La variable estadounidense en la elección
Armando Ríos Piter/Excélsior/Ultimátum
La crisis del fentanilo en Estado Unidos implica una de las problemáticas de salud más complejas, que actualmente enfrenta aquél país. Diariamente pierden la vida 200 personas por esta causa. Tan solo en 2022, más de 107,000 personas murieron por sobredosis de opioides sintéticos. Esta cifra es mauor a los 60,000 que perdieron la vida en los conflictos armados de Iraq, Afganistán y Vietnam.
Sin embargo, el problema no solo está de aquél lado de la frontera. La ONU ha señalado que 40% de las muertes intencionales que se cometen en el mundo están relacionadas con la lucha entre grupos criminales por las actividades ilegales, la desigualdad social y la producción récord de drogas y armas de fuego. El organismo internacional, colocó a México entre los cinco países con las tasas más altas de asesinatos en el mundo al registrar 28.2 por cada 100 mil habitantes, durante 2021, año considerado el más letal en violencia homicida.
El fentanilo ha cobrado una compleja dimensión geopolítica. México ha quedado en medio de una de las ramificaciones de la tensión prevaleciente entre Beiging y Washington. Los precursores chinos son parte de una cadena que permite a los cárteles mexicanos controlar dos terceras partes del territorio nacional, según el Comando Norte. Hoy el tráfico y consumo de fentanilo, representa una de las principales amenazas para el sistema sanitario estadounidense, su sistema social e incluso la seguridad nacional en lo interno y lo externo, como ocurre para el caso mexicano.
Por esta razón, el gobierno norteamericano ha iniciado una importante reformulación de su estrategia para compatir el tráfico ilícito de estupefacientes, con un enfoque mucho más punitivo.
Recientemente, el Departamento del Tesoro estadounidense, anunció la creación de un bloque especializado en combate al fentanilo dirigido por la “Oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera”, enfocado a identificar con mucho mayor precisión, el blanqueo de activos, especialmente el realizado con criptomonedas, detectar la violación de sanciones impuestas a narcotraficantes y facilitar la colaboración con otros países.
La reciente reunión de Janet Yellen, secretaria del Tesoro con el presidente López Obrador, enmarcó las directirces a seguir. Yellen puntualizó que el tráfico de drogas por sí solo genera cada año 100 mil millones de dólares que fluyen a través del sistema financiero. Al mismo tiempo, la funcionaria subrayó que “la mayor parte de los precursores químicos del fentanilo proviene de China y se sintetiza en México”, para después ser enviado por los cárteles con destino a EU. Los funcionarios acordaron mejorar el intercambio de información financiera confidencial y de inteligencia, que ayude a enfrentar el tráfico de drogas. Para el caso mexicano, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda anunció la semana pasada que detectó, entre 2019 y 2021, operaciones financieras por al menos 43 mil 943 millones de pesos relacionadas con lavado.
El problema no es solo de drogas, sino también de armas y corrupción. En el primer tema, basta con recordar que setenta por ciento de las armas que se utilizan en delitos violentos cometidos en México provienen de Estados Unidos, según lo reconoció el propio embajador de ese país, Ken Salazar. En el segundo rubro, la gran pregunta que genera esta nueva dinámica es: Ante las investigaciones sobre lavado de dinero que habrán de realizarse, ¿surgirán vinculaciones con políticos mexicanos relevantes?
El tema del fentanilo será una de las columnas vertebrales en la campaña estadounidense. Especial atención tendrá el caso de los llamados “chapitos”, que ya se han convertido en un blanco importante para la administración Biden. Adicionalmente, voces en el Capitolio han retomado el tema. Sirva como ejemplo el reciente rechazo Republicano a apoyar a Ucrania, bajo el pretexto de priorizar antes, “acciones decisivas en la frontera sur”. ¿Afectará de alguna manera esta discusión, el desenvolvimiento del proceso electoral en tierra azteca?
Cada día que pasa, la política mexicana y la estadounidense se entrecruzan con mayor profundidad. Primero el tema migratorio y ahora el tema de salud aquí señalado. Al mismo tiempo que la integración bilateral en materia económica se profundiza, problemas compartidos como los aquí señalados, requieren de nuevas respuestas y formulaciones profundas. La #SociedadHorizontal tiene la enorme oportunidad de involucrarse en ambos procesos electorales y exigir propuestas que corrijan de fondo las distorsiones imperantes, especialmente en torno a la corrupción política que ha prevalecido por décadas alrededor del narcotráfico.
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