(SEGUNDA DE DOS PARTES) Plan de la América Septentrional o Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821, firmado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, para dar fin con la lucha independentista iniciada en 1810.
✍🏽Ulises Valdez Arévalo
Después de casi 8 meses de dar a conocer en las provincias el Plan de Iguala para su incorporación y adhesión al nuevo país, el ejército Trigarante entró a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, ante el gran júbilo y alegría de la gente que ahí se encontraba para recibir a los héroes que habían consumado el fin del movimiento independentista y la visión futura a una nueva vida para todos. Durante todo el recorrido del ejército, se escucharon las campanas de las iglesias repicar, la gente no paraba de vitorear, aplaudir, saludar, aventar flores y papelitos de colores blanco, verde y rojo en alusión a la nueva bandera trigarante, a cada uno de ellos; principalmente a Agustín de Iturbide, quien iba al frente de toda la caballería acompañado de generales, entre ellos Manuel de Mier y Terán, quien fuera un importante personaje de la provincia de Chiapas para su adhesión al Plan de Iguala, había comandantes, coroneles, capitanes, tenientes, soldados de infantería y todo ciudadano que quiso ser parte de ese festejo considerado por Agustín de Iturbide como “el día más feliz de México”. Un poco más atrás, venía también a caballo, el también consumador de la independencia al mando de su ejército Vicente Guerrero Saldaña.
Al llegar al zócalo de la ciudad de México, Agustín de Iturbide subió al balcón central del palacio virreinal y ahí, ya lo esperaba don Juan O´donojú, dándose un abrazo de unidad y respeto ante todo el pueblo de México. Al siguiente día, 28 de septiembre, se firma el Acta de Independencia del Imperio Mexicano o el acta de la consumación de la independencia de la Nueva España de España.
Es como después de 11 largos años de lucha entre hermanos novohispanos, se concluye una etapa histórica de nuestro México querido. Vendría entonces la etapa Iturbidista, de 1822 a 1823 con la coronación de Agustín de Iturbide como Emperador de México, y a su vez, su abdicación al imperio mexicano.
Ya en la etapa pos independentista, sería otra historia contrariamente a lo que se pensaría que sería de un buen futuro, fue de intereses personales, políticos, religiosos, económicos e incluso de sectas nacionales y extranjeras, como de grupos militares que no aceptaron a Agustín de Iturbide como el máximo representante de México.
Más sin embargo faltaba lo peor, el triste final de los dos personajes consumadores de la independencia Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, ambos traicionados, sentenciados y asesinados (fusilados) por la misma gente que ellos ofrendaron su lucha para lograr la libertad.
Al ser desterrado en 1823, Agustín de Iturbide de México, por abdicación, se va con su familia a Livorno; Italia. Regresa el 15 de julio de 1824, al enterarse de una conspiración de unos países europeos en contra México, decide regresar, y desembarcando en el puerto de Soto la Marina; Tamaulipas, sin saber que el congreso mexicano que él mismo había puesto, lo habían declarado “enemigo de México” por proscripción y que, si algún día llegara a suelo mexicano, sería fusilado. Después de desembarcar, fue reconocido por su magnífica forma de montar a caballo y fue capturado y llevado ante el congreso de Padilla y juzgado sin ser considerado lo que había hecho por México. Lo cual ocurrió aquel 19 de julio de 1824, en que fue sentenciado a muerte por fusilamiento a las 6 pm en la antigua población de Padilla; Tamaulipas. Enterrado en el interior de la antigua iglesia de San Antonio de Padua.
Con el asesinato de Agustín de Iturbide, se da por terminada una etapa de la historia oscura de nuestro país.
Por otra parte, años después, el otro consumador de la independencia Vicente Guerrero, igualmente sería traicionado por las mismas gentes por quienes luchó y se mantuvo firme en sus ideales. Traicionado por Anastacio Bustamante y Francisco Picaluga, fue hecho prisionero y llevado a Cuilapan; Oaxaca, para ser sentenciado por rebelión y usurpación, asesinándolo (fusilado) ese 14 de febrero de 1831.
La traición y muerte de los dos consumadores de nuestra independencia Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, y de muchos personajes más de la independencia, es una muestra de la ingratitud del pueblo mexicano hacia quienes lucharon por la libertad ansiada que duró 300 años desde la conquista de la gran Tenochtitlán en 1521, hasta la libertad de la Nueva España en 1821. Ingratitud que sabe también a “traición y fusilamiento histórico” de parte de los mexicanos para todos ellos.