Algunos consideran que el atentado catapultará a Trump en la carrera presidencial, al quedar ante los votantes como un “mártir”.
✍🏽Armando Ríos Piter | POR UNA #SOCIEDADHORIZONTAL ¡QUE ACTÚE!
El expresidente Donald Trump fue objeto de un ataque directo a su persona. Mientras daba un discurso en Butler, Pensilvania, se le vio tirarse al suelo tras escucharse la detonación de disparos y gritos. El candidato del partido Republicano fue sacado del escenario con sangre en la oreja y el rostro.
El Servicio Secreto informó que mató al atacante, identificado como Thomas Crooks, quien se encontraba situado, con un rifle y tirado sobre el techo en la azotea de un edificio. Tras salir del hospital, Donald Trump dijo mediante un comunicado de “Truth Social”: “Supe de inmediato que algo andaba mal porque escuché un zumbido, disparos e inmediatamente sentí la bala atravesando la piel”.
En el preámbulo de la Convención Nacional Republicana, programada para celebrarse entre el 15 y el 18 de julio, la imagen del líder ensangrentado, pero levantando el puño en alto, con la bandera estadounidense como fondo, recorrió el mundo en segundos. La gráfica tomada por el fotógrafo Evan Vucci, quedará para la historia como muestra de lo que fue un intento de magnicidio.
Ante estos hechos, las especulaciones de todo tipo han estado presentes. Algunos consideran que el atentado catapultará a Trump en la carrera presidencial, al quedar ante los votantes como un “mártir”. Otros analistas han intentado sembrar la idea de que se trató de un “autoatentado”. Otros más han enfocado su crítica hacia el Servicio Secreto y los “errores” que impidieron evitar el ataque perpetrado.
Más allá de suposiciones -que esperemos se aclaren en los siguientes días- lo cierto es que indirectamente, este episodio ha incrementado la presión hacia el presidente Biden. El demócrata, después de varias apariciones públicas altamente críticas, enfrenta la presión para dimitir de su intención de mantenerse en la competencia, durante la Convención Nacional Demócrata a celebrarse entre el 19 y el 22 de agosto.
Este atentado y las reacciones subsecuentes, deben llamar nuestra atención hacia lo mucho que esta en juego, rumbo a la elección del próximo mes de noviembre. La competencia electoral estadounidense, no solo es el marco de una extenuante polarización interna en los más diversos temas, sino que podría marcar el destino del Nuevo Orden Mundial que muchos auguran.
Desde su período presidencial entre 2016 y 2022, Donald Trump tomó decisiones que contrastaron dramáticamente con la inercia histórica que caracterizó al “stablishment” estadounidense. La negación del Acuerdo de París, la salida de la Organización Mundial de la Salud, los acercamientos con Rusia, la política exterior para “normalizar” las relaciones entre Israel y algunos países árabes, fueron ejemplo de una lógica distinta de conducir el liderazgo norteamericano en el mundo. Aunque la gran mayoría de los “analistas tradicionales” y medios de comunicación criticaron estas decisiones, unas cuantas voces vieron en Trump una dirección que intentó darle un giro a la inercia que a lo largo de varias décadas, solo benefició a unos cuantos, en detrimento de las grandes mayorías sociales locales e internacionales.
De manera especial, la adopción de una política de abierta confrontación con China, mediante la adopción de una “guerra comercial” abierta, la imposición de aranceles a productos del gigante asiático y la adopción de sanciones contra algunas de sus empresas bandera como Huawei. Una vez que Trump tomó estas decisiones, la posterior llegada de los demócratas a la Casa Blanca no pudo revertir la tensión de Washington con Beiging. El propio Secretario de Estado demócrata, Anthony Blinken, dijo que coincidía con Trump en que China “representa el reto más significativo para Estados Unidos”, toda vez que “el robo de propiedad intelectual, los subsidios ilegales a las empresas chinas” o las transferencias de tecnología forzosas a las que estuvieron obligadas las empresas estadounidenses para operar en aquél país, han sido calificadas como prácticas abusivas.
Además de condenar el hecho ocurrido el sábado pasado, este episodio nos lleva a recordar lo mucho que esta en juego, el impacto global, regional y especialmente -en temas como la relación con China- las consecuencias que esto podría tener para México. Será fundamental revisar con toda puntualidad, los rubros en los que la “superpotencia” enfrenta desafíos. Recordemos que en 2026, el T-MEC entrará a revisión y con ello, se abrirá una oportunidad para renovar el liderazgo del hemisferio entero. Nuestro país y su #SociedadHorizontal deberán estar atentos, involucrarse y buscar incidir positivamente.
riospiter2018@gmail.com