Democracia subordinada
Eugenio Hernández Sasso/Ultimátum
Hay un poder del gobierno y dos instituciones que no quieren someterse a la voluntad del partido oficial: la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Eso ha provocado severos disgustos a quien habita en palacio nacional, a la dirigencia del partido de su propiedad y a todos aquellos que llegaron a probar la grosura de los cargos públicos.
Se supone que la democracia es el poder del pueblo, sin embargo, al momento de elegir a un gobernante, sobre todo si es autoritario como el que le tocó a 30 millones de mexicanos favorecer con su voto hace cinco años, la gente debe someterse y las instituciones deben “irse al diablo”. No hay respeto para la soberanía nacional, definitivamente.
Se entiende que el Poder Judicial, SCJN, es el único que no se ha subordinado al Ejecutivo y, por encima de severas presiones, trata de respetar y hacer respetar la Constitución Política de nuestro país. Como no han podido doblarlo de otra forma, ahora han recurrido al estrangulamiento financiero.
El Poder Legislativo, por su parte, se encuentra sumiso a los caprichos del presidente de la república, porque tanto a diputados y senadores se les olvida que representan al pueblo que los llevó al cargo mediante el sufragio y no al partido ni a los grupos que los impusieron mediante encuestas cuchareadas.
Sin embargo, Morena anhela ganar las dos terceras partes del Congreso de la Unión en 2024, para destruir la Constitución actual que no le es muy útil y elaborar una de acuerdo a sus intereses. De esa manera podría perpetuarse en el poder sin ningún problema. Ya no habría ninguna institución que le hiciera contrapeso al Ejecutivo, ni mucho menos partidos de oposición. El pueblo sabrá si le otorga esa prerrogativa.
Es más, si eso sucede, nadie se atrevería a levantar la voz por temor a ser acusado de traición a la patria y ser sometido a juicio del que tal vez ni la vida le sea respetada. Ese es el peligro, pero hay muchos que todavía quieren vivir esa experiencia para luego salir huyendo del territorio, como ha pasado con los habitantes de Venezuela y Cuba, por ejemplo.
De ahí tenemos al INE, un órgano que fue construido mediante la lucha de muchos líderes que querían comicios libres y limpios. Esa institución fue la que elección tras elección se fue perfeccionando hasta ciudadanizarse por completo y respetar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, “máximo líder de las izquierdas”, pomposamente denominado.
Actualmente ¿de qué sirve el INE si no levanta la voz? Si no es capaz de hacer acopio de valor y enfrentar a quienes lo atacan sin razón, ¿para qué le sirve al pueblo? Morena lleva prácticamente cinco años en campaña abierta y descarada y no le han puesto un correctivo.
Apenas esta semana los consejeros se atrevieron a ordenar a Claudia Sheinbaum que cese su adelantadísima campaña y haga reuniones de manera privada, que se abstenga de hacer propuestas, y, ¿sabe usted qué respondió Mario Malvado? Perdón, Mario Delgado, que como son un partido de millones no pueden hacer reuniones pequeñas.
Lo que ese partido no quiere es respetar las normas, no quiere que le pongan un alto y, como está en el poder, siente que todos deben someterse a su voluntad. Imitan a la dictadura perfecta del PRI, pero son demasiado descarados. Además, si nos remontamos al 2018, la gente votó por ese partido para que se acabarán los excesos y abusos de poder, no para que persistieran o se hicieran más intensos.
¿De qué sirve, a estas alturas, tratar de frenar los excesos si ya falta un mes para que inicien las precampañas de todos los partidos? Es curioso escuchar al presidente de México y sus seguidores afirmar que los opositores quieren regresar por sus privilegios y no se dan cuenta que con su actitud lo que exhiben es no querer soltar los franquicias que ahora tiene en sus manos. Ya les gustó comer con manteca. Ahora no solo le salió carne al hueso (como dijo el finadito Galileo), sino que los demócratas de la izquierda disfrutan puro filete, mientras el pueblo sigue en la miseria.
SASSÓN
Menudo problema tiene Morena en Chiapas. El partido oficial no tendrá problemas para definir a sus candidatos, de hecho, sus dirigentes ya deben contar con la lista de quienes van a ganar las encuestas, tendrá dificultades para unir a quienes sean derrotados en esos sondeos dirigidos y para conservar la alianza con PT y PVEM. Ya hay izquierdistas de cepa que prefieren mejor no participar en esa simulación democrática, porque todo parece indicar que fundadores, leales y fieles a la 4T podrían quedarse afuera.
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