Hasta el 4 de abril de 2024 se habían producido en todo el territorio nacional un total de 1699 incendios forestales, con una superficie incendiada acumulada en este año de 68,539 hectáreas.
✍?Amado Ríos Valdez
El año 2024 ha comenzado con un panorama desafiante para México. A la ya presente sequía que afecta a gran parte del país, se suman los estragos de una temporada de incendios forestales que ha devorado miles de hectáreas y puesto en riesgo a comunidades enteras.
Mientras las cenizas aún humean, la mirada se vuelve hacia el horizonte, donde se avecina la temporada de huracanes, con un pronóstico que augura una actividad por encima del promedio. En este contexto, surge la pregunta: ¿Está México preparado para enfrentar este doble desafío?
En este artículo, analizaremos la situación actual de los incendios forestales y las perspectivas para la temporada de huracanes, explorando las causas, los efectos y las medidas que se están tomando para prevenir y mitigar los daños.
Abordaremos también las repercusiones de estos eventos en las comunidades humanas, la economía y la biodiversidad, poniendo énfasis en la necesidad de una acción urgente y concertada para proteger a las personas y la biodiversidad.
INCENDIOS 2024
De acuerdo con el sitio y los reportes oficiales de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), hasta el 4 de abril de 2024 se habían producido en todo el territorio nacional un total de 1699 incendios forestales, con una superficie incendiada acumulada en este año de 68,539 hectáreas. Del total de incendios y superficie siniestrada solo 10 estados de la república concentran el 92% y los 5 estados con mayor superficie forestal quemada son, en orden de mayor a menor: Guerrero, Chiapas, Estado de México y Durango.
Históricamente los años con mayores incendios forestales habían sido 1998 (849, 632 hectáreas) y 2011 (956,405 hectáreas), sin embargo en el 2021 estos dramáticos récords se rompieron pues se registraron 1,047, 493 hectáreas afectadas por incendios forestales. En este 2024 en lo que va de la temporada de incendios forestales ya se han quemado 68,539 hectáreas y aunque faltan 2 meses para concluir esta fatídica temporada y de continuar la tendencia actual, es probable que se rebasen las 300,000 hectáreas de superficie forestal incendiadas.
DAÑOS DE LOS INCENDIOS FORESTALES A LA ECONOMÍA, A LAS COMUNIDADES HUMANAS Y A LA BIODIVERSIDAD
Los incendios forestales generan cuantiosas pérdidas económicas. Los costos directos incluyen la destrucción de infraestructura, viviendas, cultivos y ganado. A esto se suman los gastos asociados a la extinción del fuego, la atención médica a las víctimas y la reforestación de las áreas afectadas. Las repercusiones indirectas también son considerables, como la disminución del turismo, la degradación del suelo y la pérdida de servicios ecosistémicos.
Un estudio realizado por el Banco Mundial en 2021 (“Los Impactos Económicos de los Incendios Forestales en América Latina y el Caribe”) estimó que los incendios forestales en América Latina y el Caribe causaron pérdidas económicas por valor de 3.4 billones de dólares entre 2000 y 2019. En México, por ejemplo, se estima que los incendios forestales de 2021 generaron un costo total de 7.5 mil millones de pesos.
En cuanto a los daños a las comunidades humanas, los incendios forestales representan un grave riesgo para la salud y el bienestar de las personas. La inhalación de humo puede provocar enfermedades respiratorias, cardiovasculares y oculares, especialmente en niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes. Las comunidades que viven en zonas rurales son las más vulnerables a los efectos de los incendios forestales. La pérdida de sus hogares, cultivos y medios de vida puede tener un impacto devastador en su seguridad alimentaria, su economía y su calidad de vida.
Por su parte la biodiversidad y el capital natural tienen en los incendios forestales uno de los principales agentes de daño y pérdida. La destrucción de hábitats naturales afecta a miles de especies de plantas y animales, poniendo en riesgo su supervivencia. Los incendios también pueden alterar el equilibrio de los ecosistemas, aumentando el riesgo de erosión, desertificación e inundaciones.
Un estudio publicado en la revista Nature en 2020 ( “Megafires in Australia in 2019-2020: Ecological and socio-economic impacts”) reveló que los incendios forestales en Australia de 2019-2020 mataron a más de 3 mil millones de animales. En México, se estima que los incendios forestales desde 2021 a la fecha, afectaron a más de 2 millones de hectáreas de bosques y selvas, con un impacto significativo en la flora y fauna local.
Y DESPUÉS DEL FUEGO, LAS TORMENTAS
Año con año los huracanes y tormentas tropicales se hacen presentes y cada vez con mayor fuerza y daños por efecto del cambio climático global. De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), la temporada de huracanes del Atlántico es del 1 de junio al 30 de noviembre y en el Pacífico Oriental, va del 15 de mayo al 30 de noviembre.
La temporada de huracanes este año en el Atlántico estará “por encima del promedio” como consecuencia de las altas temperaturas del aire y el océano, así como por el fenómeno de “El Niño” (temperaturas más cálidas en el océano ecuatorial) y el efecto combinado con el fenómeno de “La niña” (temperaturas más frías en el océano ecuatorial).
Con un rango de confianza del 70%, el último informe de la NOAA habla de “14 a 21 tormentas con nombre (vientos de 39 mph o más), de las cuales de 6 a 11 podrían convertirse en huracanes (vientos de 74 mph o más)”. De estos últimos, la agencia predice que entre dos y cinco podrían ser huracanes mayores, con vientos superiores a 110 mph. Para ponerlo en contexto, un año normal registra 14 tormentas tropicales con nombre y siete huracanes, con tres ciclones importantes.
El año pasado hubo varios efectos negativos de los huracanes en México y quizás el más significativo fue el Huracán Otis de categoría que golpeó Acapulco y Coyuca de Benítez con daños que se podrían recuperar más allá del 2026.
Este año es probable que veamos más daños por el incremento en número e intensidad de los huracanes: viviendas destruidas, cosechas arrasadas, infraestructura severamente dañada y vidas humanas en riesgo son solo algunos de los efectos devastadores que pueden ocurrir.
La prevención se convierte en una herramienta fundamental para mitigar el impacto de los huracanes. La implementación de medidas como la construcción de infraestructura resistente, la reforestación de zonas costeras y la elaboración de planes de evacuación eficientes son esenciales para proteger a las comunidades y minimizar los daños. La inversión en prevención es una inversión segura en el futuro, un futuro más seguro y resiliente para las comunidades costeras y la biodiversidad que habita en las zonas costeras.
amado.rios@gmail.com