“y vámonos muriendo todos, que están enterando gratis”
Enriqueta Burelo/Ultimátum
Dos hechos violentos sucedidos en los últimos meses, nos llevan a reflexionar sobre la condición de la juventud en nuestro país, en un entorno que no les favorece, permeado por la desigualdad y la violencia, imagínense, hoy en día, una inocente posada navideña se transforma en una antesala del infierno, 12 jóvenes ya no regresaron a sus casas y 11 están heridos, como en cualquier reunión, los jóvenes se tomaron una fotografía grupal antes del ataque, que hoy será un recuerdo trágico de lo vivido. Unos meses antes, 5 estudiantes fueron hallados con signos de violencia y disparos en la cabeza, en un estado donde las palabras del compositor José Alfredo Jiménez se han vuelto proféticas, “y vámonos muriendo todos, que están enterando gratis”.
Cinco razones, se suman para indicar las condiciones de riesgo de nuestra juventud:
1.Dos de cada diez asesinatos que se cometen en el país ocurren a jóvenes de entre 12 y 24 años. 2. México ocupa el primer lugar en violencia sexual a menores, además de que solamente 1 de cada 10 casos se reporta. 3. Las adicciones en adolescentes aumentaron en 125% en solamente 7 años. 4. Solamente 4 de cada 10 jóvenes participan activamente en la vida pública de sus comunidades.
Es muy fácil recurrir al “échenle ganas”, cuando sabemos que las condiciones estructurales, impiden que la juventud mejores sus opciones de desarrollo y bienestar futuros, a simple viste, podemos observar que México tiene una de las movilidades sociales más bajas del mundo, lo cual te aprisiona y paraliza, la condición social de la familia determina el tipo de oportunidades educativas y laborales a las que tienen acceso, casi desde que nacen. Debido a esto, 4 de cada 10 de ellos no podrán acceder a la educación superior por falta de recursos, o porque en algún momento de su vida, tendrán que decidir entre comer o ir a la universidad.
Y lo mas indignante cuando hablamos de entornos inseguros para las y los jóvenes, no tenemos que irnos muy lejos, ya que el primer espacio donde perciben la violencia es en su propia casa y en la escuela, dos lugares que deberían ser lugares seguros donde tuvieran la oportunidad de crecer libres de violencia.
Esto condiciona la manera en que se desenvuelven dentro de su comunidad, sus niveles de autoestima y también el tipo de proyectos que se plantean a futuro. Aunque esto no significa que todos ellos se convertirán en delincuentes, sí padecerán los efectos relacionados con esta condición en su vida adulta, reflejándose en su salud mental y física o en una difícil proyección laboral e inestabilidad económica.
Tendemos a pensar que los adolescentes que se encuentran en mayor riesgo tanto de sufrir como de practicar violencia, son los que ya conviven en entornos de alto riesgo o que presentan ciertas conductas delictivas, como el consumo de drogas. No obstante, estudios como la Consulta Infantil y Juvenil 2018, muestran que es más probable que los adolescentes perciban violencia en su propia casa (59%) o en la escuela (53%), que en la calle (34%) y por lo tanto sean más vulnerables ante sus efectos.
Esto condiciona la manera en que se desenvuelven dentro de su comunidad, sus niveles de autoestima y también el tipo de proyectos que se plantean a futuro. Aunque esto no significa que todos ellos se convertirán en delincuentes, sí padecerán los efectos relacionados con esta condición en su vida adulta, reflejándose en su salud mental y física o en una difícil proyección laboral e inestabilidad económica.
Nos preguntamos que hacer, revisamos practicas exitosas en otros países, propuestas desde las instituciones, recuperar el país para los jóvenes es una tarea titánica, implica voluntad política, recursos, la familia como punto de partida, la escuela, las instituciones gubernamentales con tareas avocadas a la atención juvenil, pero también, en temas de se seguridad, el crimen organizado, esa hidra de mil cabezas, que hoy por hoy es el enemigo a vencer.
enriquetaburelomelgar@gmail.com