El #AcapulcoDeTodos
Armando Ríos Piter/Excélsior/Ultimátum
Los ojos se llenan de lágrimas. Las imágenes de “la Bahía más bella del mundo”, devastada por el golpe inclemente del viento y la lluvia. Los edificios destruidos, sus esqueletos expuestos. Decenas de miles de casas, sin techos, inundadas por el lodo. Los cascos flotantes de lo que alguna vez fueron yates y barcos. Esta vez, la fuerza de la naturaleza nos golpeo con uno de los mayores estruendos del que se tenga memoria reciente. Nuestro querido Acapulco, el siempre brillante y cálido, el de los mil recuerdos y sonrisas, se apagó totalmente.
Aunque en comparación con el huracán Paulina, las cifras de decesos parecerían menores y aún falta información sobre lo que verdaderamente ocurrió en la franja costera de Guerrero. Al caos físico de la ciudad, sin luz, comunicaciones, combustibles o agua, sobrevino el caos social. Los habitantes decidieron acudir a tiendas y supermercados a saquearlo todo. Las imágenes de hordas de personas que irrumpieron en negocios para tomar por la fuerza cuanto encontraron a su paso, dieron cuenta puntual de la ausencia de cualquier tipo de autoridad.
Mientras tanto, un presidente de la República varado en el lodo, literalmente atascado. De hecho, hasta la fecha existe la duda razonable de que haya puesto algún pie en el lugar de la tragedia. Por otro lado, una gobernadora ausente, al igual que su gabinete. Sin datos y con comunicación deficiente, la sensación de que durante días enteros no hubo nadie a cargo, se consolidó en el sentir de la gente.
Otis no solo desnudó los edificios y la infraestructura acapulqueña. También dejó al descubierto lo que se sabe desde hace años. En Guerrero no hay gobierno. En unas cuantas horas, el huracán evidenció que, desde hace muchos años, esa tierra ha quedado a su suerte. Sin inversiones importantes del gobierno federal, con una falta de apoyos estatales que reviertan la depreciación de sus cimientos, hoy Acapulco destaca por su pobreza crónica. La incapacidad mostrada por las autoridades, también recordó fehacientemente que, es el crimen el que tiene mejor penetración en aquel territorio.
Con gran preocupación, se escucharon audios de ciudadanos que fueron despojados de víveres y apoyos por parte de la Guardia Nacional. Ante el impedimento a organizaciones civiles, de llevar alimentos y medicinas a los afectados, no puede evitarse la sensación de que el gobierno y su partido pretendan aprovecharse electoralmente de la situación. Peor aún, queda la duda de que las fuerzas del “orden público”, podrían realizar este tipo de acciones, por encima del poder civil, en un futuro próximo. Por ello, el gobierno esta obligado a aclarar estos señalamientos cuanto antes.
Más allá de la crítica política, la tragedia que vive el puerto debe servirnos para entender, pensar y formular mecanismos de respuesta que le permitan a Acapulco salir adelante. Frente a un gobierno rebasado, es indispensable aterrizar soluciones que consideren perspectivas para el corto y el mediano plazos:
En primer lugar, en lo inmediato, es indispensable alinear y coordinar toda la ayuda posible en materia de atención de las necesidades más apremiantes. En caso de que la autoridad impida que dicha ayuda llegue, los ciudadanos deberán documentar y difundir masivamente cada caso. La presión social debe sobreponerse a toda decisión absurda, retrógrada y con visos autoritarios. Se requiere un plan gubernamental de empleo temporal, que movilice a la gente para limpiar la zona devastada.
En el mediano plazo, será indispensable identificar proveedores que estén dispuestos a apoyar a quienes hayan perdido sus viviendas, especialmente en las zonas populares. El empleo de redes sociales, como ocurrió en el sismo de 2017, puede ayudar a vincular directamente la demanda solicitante con la oferta solidaria. Evitar el uso electoral de programas gubernamentales frente a esta desgracia, solo será posible si la sociedad transparenta masivamente, lo que ocurra en territorio acapulqueño. El gobierno debería sumarse a esta dinámica -sin competir-con un programa de reconstrucción.
Armar un plan financiero por parte de la Iniciativa Privada, que identifique frente a este terrible golpe mecanismos de apoyo crediticio-inmobiliario que garanticen que, aquellos que han sido afectados cuenten con instrumentos para invertir en la recuperación de la zona hotelera y departamental que se ha visto tan gravemente afectada.
En resumen, frente a la limitada capacidad gubernamental, la #SociedadHorizontal deberá presionar, exigir y actuar para lograr el renacer del #AcapulcoDeTodos.
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