El mensaje de “Primavera Silenciosa” sigue siendo tan relevante como siempre.
✍?Amado RíosValdez
“Entonces un extraño agostamiento se extendió por la comarca y todo empezó a cambiar. Algún maleficio se había adueñado del lugar; misteriosas enfermedades destruyeron las aves de corral; los ovinos y las cabras se enflaquecieron y murieron. Por todas partes se extendió una sombra de muerte. Los campesinos hablaron de muchos males que aquejaban a sus familias. En la ciudad, los médicos se encontraron más y más confusos por nuevas clases de afecciones que aparecían entre sus pacientes. Hubo muchas muertes repentinas e inexplicables, no sólo entre los adultos, sino incluso entre los niños que, de pronto, eran atacados por el mal mientras jugaban, y morían a las pocas horas.
Se produjo una extraña quietud. Los pájaros, por ejemplo… ¿dónde se habían ido? Mucha gente hablaba de ellos, confusa y preocupada. Los corrales estaban vacíos. Las pocas aves que se veían se hallaban moribundas: temblaban violentamente y no podían volar. Era una primavera sin voces. En las madrugadas que antaño fueron perturbadas por el coro de gorriones, golondrinas, palomos, arrendajos, y petirrojos y otra multitud de gorjeos, no se percibía un solo rumor; sólo el silencio se extendía sobre los campos, los bosques y las marismas.
En las granjas, las gallinas empollaban, pero ningún polluelo salía de los cascarones. Los campesinos se quejaban de que no conseguían criar ningún cerdo, las crías eran pequeñas y sobrevivían solo unos cuantos días. Los manzanos echaban flor, pero ninguna abeja zumbaba entre las ramas, por consiguiente no había traslado de polen y no se conseguía fruto. El borde de los caminos, tan atractivo tiempo atrás, estaba ahora cubierto de vegetación ennegrecida y reseca, como consumida por el fuego. Aquéllos también se hallaban silenciosos y desiertos de toda criatura viviente. Incluso los riachuelos se veían sin vida. Los pescadores ya no los visitaban, porque todos los peces habían muerto.
En los huecos, sobre los aleros y entre las rocas, un polvo blanco y granuloso mostraba aún algunas manchas; pocas semanas antes había caído como nieve sobre los campos, la tierra, las rocas y los arroyos. Ninguna brujería ni acción del enemigo había silenciado el rebrotar de nueva vida en el agostado mundo. Era la gente quien lo había hecho por sí misma.
Así comienza el libro “La primavera silenciosa”, escrito por la bióloga marina y zoóloga Rachel Carson en 1962.
IMPACTO DEL LIBRO “PRIMAVERA SILENCIOSA”
El libro y la autora han trascendido por décadas como una poderosa influencia en las políticas sociales y económicas de todos los países y fue el catalizador del movimiento ambientalista mundial.
La obra denunció el uso desmedido de pesticidas como el DDT, revelando sus efectos devastadores en las aves, la vida silvestre y la salud humana y causó un efecto inmediato pues provocó una ola de indignación pública que condujo a la prohibición del DDT en muchos países y a la adopción de nuevas regulaciones sobre el uso de pesticidas. “Primavera Silenciosa” inspiró a una generación de activistas ambientales y contribuyó al nacimiento del movimiento ecologista moderno. Además, inspiró a científicos, políticos y ciudadanos a reconsiderar la relación entre la humanidad y la naturaleza.
Sesenta y dos años después de su publicación, el mensaje de “Primavera Silenciosa” sigue siendo tan relevante como siempre. La crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación ambiental son solo algunos de los desafíos que enfrentamos hoy en día.
LA NUEVA PRIMAVERA SILENCIOSA. SEGUIMOS ENVENENANDO LO QUE COMEMOS
Tristemente los humanos seguimos envenenando lo que comemos con plaguicidas genéricos que, como denunciaba Rachel Carson en su libro “El uso de pesticidas es como disparar contra una multitud con la esperanza de que sólo se alcance a los culpables. Los insecticidas no son selectivos. No distinguen entre los insectos “buenos” y los “malos”. Matan a todos los insectos, incluyendo a los que son esenciales para la polinización de las plantas y el control de las plagas.” Y si bien hoy en día se diseñan plaguicidas más selectivos, comercialmente se siguen utilizando masivamente plaguicidas genéricos y con terribles y documentadas consecuencias sobre la salud humana y los animales.
Somos la única especie que envenena la comida y el agua que consume: les agregamos pesticidas a nuestros alimentos, envenenamos los suelos donde cultivamos los alimentos que después consumiremos; arrojamos deshechos de todo tipo a los arroyos, ríos, lagos, al mar; luego esa agua la consumimos después de gastar cantidades brutales de dinero y recursos para limpiarla, solo para después de usarla, volverla a descargar contaminada, una vez más a los arroyos, ríos, lagos, al mar.
Envenenamos todos los días el aire que respiramos, nuestro consumo de energía, en su mayor parte de combustibles fósiles, está más allá de la capacidad de adaptación de los ecosistemas y de la atmósfera planetaria; usamos un exceso de combustibles derivados del petróleo y el carbón para calentarnos (o enfriarnos), para transportarnos, para producir muchos productos de consumo cotidiano hoy en día. Resolvemos un problema local, pero creamos un problema global, que llega incluso a afectar a comunidades humanas que no consumen ni remotamente lo que los grandes países industrializados.
Las alarmas y la lucha iniciada por Rachel Caron en 1962 es más necesaria que nunca pues, aunque hay avances en la legislación, la creación de instituciones y la vitalidad del movimiento ambientalista mundial, lo cierto es que estamos peor que hace 62 años y el cambio climático y sus efectos lo comprueban de mala manera.
60 AÑOS
El 15 de abril de 1964, muere Rachel Carson después de una larga lucha contra el cáncer de mama. Su legado, sin embargo, es poderoso 60 años después y sigue inspirando a las nuevas generaciones a luchar por el planeta y todos sus seres vivos.
El mensaje de “Primavera Silenciosa” sigue siendo tan relevante como siempre. La crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación ambiental son solo algunos de los desafíos que enfrentamos hoy en día. “Primavera Silenciosa” nos recuerda que tenemos la responsabilidad de proteger el planeta para las generaciones futuras. Es un llamado a la acción, a tomar medidas para construir un futuro más sostenible y justo.
Rachel Carson comenzó una lucha por defenderse de los ataques de la industria química y de los fabricantes de plaguicidas, fue citada a comparecer en el Congreso de los Estados Unidos y defendió valientemente sus planteamientos expresados en su famoso libro. Ella, aunque veía con tristeza lo que estábamos haciendo con nuestro planeta, aún tenía esperanza en la humanidad. Como escribió en su libro: “Quienes contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que perdurarán mientras dure la vida. Hay algo infinitamente curativo en los repetidos estribillos de la naturaleza: la seguridad de que el amanecer llega tras la noche y la primavera tras el invierno”.
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