El bastón de mando
Alejandro Moguel/Ultimátum
El presidente, Andrés Manuel López Obrador ha decidido realizar un acto simbólico de entrega del bastón de mando a quien será su sucesora en el cargo en 2024, un rito que solo ocurre entre las comunidades indígenas. Lo hará en los primeros días de septiembre próximo, un año antes de que oficialmente se haga el traslado de poderes presidenciales.
Eso sucederá mucho antes de que inicie oficialmente el proceso electoral federal, antes de que sean registrados los aspirantes de otros partidos o alianzas políticas, antes de que se lleven a cabo las campañas de proselitismo y mucho antes, desde luego, que se celebren en todo el país las votaciones.
Es decir, él va a estar simulando trasladar el poder presidencial de sus manos a las de su sucesora que él mismo eligió, sin que hayan mediado procedimientos democráticos.
Ha dicho el propio mandatario nacional que él entregará, de propia mano, el bastón de mando a quien resulte ganador o ganadora del proceso interno-encuestas que se convertirá en el coordinador o coordinadora nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación que, a su vez, será candidato o candidata de Morena a la presidencia de México, cuya noticia será revelada en unos doce días, más o menos.
Es costumbre, tradición y acto protocolario tradicional que el 01 de diciembre de cada seis años, el presidente saliente acuda a una sesión del Congreso general a presenciar la colocación de la banda presidencial al mandatario entrante. Es decir, ni siquiera el saliente coloca la banda a su sucesor. Así ha sido durante toda la vida democrática de México.
Simplemente, como un acto de cortesía política, el Ejecutivo saliente hace presencia en dicha ceremonia donde el presidente del Congreso coloca la banda presidencial al nuevo mandatario y, a partir de ahí, se da por hecho que hubo un traslado institucional y democrático de poderes. Después, a lo que sigue.
Esa, sin duda, será una ratificación del mandatario nacional de que él y nadie más que él ha sido el creador de quien lo sucederá en el cargo en 2024 que, a estas alturas, todo mundo sabe será Claudia Sheinbaum. No se ha dicho todavía donde será ese acto protocolario. Lo más inteligente sería un sitio neutral, pero en una de esas, el presidente elegirá que sea en una conferencia mañanera y desde el mismísimo Palacio Nacional, donde él tiene centrado el poder presidencial absoluto.
Quiere de esa forma que no quede la menor duda de que la elegida o el elegido será el mandamás de todo el movimiento.
Fuentes de Palacio Nacional han filtrado que desde ese momento, el mandatario hará un traspaso a un tercero (a) de todo el poder político de Morena y él, a su vez, se dedicará a inaugurar obras y a preparar su salida del gobierno.
Está cañón que algo de eso ocurra en la realidad, porque todo mundo sabe que todos los presidentes de México y gobernadores desean ejercer su poder hasta el último minuto de su mandato. Y éste, precisamente por ser éste como ha sido, no sería la excepción.
Con ese acto simbólico de entrega de bastón de mando –que nunca había sucedido-, López Obrador estará mandando el mensaje a sus millones de seguidores que voten por ella en los comicios del 2024.
Será una forma de sustituir el hecho de que él ya no podrá estar en la boleta.
alexmoguels@hotmail.com