La medallista olímpica en halterofilia relató su historia como deportista de alto rendimiento y dijo que no le guarda rencor a quienes le cerraron las puertas en el estado.
✍?Eugenio Hernández Sasso
Con la ponencia “Una Historia de Vida en el Deporte”, Aremi Fuentes Zavala, medallista olímpica de bronce en halterofilia en Japón 2020, busca compartir todo lo que se vive en el alto rendimiento, fortalecer a los atletas física y mentalmente y, también, que busquen el talento interno para perseguir sus sueños, afirmó.
Entrevistada por Amet Samayosa Arce, director general del diario Ultimátum, y los analistas políticos Javier Guízar y José Adán Altuzar, Aremi Fuentes señaló que en Tonalá, su tierra natal, llegaron 700 niños junto con sus padres de familia, para escuchar el relato de la vida de la deportista.
Asimismo, el presidente de Tuxtla, Carlos Morales, le abrió las puertas y, el 5 de julio, estará en la capital chiapaneca, en el teatro Francisco I. Madero, a las seis de la tarde. Ahí compartirá escenario con una atleta de deporte adaptado en basquetbol y otra de judo.
Aremi Fuentes también imparte pláticas motivacionales personales denominadas “Camino al Éxito”
Hija de un trailero jubilado y una ama de casa tonalteca, informó que está a punto de convertirse en licenciada en negocios internacionales, y reveló que gracias al deporte ha recorrido algunos países en Asia, Europa y todos los de América Latina.
Comentó que de pequeña, cuando le pasaban cosas desagradables solo pensaba en lo negativo, pero sus papás le decían que de ello debía sacar lo positivo y no permitir que esas situaciones troncharan sus sueños.
Ante este tipo de circunstancias, recomendó a los jóvenes que toquen puertas y pidan ayuda, porque el atleta también sufre depresión.
“En la vida siempre van a encontrar obstáculos, pero siempre vean el lado positivo, siempre y cuando no les afecte sus sueños. Busquen ayuda si la requieren. Hablen con sus papás sobre situaciones que no puedan manejar para que, de acuerdo a su experiencia, les den una mejor solución”.
Insistió en que no desistan en el camino, porque es cierto que se van a encontrar con muchos tropiezos, pero es parte de la vida que los hará más fuertes. “Si tienen un sueño, una meta, siempre acompáñenlo de mucha fe”.
No contar con el apoyo de su estado, señaló que la hizo pasar un momento depresivo porque no tenía recursos para salir a buscar ayuda.
Luego la pasó muy mal el primer año en Baja California, porque no podía viajar por falta de dinero.
Aunque lo que le hicieron en su estado la golpeó muy duro, “hoy en día no le guardo rencor a esos personajes que estuvieron al frente de la Dirección del Instituto del Deporte y ahorita me enfoco a lo positivo que he logrado hasta el momento”.
Dijo que a los ocho años de edad inició en el deporte del atletismo, cuando su padre la invitó a ver los Juegos Olímpicos de Atenas y empezó a escuchar que Ana Guevara iba a ganar su medalla.
Con esa inspiración, añadió, su progenitor se dio a la tarea de buscar un lugar para entrenar, con la ilusión de ganar una medalla olímpica.
Comentó que empezó en a entrenar en la unidad deportiva de Tonalá, Chiapas y, con la pasión que tenía, el primer día logró conquistar el corazón del entrenador, quien quedó impresionado al ganarle a todas las demás niñas que ya habían alcanzado títulos estatales.
A los 11 años de edad, indicó, quedó en sexto lugar en una competencia nacional y la frustración hizo acto de presencia en su incipiente carrera. Al siguiente año retrocedió al doceavo sitio.
Asimismo, precisó que con 12 años de edad cautivó la atención de un entrenador de halterofilia que le dijo que tenía potencial para practicar ese deporte y ganar muchas medallas. Pasaron dos años para que sus padres le dieran permiso y, a los seis meses de entrenar esa nueva disciplina ya había ganado su primera medalla.
Sin embargo, por falta de apoyo oficial tuvo que salir de Chiapas y se refugió en Baja California, estado que la adoptó y le dio todo su respaldo para hacer realidad sus sueños de convertirse en medallista olímpica.
Las dos medallas más significativas en su vida, dijo, son la de los Juego Olímpicos de Singapur que logró representando a Chiapas, y la de los Juegos Olímpicos de Tokio por parte de Mexicali.
Afirmó que un atleta de alto rendimiento se limita mucho, porque hay veces que las fechas más importantes de su familia se las pierden por competencia u otros compromisos.
Sin embargo, recomendó a todos los que se dedican a esta actividad que no dejen de estudiar, porque la preparación académica es muy importante.
Los entrenamientos son intensos, dos veces al día de lunes a sábado y cuenta con una nutrióloga que le indica los requerimientos nutricionales que necesita. También trabaja el área psicológica.
Señaló que una de sus frases favoritas es “como entrenas, compites”, porque es en el gimnasio donde se tiene que exigir más allá del cien por ciento, para que en el área de competencia todo ese esfuerzo le haga buscar pensamientos positivos para salir adelante en el momento de los nervios, dudas e inseguridades.
En Tokio, dijo, lo único que pasó por su mente fue el sacrificio de haber salido de su casa a temprana edad, recibir el apoyo moral de sus padres, demostrar con su medalla a las personas que le cerraron las puertas que sí tenía el talento y podía lograr el éxito.
