorbo y un mal necesario.
Los escenarios en Morena podrían complicarse. A pesar de la ventaja de Claudia Sheinbaum queda la impresión de que no alcanza a despuntar, lo cual en un proceso electoral podría generar dudas en el electorado.
No hay el hartazgo del 2018, pero sí hay muchas preguntas de la ciudadanía en el presente-futuro. Morena lleva mano, pero si termina por ser Xóchitl no va a ser tan fácil desacreditarla.
Lo cierto es que hay mucho tiempo por delante y Xóchitl tendrá que ser conocida en el país, porque sus posibles adversarios llevan años al amparo del Presidente recorriéndolo, la sorpresa por ahora pasa sólo por el círculo rojo, pero tiene tiempo y no se va a dejar.
El INE está obligado a aparecer. Es el árbitro electoral y tiene que hacerse valer. El país está ya en campaña. Recorriendo ciudades y carreteras se alcanza a ver que Morena está a todo lo que da y estamos a nada de que haga lo propio el Frente Amplio; las secuelas de todo traerán consecuencias.