“Las ideologías siempre terminarán mal”
Rodolfo L. Chanona/Ultimátum
Dentro de la retórica presidencial se ha concebido a la 4ªT como una revolución pacífica orientada a modificar todo el andamiaje institucional desarrollado en México en los últimos años, bajo el concepto ideológico “Que no puede haber gobierno rico, con pueblo pobre”.
Impulsándose desde la máxima autoridad del país una narrativa que cuestiona la relevancia de los órganos autónomos, descalificándolos y señalándolos como una enorme carga para el erario, considerándolos como un obstáculo para la edificación de este nuevo orden que se pretende implantar bajo la voluntad de una sola persona.
Los órganos autónomos han sido generados dentro de un sistema democrático como instancias de contrapeso, que permiten mayor eficiencia en la gobernanza en beneficio de la ciudadanía; sin embargo los embates presidenciales contra estos órganos iniciaron primero contra la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el Instituto Nacional Electoral (INE), el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y ahora estamos presenciando una embestida contra uno de los Poderes de la Unión que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Toda vez que el pasado 17 de octubre la Cámara de Diputados aprobó el Decreto en el que se reforman artículos de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y se extinguen 13 de los 14 fideicomisos del PJF; y probablemente el día de hoy el Senado de la República podría estar resolviendo dicho dictamen que le fue turnado por la Cámara baja.
Desafortunadamente la ciudadanía se ha encontrado con el discurso mediático del Presidente y de sus huestes, desinformando y buscando desviar el verdadero sentido de la discusión, que es trasladar más de 15.000 millones de pesos a las arcas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y debilitar presupuestal y mediáticamente al Poder Judicial, exponiendo a lo que ellos llaman, lujos y privilegios de los Ministros de la Corte, señalando reiteradamente que están molestos porque no quieren perder sus privilegios al desaparecer estos fideicomisos. Aunque el dinero de estos fideicomisos no corresponde a salarios ni prestaciones de los 11 ministros integrantes de la Suprema Corte.
Sin embargo lo que si es cierto, es que la extinción de los fideicomisos repercute en las finanzas del Poder Judicial de la Federación y en el cumplimiento de diversas obligaciones patronales en los derechos laborales adquiridos por las personas trabajadoras del PJF; toda vez que dichos fideicomisos no son parte del presupuesto que año con año se solicita a la SHCP, sino instrumentos legales que sustentan fondos con objetivos específicos y que por consiguiente no permiten su uso para fines distintos a los establecidos en su creación.
Por ejemplo, tres de ellos corresponden a pensiones complementarias para mandos medios y operativos, mandos superiores, magistrados y jueces jubilados; otros tres incumben a los planes de prestaciones médicas complementarias y apoyo médico extraordinario para los servidores públicos del PJF, con excepción de los integrantes de la SCJN, cuyo fin es auxiliar a los servidores públicos operativos que tienen menores ingresos en situaciones de extrema urgencia médica y no tengan los medios para atender el padecimiento de forma adecuada.
En cuanto a los demás fideicomisos tienen como objetivo eficientar el funcionamiento de la Corte, como es el caso del fortalecimiento y modernización de la impartición de justicia; desarrollo de infraestructura ante la implementación de reformas constitucionales en materia de justicia federal; cooperación técnica y científica; adquisición, construcción y remodelación de órganos jurisdiccionales y su equipamiento; manejo del producto de venta de publicaciones y otros proyectos que permiten la divulgación a nivel nacional de las resoluciones que emitan los tribunales de la federación y demás cultura jurídica.
Siendo importante precisar que el Poder Judicial Federal en nuestro país, se ha venido consolidando fuerte e independiente de los otros poderes, hecho que ha sido reconocido por la academia, intelectuales y el propio foro de abogados; independencia que es fácil de constatar ante los cientos de amparos que a diario se conceden a favor de los ciudadanos cuando los tribunales federales estiman que un acto de autoridad es adverso a lo que establece el marco legal, emitiendo fallos sin considerar si las autoridades que las emitieron, son o comulgan con algún partido político o ideología.
Por lo que ante el actual contexto, nos lleva a citar las palabras del Papa Francisco pronunciadas en su discurso realizado hace unos años en Paraguay, en donde condenó a las ideologías y a la corrupción, indicando: “Que no sirve una mirada ideológica cuando se termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales”, expresando el Santo Padre que las ideologías siempre terminan mal, toda vez que estas no sirven, ya que tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo, por lo que invitó a remontarse al siglo pasado y preguntarse ¿en que terminaron las ideologías?, a lo cual concluyó: “Que estas siempre terminaron en dictaduras, porque las ideologías siempre quieren pensar por el pueblo y no dejan pensar al pueblo”.