“Los homicidios dolosos en México bajaron 4.18% en 2023, al sumar 29 mil 675, lo que representa el tercer año consecutivo de caída”.
Armando Ríos Piter
La semana pasada, la Secretaría de Seguridad Ciudadana informó que “los homicidios dolosos en México bajaron 4.18% en 2023, al sumar 29,675, lo que representa el tercer año consecutivo de caída”. La dependencia reportó que en 2023 el promedio de asesinatos diarios fue de 81, contra el promedio de 91 diarios que dio el Inegi en 2022. Al mismo tiempo, las percpeciones en materia de inseguridad han mejorado. El Inegi publicó que “la percepción de los ciudadanos sobre la inseguridad en sus ciudades tocó un nivel mínimo desde que hay registro”. Al cierre del año pasado, 59.1 de cada 100 personas mayores de 18 años consideraron que viven en una ciudad insegura, una caída de 14.5 puntos en comparación con diciembre de 2018, cuando la relación fue de 73.7 por cada 100 personas, revelaron datos del Inegi.
Pese a los avances descritos, hay que recordar que se volvieron a superar los 30 mil asesinatos en un año, al registrar 29 mil 675 casos de homicidio doloso y 848 de feminicidio en 2023, lo que da un saldo de 30 mil 523 víctimas en el país. Desafortunadamente, la masacre no a parado. Al mismo tiempo, todo indica que la forma en que se presenta la violencia, ha evolucionado de manera preocupante, en zonas muy focalizadas del país. El poderío destructivo de los actores criminales, el sometimiento de autoridades, la sustitución del Estado en cuanto a capacidades impositivas y el incremento de desaparecidos, son variables que, cada día muestran un nuevo rostro de este fenómeno.
Capacidad de Fuego. Los grupos de la delincuencia organizada han incrementado su capacidad destructiva de manera significativa. La semana pasada se supo del uso de “narcodrones” modificados para aumentar el terror e intimidación contra la población, autoridades y rivales, además de que también incursionó en la fabricación de ojivas para armas de alta letalidad. La Sedena registró un auge en el hallazgo de explosivos de fabricación “casera”, principalmente en Michoacán, Guerrero, Jalisco y Zacatecas.
Sustitución de Autoridades. Hay regiones en las que la sociedad le tiene más confianza a la delincuencia que a la propia autoridad para impartir justicia. Tal es el caso de el grupo de mujeres wixaritari, que pidió al capo Nemesio Oseguera, “El Mencho”, que corte la cabeza al responsable identificado como “El Rojo”, por el acoso y los abusos que sufren del jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación al sur del estado de Jalisco.
Extorsión. Empresarios y líderes locales han hecho notar que la extorsión en México ya no sólo es a los grandes negocios; la intimidación a locatarios ya alcanzó hasta a los más pequeños empleadores. Los diferentes rostros de este delito son:
cobrar cuotas, controlar precios, acaparar productos y permitir venta de drogas en negocios. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, al menos 10 mil 971 personas fueron víctimas de extorsión en 2023, la segunda cifra más alta del actual sexenio. El organismo detalló que los estados con más víctimas de dicho delito fueron el Edomex, Veracruz, Guanajuato, Nayarit, Jalisco, CDMX, Hidalgo, Morelos y Michoacán. Un caso extremo empezó recientemente en Zihuatanejo y Petatlán, municipios de Guerero, donde hay reportes de que la Familia Michoacana cobra derecho de piso por cada casa, como si fuera un impuesto predial.
Parecería que la violencia ha evolucionado gravemente en estos territorios, en niveles alarmantes. No existe razón alguna para la fanfarria o el regocijo de ningún funcionario. Es indispensable que la #SociedadHorizontal exija a las autoridades, soluciones concretas para que el Estado mexicano recupere los tramos que ha perdido frente a la delincuencia. Sin duda alguna, la elección del 2024 será fundamental para ello.
Empero, más allá del actuar gubernamental, resulta indispensable que la propia #SociedadHorizontal promueva nuevos esquemas de convivencia que erradiquen de raíz la violencia que vivimos. Aquí algunos ejemplos que plantea la Unicef, sobre los cuales deberíamos trabajar: 1) Implementar y cumplir las leyes; 2) Cambiar normas y valores; 3) Promover ambientes seguros para los niños, niñas y adolescentes; 4) Proporcionar apoyo para padres y cuidadores; 5) Mejorar los ingresos y fortalecer economicamente a las familias; 6) Generar servicios de respuesta y apoyo para niños, niñas y adolescentes; 7) Promover la educación y habilidades para la vida. Esta es la verdadera evolución que dependerá de todos apuntalar.
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