Las caravanas migrantes
Ricardo del Muro/Ultimátum
A pesar de las crecientes restricciones migratorias en Estados Unidos, especialmente en Texas donde están colocando boyas en el río Bravo, el pasado fin de semana salieron dos nuevas caravanas, que en conjunto suman alrededor de mil 600 personas, desde Tapachula con rumbo a la frontera norte.
La primera movilización se inició el pasado domingo con mil personas y la segunda el lunes, con al menos 600 migrantes, originarios principalmente de Venezuela y Haití.
La mayoría de estos migrantes traen su documento de CBP One, afirmó el director del Centro de Dignificación Humana, Luis García Villagrán, por lo se trata de una nueva forma de viajar “legalmente” a través del territorio mexicano.
El periódico El Universal documentó que desde hace poco más de cuatro meses el gobierno mexicano puso a disposición de migrantes autobuses gratuitos que parten desde diversos puntos de la frontera sur para ser trasladados a la capital chiapaneca. Tras ser registrados, los extranjeros son dejados en libertad con el compromiso de que abandonen el país en tres días.
Sin embargo, de acuerdo a información de la agencia Quadratín, varios migrantes denunciaron que presuntos agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) intentaron cobrarles de 100 a 120 dólares para darles un lugar en los autobuses que los transportaría a Tuxtla Gutiérrez, para otorgarles la Forma Migratoria Múltiple, que les permite avanzar hacia la frontera estadounidense.
En un comunicado del gobierno de Estados Unidos, se explicó que tras el fin del Título 42, las personas migrantes pueden utilizar la aplicación CBP One destinada a aquellos que buscan asilo o el recurso humanitario, pues la app permite a los inmigrantes sin documentos enviar información por adelantado sin tener que acudir de manera directa a un puerto de entrada.
Uno de los antecedentes más importantes en este aspecto fue la “Caravana Migrante” que inició en Centroamérica a mediados de octubre de 2018 y logró reunir a cerca de 10 mil personas, originarias de Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, que recorrieron el territorio mexicano en su ruta hacia los Estados Unidos.
A partir de entonces, han sido continuas las caravanas de migrantes. Muchas de ellas han sido desintegradas y otras se han enfrentado a las fuerzas policiacas, pero siguen organizándose como una de las formas más seguras de viajar en grupo y tratar de evitar a traficantes y delincuentes, integrantes del crimen organizado.
Lo más novedoso de las caravanas es el perfil demográfico de los integrantes. La protección que ofrecen las caravanas ha permitido que mujeres, niños y personas mayores se aventuren a emigrar, ya que carecen de recursos económicos para pagar las elevadas tarifas cobradas por los polleros.
Al estudiar las primeras ocho caravanas de migrantes, entre 2018 y 2019, la doctora Ana Margarita Alvarado Juárez, destacó que la primera caravana fue la que recibió una gran cantidad de apoyo y ayuda humanitaria, así como de asistencia social y empatía solidaria del pueblo de México.
Las caravanas posteriores no tuvieron el mismo grado de aceptación. Conforme la primera caravana fue avanzando, el entusiasmo de las personas para ayudar no fue el mismo. Las expresiones de racismo, desprecio y rechazo comenzaron a florecer entre la sociedad mexicana.
Un punto clave que la doctora Alvarado comentó sobre la atención a los integrantes de las caravanas migrantes es que se vivieron en la transición entre las administraciones de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. La investigadora expone cómo dicha transición afectó en la atención y la capacidad de respuesta del Estado mexicano para atender a las caravanas migrantes, ya que la política migratoria en esa transición carecía de claridad y tampoco había objetivos bien delimitados.
En un primer momento, parecía que el Estado mexicano buscaba contener las caravanas para después pasar a la atención de emergencia humanitaria, luego promover la regularización migratoria, ofrecer empleo, para nuevamente optar por la contención migratoria en las fronteras.
Así, en este año de 2023, por ejemplo, la primera caravana de migrantes fue disuelta por agentes del INM y de la Guardia Nacional, el 21 de enero, antes que partiera de Tapachula, por lo que se organizó una segunda, que saló el 28 de febrero con cerca mil integrantes y después, una tercera con 800 personas. Tras un breve periodo de suspenso, ante el fin del Título 42, ahora han resurgido las caravanas pero también están enfrentando nuevos problemas.
ricardodelmuros@hotmail.com