“Es impostergable que México cuente con una estrategia efectiva para garantizar seguridad a quienes buscan a sus seres queridos”.
✍🏽Enriqueta Burelo
Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de ONU-DH, indicó en un comunicado: “Es impostergable que México cuente con una estrategia efectiva para garantizar seguridad a quienes buscan a sus seres queridos. Nos sumamos a las expresiones de la sociedad mexicana que considera inadmisible y contrario a sus valores que, tras la desaparición de un familiar, quienes exigen justicia y su localización con vida, tengan además que enfrentar agresiones, descalificaciones y, en algunos casos, asesinatos”.
El comunicado sale publicado a raíz del asesinato Blanca Esmeralda Gallardo en la madrugada del 4 de octubre de 2022, en la colonia Villa Frontera de la ciudad de Puebla, ella era una de las madres buscadoras de Puebla hasta que, a balazos, le fue impedido seguir con su misión de encontrar a su hija Betzabé. Como ella, miles de mujeres a nivel nacional se dedican en cuerpo y alma a encontrar a sus familiares desaparecidos.
En los últimos 17 años se han registrado once asesinatos de Madres Buscadoras de Desaparecidos en todo el país, tres en lo que va en 2023 dijo en Pachuca Héctor Cerezo Contreras coordinador del área de acompañamiento del Comité Cerezo.
Desde finales del siglo pasado, en diversos puntos de América Latina se integró a la discusión pública la figura de las “buscadoras”, a veces en forma de madres, otra de abuelas, dependiendo del contexto de las crecientes desapariciones, alentadas, según coinciden politólogos, por el recrudecimiento de las dictaduras en los países del centro y cono sur. Así, mientras en Argentina pasó a la historia el caso de las Madres de Plaza de Mayo desde los años 80, en México, tenemos dos ejemplos relevantes: la creación del Comité Eureka por Rosario Ibarra a raíz de la desaparición de su hijo Jesús, convirtió su lucha individual en una lucha colectiva junto a numerosas madres, padres y familiares que buscan a sus hijos o parientes desaparecidos, bajo un gobierno autoritario y represivo, en 1977, desde entonces, el Comité ha logró encontrar a más de 148 personas desaparecidas con vida y ha popularizado la consigna de “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. Finalmente ha sido en décadas recientes que ha cobrado relevancia la aparición de colectivos de grupos conocidos como Madres Buscadoras, madres de familia cuyos hijos son víctimas de desaparición forzada. En México hay decenas de colectivos integrados, mayormente, por mujeres que han dejado sus actividades laborales o del hogar o las combinan, con tareas de búsqueda.
Ceci Flores, una de las lideres más relevantes del grupo de madres desaparecidas, lanzo un video en septiembre de 2023, pidiendo una tregua al narco, para buscar a sus desaparecidos, ello cimbro la conciencia de la sociedad mexicana, quien se ha mostrado apática al tema, mientras no me toquen parece decir, quien desvió por un tiempo su atención al Mencho, Chapo, el Mayo, los Chapitos, para dedicarlo al tema de la desaparición forzada, si lo traducimos a las redes sociales, hubo un ascenso a 28,9 millones de clics a desaparición forzada, frente a a 29 millones de clics a carteles.
Sin embargo, no basta esta tregua con los carteles del crimen organizado, en un tema tan doloroso y que se ha naturalizado en la vida cotidiana de la sociedad mexicana, es una responsabilidad del Estado/Gobierno, el cual ha fallado, a pesar de que la atención debería ser responsabilidad de todos los ámbitos del poder público. Son las familias y allegados de las personas desaparecidas, quienes siguen cumpliendo funciones de búsqueda e investigación que le competen al Estado, situación que las enfrenta a incidentes de seguridad como seguimiento, vigilancia, persecución, desapariciones y tortura por su labor de búsqueda, investigación y denuncia de la desaparición de sus familiares.
enriquetaburelomelgar@gmail.com