Santiago Creel tomó una decisión sensata. Se veía venir que en cualquier momento declinaría en favor de Xóchitl Gálvez para de esta manera buscar la forma en que la hidalguense se fortalezca aún más y pueda ser la candidata de la oposición a la Presidencia.
Creel había alcanzado su máximo, difícilmente iba a crecer más. La irrupción de Xóchitl le fue cambiando su perspectiva. En poco tiempo, la hidalguense ha logrado meterse en el imaginario colectivo más allá de lo que dictan e imponen las estructuras partidistas.
Se ve complicado que la senadora sea derrotada de no ser que irrumpa el priismo, que todavía existe, y apoye a Beatriz Paredes. Lo que se va viendo es que la propuesta de un proceso de ciudadanización de la oposición empieza a quedar a medias.
La elección del 2024 por la Presidencia está destinada a ser una competencia entre mujeres. En el caso de las corcholatas, a pesar de las inconformidades de Marcelo Ebrard, no se ve por dónde pueda ser el candidato de Morena, la decisión está tomada desde hace varios años.
En el Frente otra mujer también ha llamado la atención con razón y está claro que es competitiva. La diferencia con Xóchitl Gálvez es que Beatriz Paredes se va fortaleciendo con base en las estructuras del PRI. El proceso previo a la gran decisión deja en claro que el mayor número de votos que tuvo la tlaxcalteca procedían de la base priista, quedó en claro que con lo poco que le queda al PRI resultó suficiente para impulsarla.
No son cuestionables los atributos, cualidades y capacidades de Beatriz Paredes. El problema no está en ella, el problema es el entorno en el que está, el cual paradójicamente es su base y que desde ya le anda impulsando. Su candidatura pudiera terminar por ser una elección que coloque al pasado de regreso frente a un presente-futuro confuso encabezado por Claudia Sheinbaum.
Suponemos que Santiago Creel está claro en el papel que ahora debe jugar. Su apoyo a Xóchitl puede significar, más allá de las inevitables negociaciones, un impulso para que la estructura del PAN se mueva en apoyar a un personaje que está más identificado con la ciudadanía que quienes han participado a lo largo de estos meses; en el proceso inicial el panismo se decantó en favor de Santiago Creel.
Xóchitl y Beatriz han participado en política y más allá de su pasado partidista o no, son reconocidas como luchadoras sociales de causa. Ahora que el proceso se ha reducido a ellas dos no se descarta que se venga una guerra sucia con dosis de fuego amigo.
Por más que se vea remoto un triunfo de la oposición en las elecciones presidenciales, es importante que sea competitiva por todos los factores colaterales que están en juego; recordemos una vez más que vamos a tener la elección más grande en la historia del país.
Xóchitl es la mejor cara con la que puede presentarse la oposición. A pesar de que se relacione con el pasado, ha logrado irrumpir de manera notoria entre otras razones por su confrontación con el Presidente, lo cual para muchas y muchos es importante; lo que le ha redituado simpatías e identidad.
López Obrador la puso en la mira y ahora la tiene en la mira. Quizá lo primero se le fue de las manos, pero lo segundo está claro. Cada vez que puede arremete contra ella dándole vuelta a las leyes como lo ha venido haciendo desde hace algunas semanas.
No es casual que con todo y lo que dijo Beatriz Paredes sobre él y su gobierno haya optado por referirse a lo que dice Xóchitl y no a la crítica de Beatriz.
En el Frente no hay forma de impedir a los partidos, el problema está en lo que sus dirigentes son capaces de hacer. México tendrá una presidenta en 2024, Claudia, Xóchitl o Beatriz, es una nueva historia para todas y todos.