¿Por qué desaparecen niños, niñas y adolescentes?
Enriqueta Burelo/Ultimátum
La pregunta que da título al artículo, nos habla de la gran preocupación que invade a la sociedad en general y en especial a las familias, que han sido victimas de esta situación, y es entonces cuando uno se pregunta, cuales son las razones por la que niños, niñas y adolescentes, desaparecen, lo cual es un fenómeno altamente complejo porque se cruza con la comisión de otros delitos o graves violaciones de derechos humanos, como son la violencia feminicida, transfeminicida, la violencia sexual, la violencia intrafamiliar, pornografía infantil, el tráfico y la trata de personas, entre otros. Los menores desaparecen también para fines de adopción ilegal. Esto implica una cadena de comisión de ilícitos tanto de autoridades como de particulares involucrados en un proceso corrupto.
En nuestro país, el 16.4% del total de personas desaparecidas corresponden a este sector de la población. Ellos y ellas se encuentran en situaciones de alta vulnerabilidad principalmente por su edad, pero también por otros factores que se cruzan en su condición social. El género, la marginación social, su condición de migrantes, de indígenas o afrodescendientes, el padecimiento de alguna o algunas discapacidades, etcétera. Se trata de grupos en situaciones de riesgo muy particulares. Por otra parte, el reclutamiento de las y los niños, implica obligarlos a trabajar en un sinnúmero de actividades muchas de ellas involucradas con el crimen organizado.
Desde 1964 a la fecha, han desaparecido en México,87 mil 436 niñas, niños y adolescentes desaparecieron desde 1964 hasta la fecha. Son varios los factores que inciden en que haya más desaparecidos menores de 18 años y que involucran a varios actores, así como tipos de modus operandi. Entre los que se encuentran el secuestro, la trata de personas y la explotación sexual, de acuerdo con el informe Infancia Cuenta en México 2022: Niñez y desapariciones de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Además, la delincuencia organizada utiliza la pobreza; las condiciones precarias de vida, marcada por las desigualdades; la deserción escolar o falta de acceso a la escuela; el consumo de drogas y la falta de oportunidades para niñas, niños y adolescentes para reclutarles e integrarles a organizaciones criminales.
Un tema que como muchos nos parecía tan lejano en Chiapas, pero el destino nos alcanzo y hoy está en primera plana en La Jornada y varios articulistas chiapanecos escriben al respecto: Diez desapariciones a la semana de personas menores de 18 años; 1,831 en cuatro años, con un crecimiento sostenido desde 2018. La crisis de desapariciones alcanzó a Chiapas, y son las niñas, niños y adolescentes sus principales víctimas.
La agrupación Melel Xojobal, que trabaja con menores, expuso que 73 casos formaban parte de un total de 309 documentados por la organización de enero a junio de este año, pero 236, 76 por ciento del total, ya fueron encontrados. En un estudio sobre desapariciones ocurridas durante el primer semestre de 2023, Melel Xojobal detalló que 51 casos de menores no localizados corresponden a niñas y adolescentes del sexo femenino. Acotó que 107 de los 309 casos correspondieron a niñas, niños y adolescentes indígenas y el resto, 202 casos, a población de origen no étnico.
Mientras tanto, la Red por los Derechos de la Infancia en México, declaró que de acuerdo a fuentes periodísticas, desde el 26 de mayo se inició un fuerte enfrentamiento armado en Frontera Comalapa, donde grupos criminales rivales realizaron detonaciones de bombas, disparos a la población, reclutamiento forzado de hombres jóvenes y destrucción de viviendas en las comunidades Lajerío y Candelaria, lo que pone en riesgo la vida de niñas, niños y adolescentes y los expone a ser utilizados por grupos criminales.
Los principales lugares de desaparición son Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de Las Casas, Tapachula Comitán y Palenque, pero también existen casos en Ocosingo, Pantelhó, Chenalhó, Chicomuselo, Comitán, La Trinitaria, Sabanilla.
Jennifer Haza, directora de Melel Xojobal, explicó que, si bien está la sustracción de niñas y niños por situaciones o conflictos de tutela de patria potestad, también son sobresalientes los casos de reclutamiento forzado por parte de grupos del crimen, y para huir de contextos de violencia, como estrategia de sobrevivencia.
Añade: “con las familias que hemos acompañado vimos que la Fiscalía deja de investigar cuando estas niñas, niños y adolescentes son localizadas, y no registra si fueron víctimas de algún delito, lo que a paso a la impunidad y la continuación de las desapariciones; lo que se puede ver porque no hay una sola sentencia”, detalló.
Ante la solicitud de padres de familia y organizaciones dedicadas a estos temas, se crea un protocolo adicional para la atención de desapariciones de niños, niñas y adolescentes, asimismo, es necesaria la existencia de una unidad de análisis de contexto, ya que es pertinente considerar la información sobre posibles redes de trata, tráfico de órganos, reclutamiento de NNA por la delincuencia organizada, trabajo forzado u otros delitos que suceden en la zona.
Además, el análisis de contexto con enfoque diferenciado en NNA tiene que realizarse con intervención de personas que estén formadas en victimología y psicología infantil. Eso significa que es preciso no solo conocer el ambiente de violencia o de incidencia delictiva en que pudo haber ocurrido la desaparición, sino también cuestiones personales de la o del menor, su ambiente familiar y de desarrollo psicosocial, y finalmente, los valores culturales en que él se ha desenvuelto.
En este instrumento adicional, también se recomienda el análisis de las redes sociales del niño o la niña, para conocer sus contactos, movimientos o posible conducta. Es recomendable que en casos como éste se permita el análisis de redes de las personas cercanas a ellos y ellas, y respecto de quien se negara a ello, se cuente con un mecanismo ágil para solicitar la orden judicial de intervención.
Es fundamental establecer conexiones entre desapariciones anteriores, casos de reclutamiento con la misma persona presuntamente perpetradora, casos en la zona o territorio donde ocurrió la desaparición que se considere de riesgo por operaciones de grupos criminales, casos donde la edad o el género y lugar de desaparición, coinciden, es decir establecimiento de patrones.
Ante la desesperación por la falta de atención por parte de las autoridades, las familias y las organizaciones sociales, se han reunido con grupos de búsqueda de otros estados y países, para compartir prácticas de organización y estrategias para trata de encontrar a sus familiares.
Hoy es la sociedad civil quien toma cartas en el asunto para desarrollar estrategias para atender problemas como el citado, ante la ausencia de una actuación eficiente y pronta por parte de las autoridades.
La desaparición de niñas, niños y adolescentes, es consecuencia del rompimiento del tejido social, así como, condiciones de pobreza, que los colocan en situación de vulnerabilidad y son carne de cañón del crimen organizado.
Es imperante que el Estado, brinde protección a la infancia, es vital la prevención y la respuesta a la explotación, el abuso, la negligencia, las prácticas nocivas y la violencia contra los niños, niñas y niñas, quienes tienen derecho a vivir en un mundo libre de violencia y en el que sus derechos sean respetados.
enriquetaburelomelgar@gmail.com