¿Por qué Tabasco SÍ y Chiapas NO?
Amet Samayoa Arce | Ultimátum
La última semana de 2023 y la primera de 2024 fue para los tabasqueños de terror y miedo. En un primer momento, al cierre del año pasado, la ciudad de Villahermosa fue bloqueada por hombres armados que robaron tiendas de autoservicio, quemaron vehículos, ocurrieron motines en los penales de Villahermosa, Huimanguillo y Comalcalco y se reportó una balacera en el Fraccionamiento Campestre, donde vive el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Hernán Bermúdez Requena (se aduce un atentado que fue negado). En un segundo momento, ya en este año, se produjo una ola de asaltos perpetrados por encapuchados con armas cortas y largas en cuando menos 24 negocios, casi de manera simultánea, sin que se conozcan estadísticas de personas muertas, heridas o secuestradas. A pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador minimizó (genio y figura) la violencia en su estado natal, aduciendo que son reacomodos que se dan en las bandas de la delincuencia, hubo reacción y respuesta inmediata a la vista de todos con el envío de fuerzas especiales del Ejército Mexicano y Guardia Nacional (más de 2 mil 500 efectivos) que al grito de “la Patria nos necesita” llegaron al aeropuerto del vecino estado, en tanto que se conoció el relevo del secretario de seguridad, Bermúdez Requena, cuestionado públicamente por su presunto vínculo con el crimen organizado.
IMPARABLE LA DELINCUENCIA, NO HAY COMPARACIÓN
El breve recuento anterior no es para preguntar, sino para cuestionar y exigir enérgicamente ¿por qué en Tabasco SÍ y en Chiapas NO? ¿Aquí cuándo? No tiene comparación lo que ha sucedido en Tabasco con la inseguridad desesperante que ocurre en Chiapas: ya perdimos la cuenta de ejecutados, decapitados que aparecen embolsados, secuestrados, balaceras, despojo de vehículos, corte de energía eléctrica, asaltos y todo tipo de violencia. En teoría, el presidente López Obrador ve a Chiapas como su segundo hogar y le tiene amor y cariño, porque vendrá a vivir a su finca La Chingada, en la cabecera de Palenque, al concluir su gobierno; en teoría, porque se ve y lo ha demostrado nuevamente que para Tabasco hay preocupación, atención y privilegios como ocurrió el regalo del Día de Reyes con el envío de las fuerzas especiales de seguridad.
GABRIELA SOTO Y PANCHO ORANTES, COMO SI NADA
En Tabasco, sin un solo muerto ni lesionado, hizo que volara la cabeza de Bermúdez Requena, y en Chiapas nada pasa a pesar del azote imparable de la ola de violencia. En junio del año pasado 14 trabajadores de la propia Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana vivieron la pesadilla del secuestro y luego aparecieron en las narices de la propia policía. Quedó entonces también la duda de la presunta vinculación de los jefes policiacos, de quienes los captores pidieron la renuncia. Gabriela del Socorro Zepeda Soto y Francisco Javier Orantes Abadía (Panchito Orantes), secretaria y subsecretario, continúan en sus cargos no obstante a la galopante inseguridad, además de los cuestionamientos de su protección no a los ciudadanos sino a las bandas de delincuentes, además de la corrupción en la corporación. Son buenos para nada y se les mantiene en el cargo.
DE TAROT Y ADIVINANZA
La controversia insistente e indignación ciudadana es ¿Por qué en Tabasco sí, y en Chiapas no?… Servidos.