En los sistemas presidenciales, contrario a los parlamentarios, el Presidente es elegido de manera independiente de la legislatura y no está directamente vinculado a la misma. Por lo tanto, es común construir coaliciones para garantizar el respaldo necesario para aprobar legislación, implementar políticas y enfrentar desafíos políticos. Ese primer caso es el de las coaliciones de gobierno, pero también existen coaliciones electorales que tienen como objetivo principal ganar las elecciones. A continuación, algunas reflexiones sobre la conformación de las coaliciones electorales. El primer punto tiene que ver que en las coaliciones electorales se debe analizar el desempeño electoral en años anteriores de los aliados, tanto en los distritos electorales en el caso de las curules de mayoría relativa en la Cámara de Diputados y lo mismo en los estados, en lo que hace al Senado. La idea es maximizar votos para obtener más asientos en favor de la coalición. En el caso de los diputados, se elige una fórmula (propietario y suplente) para cada uno de los 300 distritos y la lógica diría que se debe ir en alianza en aquellos distritos competidos para asegurar la mayor cantidad de distritos y curules en la Cámara.
Pero no siempre la decisión más óptima es ir en alianza. En el caso de senadores, por ejemplo, es mejor que Morena y el PVEM vayan separados en los estados en los que son fuertes para incrementar la probabilidad de que en vez de quedarse con una curul de senadores, se lleven dos. Normalmente es mejor que los partidos vayan juntos, en donde su probabilidad de perder es mayor. Todo lo anterior tiene una restricción política basada en la influencia que tienen los partidos en la coalición. En este caso es evidente que la coalición Sigamos Haciendo Historia, está comandada por Morena, seguida por el PVEM y el PT, mientras que, en el caso del Frente Amplio por México, el PAN ha obtenido mayor ventaja por su rendimiento electoral. Por lo anterior, la optimización de votos no sólo debe de responder a querer obtener más legisladores, sino también a que la coalición se mantenga en el tiempo y se cuide la lealtad partidista. Esto se observa en la distribución entre partidos de los distritos en el caso de Diputados y estados en el caso del Senado. A esta lógica se suma también la paridad de género que lleva a los partidos a asignarse distritos y estados basados en la competitividad de candidatas contra candidatos.
Otro punto importante a considerar en las coaliciones tiene que ver con la degradación de la marca-partido. En la elección presidencial al Frente Amplio le conviene ir coaligado, porque hay un partido a vencer que es Morena, pero en algunos estados les conviene más mantener su marca y que se reconozca la diferencia entre el PAN y el PRI. En elecciones pasadas el PRD cayó en el error de aliarse a diestra y siniestra y hoy no es claro qué representa y es una explicación más de su estrepitosa caída. Esa también es una de las razones por las que Movimiento Ciudadano no se suma al Frente, quiere cuidar su marca y convertirse en una institución política que represente algo y a alguien. Una última consideración tiene que ver con la sobrerrepresentación. En 2018 la coalición de Morena obtuvo 43.6% de los votos que se tradujo en 61.6% de los escaños en la Cámara de Diputados y en 53.9% de los escaños del Senado. A la postre, la bancada de Morena, con una votación de 37.5% contaba con más del 50% de los diputados.
Esto fue posible, primero, gracias a la cláusula constitucional de sobrerrepresentación que permite que un partido controle hasta 8% más de la Cámara de Diputados que el porcentaje que obtuvo en la votación emitida y, segundo, porque en los convenios de coalición políticos que pertenecían a Morena se registraron como candidatos del PT y del PES lo que le permitió al partido en el Gobierno acceder a más diputados de representación proporcional y posteriormente tener una bancada más grande. Esta sobrerrepresentación se quiso controlar con un acuerdo del INE en 2021 para verificar la afiliación efectiva de los candidatos, habrá que esperar uno similar este año o a inicios de 2024 para controlar estos efectos. Todas estas variables son importantes entender, más aún en una elección en donde lo más importante es la conformación del Congreso federal.