La llamada Marea Rosa, podría constituir el antecedente más próximo de una nueva organización política, formal o informal.
Si bien a muchos pudiera parecer prematuro y hasta oportunista, lo único cierto es que cada vez somos más los que pensamos que el próximo 2 de junio marcará el principio del fin del sistema de partidos como lo conocemos ahora y, más importante aún, que la magna concentración de hoy en el Zócalo capitalino y en un centenar más de plazas de ciudades de México y el mundo constituirán el antecedente –el informal lanzamiento si se quiere…– de un nuevo partido o un movimiento a través del cual la ciudadanía asumirá el control del futuro político del país…
Esto, no sólo por la previsible desaparición formal del desfalleciente perredismo que aún mantiene Jesús Zambrano y el deterioro estructural y de imagen que las campañas y los próximos comicios están causando al interior del panismo que ¿lidera? Marko Cortés y del priismo del impresentable Alejandro A(m)lito Moreno, sino, esencialmente, por la creciente concientización que la autoritaria y desastrosa gestión de Andrés Manuel López Obrador y los suyos han alentado en prácticamente todos los sectores de la sociedad que ahora ya no parece dispuesta a dejar el activismo asumido por ella en defensa de la libertad, ahora en riesgo, y de sus derechos más elementales ni, menos aún, a permitir la destrucción del sistema democrático consolidado en las últimas décadas.
Pensar entonces que la concentración de hoy, convocada por la llamada Marea Rosa, constituirá el antecedente más próximo de una nueva organización política, formal o informal, no es en forma alguna un despropósito o un simple rasgo de oportunismo, sino en los hechos, el reconocimiento de una realidad que se ha venido gestando al paso del tiempo y otras manifestaciones –en defensa del INE, que ahora pretende desconocer la neomorena Guadalupe Taddei, una, y de la Suprema Corte otra– y que, guste o no a quienes ocupan los más altos cargos de poder en gobiernos y partidos, acabará arrasándolos, como sucede ya ahora…
Y ante tal posibilidad, nada parece más evidente que el paulatino empoderamiento de quienes desde siempre o de hace ya un buen número de años decidieron poner distancia de los partidos y ahora participan en el citado movimiento –Guadalupe Acosta Naranjo, Fernando Belaunzarán, Emilio Álvarez Icaza y otros más– estarán en opción de trabajar, de la mano con líderes sociales de los más diversos orígenes y formación, en la constitución de un nuevo frente, cuyo único y principal objetivo no sea otro que consolidar el aún incipiente sistema democrático y la vigencia plena de libertad y derechos.