Era el primero de septiembre de 1988, el último informe de Miguel de la Madrid. El senador Porfirio Muñoz Ledo, del Frente Democrático Nacional, se puso de pie y gritó: “Con su permiso señor presidente”. De la Madrid nervioso, interrumpió su mansaje. Hubo un par de intentos para interpelar al Presidente que fueron impedidos por los gritos y agresiones de los priístas.
“¡Repudio total al fraude electoral”, gritaron desde sus asientos los legisladores del FDN. Cuando la Mesa Directiva, a cargo de Miguel Montes, les negó la palabra para interpelar al presidente, los izquierdistas abandonaron el recinto de San Lázaro.
Aquella mañana, como reportero del Unomásuno, tuve la suerte de ser uno de los testigos del final de una época. El primero de septiembre dejó de ser el día del presidente. Muñoz Ledo marcó un hito, un antes y un después de esa interpelación viril, emotiva e histórica. Demostró que los presidentes no eran intocables y tuvo las agallas para hacerlo de cara a la nación. Ahí inició una carrera parlamentaria de rebelión, de dignidad y de valentía.
Años más tarde, en 1977, a Muñoz Ledo le tocó responder el informe del presidente Ernesto Zedillo, como líder de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en un discurso histórico, donde señaló: “Saber gobernar es también saber escuchar y saber rectificar. El ejercicio democrático del poder es, ciertamente, mandar obedeciendo. Lo que en última instancia significa el cambio democrático es la mutación del súbdito en ciudadano”.
Y, casi al final, citó el juramento que los Reyes de Aragón hicieran a finales del siglo XII, “Nosotros, que cada uno somos tanto como vos y todos juntos valemos más que vos”, para recordarle a Zedillo, que un solo diputado es igual que el presidente, pero todos los diputados juntos son mucho más que él.
Porfirio Muñoz Ledo, quien falleció este domingo 9 de julio, fue uno de los pocos políticos mexicanos que merecen ser considerados como estadista, un estadista rebelde, que fue referente de la política mexicana por lo menos durante 50 años, donde fue crítico y rompió con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), fundador del Frente Democrático Nacional (FDN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y también del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), lo que no impidió que también cuestionara varias acciones, principalmente el proyecto de reforma electoral, de Andrés Manuel López Obrador.
Durante su amplia carrera política, que data de finales de la década de 1960, ocupó numerosos cargos de primer nivel, entre los que están titular de las secretarías del Trabajo y de Educación Pública, líder del PRI (1975 – 1976) y del PRD (1993 – 1996), senador y diputado federal, en dos ocasiones presidente de la Cámara de Diputados y diplomático representante de México en diversos países y organismos internacionales.
Orador brillante, político culto y experimentado, Muños Ledo siempre fue una figura polémica. Renunció al PRI después del discurso autoritario de Jorge de la Vega, en la famosa 13 asamblea que inició el declive priísta; después renunció al PRD en 1999 para ser candidato presidencial del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y declinar a favor del panista Vicente Fox, según reveló en su libro “La ruptura que viene”, para impulsar su proyecto de reforma del Estado.
Sin embargo, Fox, por incomprensión del tema, por temor o por presiones de algunos de sus próximos, desechó el proyecto y a su autor, a quien proveyó un exilio dorado en Bruselas, como doble embajador, ante el reino de Bélgica y la Unión Europea.
Regresó de su exilio dorado en la Unión Europa, para romper con el gobierno de Fox; de 2006 a 2018 formó parte del Partido del Trabajo, y en 2018 fue nombrado presidente de la Cámara de Diputados, con la bancada de Morena, lo que le permitió conducir la sesión del Congreso en la que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de la República.
A pesar de formar parte del mismo partido político, Muñoz Ledo, se opuso en varias ocasiones a las decisiones de López Obrador en cuestiones como política migratoria, el manejo de la pandemia y la extensión de la presidencia de la Suprema Corte. Incluso, señaló a López Obrador de tener supuestos vínculos con el narco.
Sus últimos años fueron de enfrentamientos con Morena, primero en 2020 cuando fracasó en su intento de convertirse en presidente de ese partido y después en 2021 cuando infructuosamente pretendió reelegirse como diputado federal.
Sin embargo, al final, los principales representantes de la política mexicana reconocieron su talento y su destacado papel en la democratización de México. “Lamento el fallecimiento de Porfirio Muñoz Ledo, con quien por mucho tiempo tuve coincidencias. Las discrepancias recientes no borran los buenos y largos momentos de amistad y compañerismo; mucho menos su legado político. Abrazo a sus familiares y amigos”, escribió López Obrador. RDM