La incongruencia de Morena: postular morenistas en distritos que no son suyos y dejar fuera a quienes tienen arraigo en esas mismas circunscripciones.
✍?Alejandro Moguel
El Zócalo de la Ciudad de México, repleto de manifestantes a favor de la democracia y contra las políticas del presidente, Andrés Manuel López Obrador de querer desaparecer los organismos autónomos; la tardanza de Morena para dar a conocer su lista de precandidatos a presidentes municipales; la incongruencia de ese mismo partido de postular morenistas en distritos que no son suyos y dejar fuera a quienes tienen arraigo en esas mismas circunscripciones, han sido los temas recurrentes en las pláticas de ese inicio de semana.
Sobre el caso de las diputaciones federales, no es para menos. Morena se desnudó a sí mismo. Su lista de aspirantes a diputados federales demostró que, en la mayoría de los casos, sus famosas encuestas son solo para simular democracia.
Para aparentar que hay democracia interna en ese partido y que los ciudadanos realmente eligen a sus representantes populares. Eso es falso. ¿Cómo explicar que Guillermo Santiago ganó una encuesta en Tuxtla Gutiérrez cuando quienes hicieron publicidad, propaganda y se pasearon por los medios de comunicación locales no aparecieron en esa famosa encuesta?
¿Cómo explicar a los morenistas que la directora del DIF-Chiapas Delia María González Flandes, según Morena, ganó una encuesta de preferencias ciudadanas en Villaflores si ella no vive allá y jamás publicitó su imagen en aquel distrito?
Ese hecho tiene totalmente desilusionados a los aspirantes morenistas a las presidencias municipales de Chiapas porque han quedado convencidos que los seleccionados, en su caso, también van a ser resultado de negociaciones políticas y no de sus esfuerzos por salir mejor posicionados en las supuestas encuestas ciudadanas.
Eso los tiene también apachurrados porque las negociaciones políticas de las cúpulas partidistas han obligado a que Morena no haya podido dar a conocer, en tiempo y forma, los nombres de los aspirantes ganadores de esas supuestas encuestas.
La convocatoria del proceso interno decía que el 10 de febrero iban a ser revelados los nombres de cuatro mejor posicionados – aunque no estaba escrito en forma explícita, se entendía que serían dos hombres y dos mujeres-, para que estos a su vez fueran a una encuesta final para que de allí surgiera el precandidato más conocido de todos. Pero no fue así. Hasta ayer, lunes 19 de febrero, nada había en ese sentido.
Nada va a cambiar en las decisiones cupulares de Morena, porque casi nadie, o nadie, va a impugnar la convocatoria. Quien lo haga estará cavando su tumba, porque podrían mandarlo a la congeladora política los próximos seis años o quizá para siempre.
Morena sabe que tiene ganadas a la mayoría de las plazas, ya sean municipales o distritales. Y si no las tiene seguras, porque la oposición coloque a un buen bateador, les echará toda la maquinaria oficial: programas sociales, los siervos de la nación o, el día de los comicios, acarreará votantes para llenar las urnas a favor de sus candidatos.
Por eso, no le importa que lo critiquen los periodistas o los analistas políticos y los pocos rebeldes van a ser apaciguados, que de eso no quede la mejor duda.
En Chiapas, la única hija desobediente, tal vez en forma simulada, fue la alcaldesa con licencia Rosa Urbina, quien está registrada como aspirante a la reelección como presidenta municipal y de manera repentina apareció en la lista de aspirantes a diputados federales. Sin embargo, ella anunció en sus redes sociales su rechazo a esa posición y que seguirá buscando su postulación original. Ya veremos qué destino le espera. Para mí que es una rebeldía pactada con sus padrinos políticos.
alexmoguels@hotmail.com
