Inminente
José Falconi/Ultimátum
(Prólogo de José Falconi al poemario
Inminente publicado por Big
Bang Ediciones. México, 2023).
Con la voz Inminente, adjetivo que nos advierte que algo está a punto de suceder, el poeta Eduardo Pérez Espinosa ha intitulado su primer libro. Y lo que está a punto de suceder, es que el lector habrá de dar lectura a una magnífica colección de poemas. Entrará a una visión, a una atmósfera poética en que los tópicos de la soledad, del amor y del desamor y de la muerte e inclusive de la rebeldía juvenil que se topó con la monstruosa realidad del “odio con guante blanco” (referencia al 2 de octubre de 1968), se amalgaman para que en una larga sinfonía (ya que el libro puede entenderse como un prolongado canto de gran aliento), el yo poético de Eduardo Pérez Espinosa transite, a veces en un estado fantasmal, por este su lenguaje de metáforas para ofrecernos su más íntima biografía: la biografía de las imágenes pensamientos, de las imágenes sensaciones, de las imágenes sentimientos y de las imágenes imaginación pura con las que él (el poeta) cifra el tiempo vivido; su tiempo vivido.
En este libro el poeta dialoga consigo mismo y lo hace con palabras que de manera creativa enfrenten el caos de la a veces tan confusa realidad en que estamos inmersos para hacer de ese caos un cosmos, poniendo mundo en sus textos; es decir, apelando al vitalismo existencial para explotar el tesoro psíquico, esa vena de sapiencia transformadora, “el lenguaje del todo”, que el poeta descubre en su fuero interno para después descubrir algo más trascendente: ese tesoro psíquico está, en latencia o en potencia, en todos los individuos de la especie. Por ello es que la poesía no es un soliloquio, sino un diálogo de intimidades. Así, nos dice el poeta: “haz de mi necedad un cadáver / que alimente a otro seres hambrientos…”
Hay varias lindes, las “lindes enemigas” de las que habló el gran cholo, César Vallejo, el que convocó a los “hacedores de palabras” a “devolver las palabras a los hombres”, que Pérez Espinosa quiere trasponer en este su primer libro: las lindes entre sus sueños y los de la mujer amada vuelta trasgo, presencia-ausencia, imagen idea marina y lunar, muerte y resurrección, las palabras del poeta enfrentadas al silencio de la mujer, a ese paisaje “tan triste que las aves huyen…”
El tiempo vital, el tiempo existencial vivido (vuelvo a la idea del tiempo) del que quedan impresiones psíquicas y emocionales en la mente del poeta, como santo y seña del ser y estar en el mundo, adquiere en los versos del poeta que nos ocupa, una categoría de destino, de fatal trascendencia metafísica: “Alguien dirá: “soy yo”, al abrir la puerta, / pero ya no habrá más puerta ni quien llame. / Y escucharás también “caminar”, / sin que haya pies / para acomodar tu cuerpo a la quietud”.
Me parece un gran acierto que Big Bang Ediciones haya publicado Inminente, libro dividido en cinco capítulos: Lúmina, En beneficio de la llama, Prefijos imposibles, La cercanía del incendio e Inminente.
“…elegante espejo de la nada, / pozo de los sueños muertos”. Así dice el poeta en una de las muchas imágenes, de este certero libro, que el gran Federico García Lorca llamaría versos de sonidos negros; es decir, versos preñados de muerte, escritos tomando en cuenta nuestra mortalidad; la impermanencia de todo aquello que forma parte de la experiencia humana, incluyendo nuestra propia existencia. Aún así Rimbaud escribió: “Ha sido reencontrada –¿Qué?- La eternidad: es el mar yéndose con sol”.