Hace 68 años cayó el puente colgante. Un sueño premonitorio.
Alejandro Sánchez/Ultimátum
Un hecho lamentable y trágico fue el ocurrido el 26 de diciembre de 1955, cuando al medio día un camión cargado de cemento, conducido por Roberto Ramírez de los Ríos, se quedó sin frenos chocando contra uno de los soportes del puente colgante de Chiapa de Corzo y como consecuencia, derribándolo. El puente fue inaugurado con el nombre de “Porfirio Díaz” el 31 de julio de 1908 y unía a Chiapas, que por causa natural del río Grijalva, había separado a la entidad por miles de años. En 1915, se reinauguró con el nombre de “Belisario Domínguez”.
El día del accidente transitaba por el puente un taxi con cupo lleno procedente de San Cristóbal. Los tripulantes quedaron atrapados en el interior del vehículo, entre ellos, una señora y su menor hijo, ella -dijo la prensa- con cara de desesperación y angustia sujetando fuertemente en sus brazos a su hijito, protegiéndolo más allá de la muerte, pero lo curioso del caso es que una de las víctimas presintió su deceso. En efecto, un día antes de la tragedia Manuel Alfaro Trujillo, tuvo un sueño premonitorio.
Su viuda Edelmira Lara viuda de Alfaro, declaró que Manuel le platicó durante el almuerzo el día del fatídico accidente que durante la noche había soñado que se encontraba en Comitán, paseando en un automóvil conducido por su mamá (fallecida años atrás) y él traía en sus brazos a un niño. En una calle se atravesó su hermana y su mamá para no atropellarla hizo violento viraje, saliendo Manuel con el niño en sus brazos por una ventanilla cayendo en un gran charco, pues llovía torrencialmente. Cuando su esposo le informó que el viaje de Tuxtla a Tapachula lo haría en avión, ya que le habían dado permiso en la Dirección de Caminos para visitar a sus familiares, ella se afligió mucho, recomendándole que le avisara de su llegada telegráficamente, pues temía que le pasara alguna desgracia. Manuel le respondió: “para qué” mejor compra el periódico y si vez que no hay noticias de un avión caído, es que no pasó nada y que me encuentro sano y salvo.
El avión no cayó, pero se cumplió su trágico designio avizorado una noche antes a través de un sueño y del misterio, cuando cayó al fondo del río junto con un niño, de donde fueron sacados para darles cristiana sepultura. En cuanto al chofer del camión, éste vivió muchos años más.
¿Será posible que nuestros sueños puedan predecir el futuro? No lo sé, pero esta historia así fue.