El problema que enfrenta la oposición con la narrativa del triunfo virtual en la que está montado Morena es que no la ha podido contrarrestar. La difusión de algunas encuestas como propaganda política ha sido un elemento que en estos días poco ha ayudado a imaginar escenarios distintos. No somos de la idea de que la diferencia entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez sea de 50% como lo presentó una de las encuestas ampliamente difundida por Morena y medios afines. En la mayoría de los estudios existe un común denominador que si bien establece una ventaja para la morenista, en ninguno de los casos alcanza esta diferencia. Sin embargo, la narrativa del triunfo ha ido permeando de tal manera que en las propias campañas se empieza alcanzar a apreciar. El problema para la oposición no sólo está en que existe una narrativa que forma parte de una estrategia política y que de alguna manera se va metiendo en la percepción ciudadana.
Poco ha venido importando el contenido del discurso de Claudia Sheinbaum, porque de lo que se han encargado estos días, previo a la precampaña y durante esta semana, es de darle un tono festivo que llega a verse por momentos como sinónimo de victoria. Falta mucho para asumir este tipo de actitudes. No hay duda que Xóchitl Gálvez entró en un bache del cual le ha costado trabajo salir. Los problemas que está enfrentando en la alianza, la división en la elección de candidatos y, sobre todo, el oportunismo que nunca deja de estar presente han colocado a la oposición con muchas preguntas, muchas dudas y, sobre todo, con una alta dosis de incertidumbre. Siendo que la candidatura de Xóchitl se concentra de manera casi total en ella todo lo que hace se magnifica.
Sigue sin tener en su entorno un equipo que se encargue de dar la cara por ella ya que por más que sea la candidata y que la oposición la asuma como alguien realmente diferente a Claudia Sheinbaum, mientras no tenga soporte definido en lo interno y en lo público Xóchitl estará a menudo entre la espada y la pared. Van a tratar de que la narrativa del triunfo se vaya consolidando, porque no se trata solamente de la elección presidencial, sino de la gran cantidad de cargos que están en disputa. La estrategia pretende crear en el imaginario colectivo una presencia de Morena de carácter nacional apuntalada por el Presidente. López Obrador no va a estar en la boleta, pero se va a convertir en una especie de fantasma que aparecerá por todos lados para tratar de intimidar a algunos y alentar a los morenistas y simpatizantes. El Presidente se ha dedicado a hacer campaña y así será hasta las elecciones. Se ha dado el gusto de juguetear con el “destape” de la candidata de la oposición, a lo que se suma el de Samuel García que ha terminado por ser un total manojo de contradicciones.
Podrán presentarse divisiones en Morena por las candidaturas, pero llegará la disciplina porque estará presente la máxima de que es importante estar cerca muy cerca del ejercicio del poder. Muchos de los integrantes del partido, junto con los que en otros tiempos pertenecieron al PRI y al PAN, saben lo que esto significa, por eso no les queda de otra que apechugar para no dejar de estar cerca del poder o del presupuesto, según se le quiera ver. Mientras Xóchitl Gálvez no muestre un avance significativo, la cantaleta se va a repetir por más que puedan pasar muchas cosas de aquí al día de las elecciones. La narrativa del triunfo le ha venido dando resultado a Morena. Si no se le contrarresta va a hacer un dique ante los ciudadanos que pensarán que muchas cosas ya se están definiendo. La narrativa del triunfo no es el triunfo, pero le hace ver a los ciudadanos que las cosas están definidas siendo que no lo están.