Chiapas: Expediente AbiertoPremio nacional de periodismo 1997 para Óscar Oliva
(SEGUNDA PARTE DE TRES)
José Natarén/Ultimátum
En marzo 1994, el músico René Villanueva escribió: “[Oliva] se pregunta con nosotros ¿Quién es este hombre que está reescribiendo el Quijote en la selva Lacandona? Y con el viento de sus palabras se desvanece para que podamos escuchar durante cinco horas de grabación, desde los micrófonos de Radio Universidad, la palabra del Subcomandante Marcos, expresando su voz, pero fundamentalmente la voz del EZLN, de los indígenas que recuperaron para todos los mexicanos, la dignidad el primero de enero de este año”, a propósito de las entrevistas: al Subcomandante Marcos, realizada el 15 de marzo por Chamizo Villegas y Licona, y transmitida el día 18; y al Capitán Benito, responsable de la toma de Ocosingo, el 16 de marzo, como Vázquez Villegas lo registró en su tesis de grado.
El programa fue reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, que el Club de Periodistas de México, le otorgó a Óscar Oliva en 1997. En 2001, se convirtió en Chiapas Expediente Nacional, quedando a cargo Eugenio Bermejillo Shnaider, ampliando su temática más allá del EZLN. La emisión continuó hasta el 2015. A su vez, surgió la Red de Comunicadores Boca de Polen A.C a partir de planteamientos de Oliva y Bermejillo.
Contra quienes malinterpretan per se la asunción de un cargo público, el poeta Oliva, es reconocido por la sociedad por ser solidario de la causa zapatista, por ser miembro titular de la Comisión Nacional de Intermediación, la CONAI (1994-1998) que presidió el Obispo de la diócesis de San Cristóbal, don Samuel Ruiz García, quien había consultado a grupos de la sociedad civil quienes podrían integrar dicha Comisión. La propuesta, que integraba a intelectuales y escritores como Pablo González Casanova, Concepción Calvillo de Nava y los poetas Oliva, Bañuelos y Zepeda, fue bien recibida; y el 24 de diciembre de 1994, reconocida oficialmente por el gobierno federal, que designó a la Secretaría de Gobernación, como representante del Ejecutivo. Por su parte, el EZLN, manifestó que toda comunicación sería a través de la CONAI, siendo esta, decisiva para el establecimiento del diálogo, y coadyuvante de los esfuerzos por restablecer la paz en un estado de guerra.
El poeta fue el responsable de la gestión cultural oficial de Chiapas durante seis años (2000-2006), como parte de un nuevo régimen encabezado por el gobernador Pablo Salazar, antes Senador y miembro de la Comisión de Concordia y Pacificación, instalada como parte de la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna de Chiapas, en 1995. Dicha administración incorporó a su programa de gobierno el proyecto en materia de arte y cultura Hacia una Política Cultural Integral, que presentó Oliva al nuevo gobierno haciendo énfasis en la atención a la cultura y el arte de los pueblos originarios. De esta manera, el poeta impulsó los Acuerdos de San Andrés en el rubro de arte y cultura, al fortalecer los programas emanados desde los pueblos mismos a través del Centro Estatal de Lenguas, Arte y Literatura Indígenas (CELALI).
Entre los logros memorables al respecto, se cuenta la edición de los Acuerdos de San Andrés, en diez lenguas originarias del estado, gracias a un equipo coordinado por André Aubry y cuyos volúmenes fueron brindados para esta nota por el poeta César Trujillo. Oliva fue un gran impulsor del diálogo con sede permanente en San Andrés Larráinzar a partir del 20 de abril de 1995, como observador por parte de la CONAI dentro de la Comisión de Seguimiento y Verificación de Acuerdos. Cabe señalar que el cumplimiento de los Acuerdos era una competencia federal, lo cual no se concretó.
El poeta conoció a fondo y en el sitio, como en sus varios traslados a la comunidad de La realidad, las condiciones reales y concretas de la población, junto a Juan Bañuelos; a veces acompañando a los Comandantes Tacho y Zebedeo y al Subcomandante Marcos, de quien Oliva rememora las pláticas sobre poesía, ya fuera de León Felipe y Neruda, Quevedo, René Char o Walt Whitman, así como de novelistas como Cervantes, Cortázar o Carpentier. Las acciones del poeta significaron la puesta en práctica de los valores humanistas e intelectuales en favor de los procesos de paz, cumpliendo su función última, procurar el bienestar y la permanencia de la especie humana en armonía.