Acapulco: Lo que el viento se llevó
Amado Ríos Valdez/Ultimátum
No sé si Acapulco vuelva a ser lo que fue, pero ahora es una zona de desastre y de un drama humano muy doloroso para los que tenemos una historia con esas tierras.
Como seguramente ya saben, el martes 24 de octubre por la noche, Acapulco y los municipios costeros de Coyuca de Benítez, Atoyac de Álvarez, San Jerónimo de Juárez y Tecpan de Galeana, fueron azotados por el más feroz de los huracanes que han golpeado las costas del pacífico mexicano. Vientos de más de 300 kilómetros por hora durante 4 o 5 horas fueron suficientes para devolver a Acapulco y los municipios mencionados cien años atrás. Devastación total. Dolor absoluto.
Las pérdidas se van conociendo poco a poco. Las viviendas e infraestructura tienen daños en el 98%, ya no hay hoteles y las casas habitación se perdieron o tienen graves afectaciones casi en su totalidad. De acuerdo con el INEGI Acapulco tiene 223,924 viviendas y la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC) calcula que tienen afectaciones totales o parciales 220,035 casas. Hasta ahora las cifras oficiales reconocen 48 fallecidos, pero periodistas que han recorrido y sobrevolado el puerto en su totalidad estiman hasta en 3,000 los muertos (de acuerdo con información del periodista David Ordaz). Pero esto es solo en Acapulco, el desastre provocado por el huracán Otis arrasó otros 5 municipios de la Costa Grande de Guerrero.
Acapulco y los 5 municipios dañados tienen una población permanente de poco más de 1 millón de habitantes. Todos, absolutamente todos, resultaron afectados por la violencia de los vientos de categoría 5 del huracán Otis. De ese tamaño es el drama humano. Los días posteriores al paso del monstruo meteorológico son cada vez más angustiantes para la población pues escasea la comida, no hay agua potable, la electricidad se perdió por completo aunque se espera que antes del 5 de noviembre se haya restablecido por completo, la mayoría de pobladores duerme a la intemperie pues perdieron los techos de lámina, palma o teja de sus casas. El drama humano es monumental.
LA TORMENTA PERFECTA
Muchos factores se alinearon para que el huracán Otis asestara un golpe mortal a Acapulco.
El huracán evolucionó muy rápidamente de tormenta tropical ( vientos de 63 a 118 km/hora) el lunes 23 a un huracán de categoría 3 (vientos de 178 a 209 km por hora) a la 1 de la tarde del 24 de octubre y para las 8 de la noche del mismo 24 alcanzó la categoría 5 (con vientos mayores a 252 km por hora, llegó a tener vientos de 330 km por hora). La rápida evolución tomó desprevenidas a las autoridades de todos los niveles de gobierno que no entendieron la dimensión de la catástrofe que se avecinaba hasta que ya era muy tarde. La presidenta municipal Abelina López no dio aviso, no preparó a la población ni actuó en ningún sentido hasta que pasaron varios días después de la tragedia. La gobernadora Evelyn Salgado estaba en una reunión en la riviera nayarita y sólo apareció después para poner en sus redes sociales un video echando una porra al presidente López Obrador, es patético, pero es real, ahí está la señora en su cuenta de X (antes Twitter) en ese despreciable espectáculo.
Por su parte el gobierno federal solo puso un tuit a las 8 de la noche en la cuenta del presidente, cuando ya estaba encima el huracán y ya nada se podía hacer. Tan poco serio se tomaron las autoridades la peligrosidad de Otis que a las 8 de la noche del 24 de octubre, el Secretario de Gobierno de Guerrero, Ludwig Marcial Reynoso Núñez, estaba inaugurando una reunión nacional minera e invitaba a pasear por las instalaciones del hotel y a cenar mientras los vientos comenzaban a entrar con violencia en las instalaciones del hotel. Los asistentes a la reunión tuvieron que correr a refugiarse en medio de vientos violentos, cristales rotos, mesas y sillas volando, sin protocolos, sin medidas de seguridad. Es inconcebible el nivel de ignorancia e irresponsabilidad, pero así es cómo ocurrió y está ampliamente documentado.
A la inusitada furia del huracán se sumó la falta de atención de las autoridades de los 3 órdenes de gobierno. Ninguno actuó, ninguno organizó ni preparó a la población para la tragedia que se venía. Escribo esto el 30 de octubre y hasta hoy la reacción de las autoridades ha sido lenta, precaria y notoriamente insuficiente, sumando dolor a la de por sí dura situación de los porteños.
Si a estos factores les sumamos la violencia criminal que ha golpeado Acapulco desde el 2002 a la fecha, podemos asegurar que el puerto y los municipios afectados estaban a merced de este u otro fenómeno natural. Estos factores se sumaron para que Otis fuera la tormenta perfecta.
UN PASADO GLORIOSO QUE NO VOLVERÁ
Acapulco tuvo su esplendor en los años 50 al 70 del siglo 20. Sede de eventos, reuniones, bodas, luna de miel de los actores de Hollywood, del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, de los actores mexicanos del cine de oro nacional como Cantinflas, Tintan, Pedro Infante, etc. El paraíso del pacífico mexicano.
Para mí fue mi infancia y adolescencia. Pescar con mis primos en los riscos, jugar fútbol en las noches en la playa de Caleta cuando ya no había turistas y la playa volvía a ser nuestra sala de juegos, caminar tranquilamente por la avenida costera solo por el gusto de caminar, mis primeros amores y decepciones, fiestas familiares, las visitas con mis hijos y el inculcarles el amor por las tierras de su padre, la comida, la alegría indomable de la gente y su hablar lépero y amoroso al mismo tiempo. Son tantos recuerdos. No puedo dejar de abatirme al ver los lugares de mi infancia y adolescencia destruidos por completo.
¿VOLVERÁ A RECUPERARSE ACAPULCO?
De acuerdo con la CMIC la recuperación de Acapulco tardará por lo menos 5 años. La temporada decembrina, la mejor del año para un pueblo que vive casi en su totalidad de la industria turística, se perderá este año y tal vez también la semana santa y todo 2024.
La atención a la emergencia actual se llevará del orden de los 20 mil millones de pesos, mismos que están más o menos asegurados si hemos de creer que el FONDEN sigue operando y con recursos. Sin embargo, la reconstrucción será más larga y difícil e implica el gasto de muchos más recursos. Según estimaciones muy modestas se piensa que costará alrededor de 270 mil millones de pesos, más o menos lo que ha costado el Tren Maya o el costo de la Refinería Dos Bocas. Este gasto es enorme y no está contemplado en el presupuesto aprobado por las cámaras de diputados y senadores, así que tendrán que hacer ajustes y ver a qué le quitan.
Por ahora lo que urge es la atención a la población urbana y rural de Acapulco y los municipios costeros de Coyuca de Benítez, Atoyac de Álvarez, San Jerónimo de Juárez y Tecpan de Galeana. Dotar de agua, luz, telefonía, alimentos, materiales para la reconstrucción de sus viviendas y negocios. En lugar de poner trabas y limitaciones, el gobierno federal debería convocar a todas las personas y organizaciones, todas las manos posibles para ayudar, los mexicanos somos un pueblo solidario, pero el gobierno, en su errático actuar y en su fallido cálculo político, estará produciendo su Waterloo.
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